“El INBAL abre sus puertas a la farándula”. Más allá del origen etimológico de la palabra “farándula”, el significado actual de la palabra hace relación a aquellos “que se dedican al mundo del espectáculo, especialmente del teatro”, así que no veo por qué podría estar mal el que el INBAL les abra las puertas de sus teatros. Sin embargo, entiendo el sentido peyorativo detrás de la elección del término, pues el texto en general apunta hacia allá, hacia la existencia de un teatro cuyos hacedores no se entienden ni asumen como “farándula”.

Entiendo el sentido del texto de Denise Anzures (desinformemonos.org, 29 de octubre 2022) y comparto algunas de las preguntas que formula, sin embargo, tengo muchas reservas con algunas de las afirmaciones que hace, afirmaciones que no se sustentan más allá de su opinión.

Dice, por ejemplo, que “estas prácticas…”, refiriéndose a las entregas de premios, “…solo contienen Pirotécnia (sic)…”, que “…no abonan a una cosecha colectiva de nuestro quehacer y sirven solo como instrumento decorativo del entretenimiento que nos devuelven a la forma más banal de la cultura de masas y sus festejos…”. Yo puedo coincidir con el calificativo de banalidad, porque considero que calificar y premiar una ejecución artística es en sí un ejercicio banal. Intentar revestir de objetividad una apreciación que por naturaleza es subjetiva, es y será siempre un ejercicio trivial. Por ende, recibir un premio, debe ser un juego, lúdico e intrascendente. Y considero que la clave para el disfrute de este tipo de eventos radica en saber jugar. El primero en tomarse el juego con seriedad, pierde.

El texto de Denise abre tres preguntas: “¿Cómo se toman estas decisiones? ¿Cuáles son los beneficios para nuestra comunidad? ¿Por qué el INBAL accedió a un show mediático de esta naturaleza?”, dos de estas preguntas no me toca a mi responder, solo puedo aportar que el uso del teatro Julio Castillo estuvo lejos de ser un préstamo, fue una renta, cuantiosa y significativa, la más cara que se haya devengado por un inmueble para una entrega de los premios Metro. Pero sí tengo una opinión sobre la segunda pregunta, sobre los beneficios que un evento así deja a nuestra comunidad: la verdadera apuesta de toda premiación artística es una apuesta de largo plazo y de amplio alcance: incidir favorablemente en la economía alrededor de la disciplina en turno. El Oscar igual que la Palma de Oro tienen por objetivo llevar espectadores a las salas de cine y vender boletos. Los premios teatrales que hoy por hoy existen en México abonan a lo mismo: reconciliar al gran público con el consumo teatral, tarea que me parece noble, o por lo menos, absolutamente benigna.

El texto luego hace un recuento sobre los objetivos y fundamentos del INBAL: “…estimular la producción artística y promover la difusión de las artes”, objetivos en los que, a mi parecer, la institución coincide y comulga con la mencionada entrega de premios, independientemente de si nos gusta o nos parece oportuno el que dicha difusión se de en “…notas periodísticas al estilo TVNotas”.

La acusación más grave que encuentro en esta nota periodística, y la que me lleva a escribir estas líneas, es la que se hace en contra de los productores privados, así, sin especificar qué es un productor privado.

Abro un paréntesis. La misma autora, en mayo de 2021 publica una nota titulada “Se trata de limpiar la casa, no de vaciarla”, en donde hace un importante recuento sobre el desplome del presupuesto institucional para la producción y programación teatral, en la que deja de manifiesto como el presupuesto de la Coordinación Nacional de Teatro se fue de 100 mdp en el año 2000 a 16 mdp en el año 2020. YA NO EXISTEN PRODUCTORES NO PRIVADOS. Nuestros representantes culturales han fracasado estrepitosamente en la defensa del presupuesto para la producción, hoy se reducen a servir de programadores que alimentan los teatros públicos con el trabajo de los
“productores privados”.

En el texto titulado: “Privilegios y otras bondades en el gremio”, con fecha de diciembre de 2019, la misma autora me da la razón: “Las instancias de cultura dejaron a la buena de Dios a numerosos creadores, entre ellos, directoras y directores, dramaturgas y dramaturgos, escenógrafas y escenógrafos, actrices y actores, productoras y productores, etc, que intentan sacar a piedra y lodo sus proyectos con sus propios recursos por una razón muy simple: falta de voluntad política y artística…”. Cierro paréntesis.

En mi calidad de presidente del Colegio de Productores de Teatro represento justo a esos, a los que intentan sacar a piedra y lodo sus proyectos, es decir: a los productores privados. Por lo que categóricamente tengo que rechazar la acusación formulada: “Los productores privados tienen un propósito y es meramente económico, su impulso obedece, sí, al deseo de generar espectáculos de entretenimiento para el público, pero su encomienda es ganar plata.”

Querer que haya público en las salas y vender boletos no es lo mismo que “ganar plata”. Si nuestras ambiciones fueran “meramente económicas” no nos dedicaríamos a la producción de teatro. Los productores privados estamos manteniendo vivo el teatro, tarea nada fácil cuando la institución no hace más que presionar y presionar la almohada para asfixiarlo.

Y en ese sentido apostamos por los premios, porque nos dan una publicidad que no podríamos pagar, porque con sus pasarelas, galas y pirotecnias, con sus musicales, sus Sarah’s Bustani’s, y sus notas periodísticas al estilo TVNotas, los premios Metro y los premios Cartelera de Teatro y los premios ACPT, hacen lo que pueden para tender puentes entre el gran público y las propuestas artísticas de esta amplia, vasta y plural comunidad. Y un espectador, una butaca ocupada y un boleto pagado siempre van a ser mejores que un no espectador, que una butaca vacía o que una cortesía.

Como punto de referencia, el reporte de medios de la entrega de los premios Metro 2022 generó 423 notas periodísticas, las cuales generaron (solo en el mes de octubre) 100 millones 800 mil impactos. Impactos que equivaldrían a una inversión aproximada de 86.3 millones de pesos. Lo dicho: publicidad que ninguna producción podría pagar por si sola. Publicidad que le da visibilidad a toda la industria teatral y que transmite un mensaje claro: la Ciudad de México como destino teatral.

Dice Denise Anzures que: “Un teatro dominado por el aspiracionismo empresarial produce las formas más antiartísticas imaginables y pone en el armario la posibilidad de modificar el estado actual de las cosas, de generar producción estética significativa, y por supuesto, nos imposibilita a acceder a las vías para dignificar la producción independiente…”. Yo creo que ese mal llamado aspiracionismo empresarial no es otra cosa que la aspiración de poder salir a flote de un emprendedurismo artístico teatral, es decir: honorarios dignos, mejores condiciones de trabajo, producciones de calidad, y sí, la posibilidad de generar los suficientes ingresos como para que un proyecto no sea el fin, sino el inicio de una cadena virtuosa de proyectos concatenados y exitosos.

Que también se produce mucha mierda, sí. Que mucho del teatro que se hace está vacío y carente de discurso, también. Pero la institución también produce “las formas más antiartísticas imaginables”, y un sinfín de producciones privadas y/o independientes (habrá que profundizar en las diferencias) generan “producción estética significativa”, y de innegable calidad y profundidad.

Es verdad que el Teatro Julio Castillo es un espacio “tan propio de la comunidad teatral de nuestro país”, y justo por eso, el que ahí haya sucedido la entrega de los Premios Metro 2022 fue un acto de absoluta congruencia y de la mayor pertinencia, porque las más de 1,000 personas que ahí se reunieron también son comunidad teatral.

Por Samuel Sosa
Presidente del Colegio de Productores de Teatro de la CDMX

En respuesta a la nota:

  • Anzures, Denise (29 octubre 2022) “El INBAL abre sus puertas a la farándula”, desinformemonos.org

Otros textos citados:

  • Anzures, Denise (23 mayo 2021) “Se trata de limpiar la casa, no de vaciarla”, desinformemonos.org
  • Anzures, Denise (23 diciembre 2018) “Privilegios y otras bondades en el gremio”, desinformemonos.org
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