Por Roberto Sosa/ Acompaña a su madre Bruja mayor por el bosque, van en busca de una flor que le ayudará a recuperar su salud. Sin embargo no dan con el sitio, Bruja mayor sabe que su enfermedad no tiene remedio, piensa en Pequeña bruja cuando ella muera. La solución es ir en busca de un Ogro que se encuentra atrapado, le propone dejarlo libre a cambio de que deje vivir en su palacio a Pequeña bruja, el Ogro acepta.
En su nuevo hogar Pequeña bruja extraña a su mamá, su soledad se llena con la compañía de un enigmático gato, el Ogro siente alergia por los gatos. Durante una caminata por el bosque, Pequeña bruja se encuentra con una joven Cazadora que Ogro atrapó, rescatarla le traerá problemas, Ogro se la quiere comer, si la libera se comerá a Pequeña bruja, olvidando el pacto que hizo con su madre.
Del dramaturgo canadiense Pascal Brullemans, Pequeña bruja es una historia que aborda temas como la muerte, el abuso y la soledad. El universo mágico de los niños es trastocado con un relato que resalta valores como la amistad, inteligencia y la forma de empoderarse ante una situación adversa. Tres personajes femeninos confrontan a un masculino, es un punto interesante de la historia.
La obra –datos del boletín de prensa- fue nominada para el premio Louise-LaHaye como mejor obra para público joven, y el Premio Michel-Tremblay como mejor obra para todo público, primera vez que un texto es nominado en ambas categorías. Violeta Sarmiento, directora de la puesta en escena, conoció Pequeña bruja durante el encuentro Dramaturgies en Dialogue en Montreal, Canadá, al cual fue invitada en agosto de 2018.
La dirección de Sarmiento refleja su sensibilidad en la creación escénica. El relato lo trata desde una visión que compromete su vocación artística. Pone en sintonía elenco, texto y producción. Fusiona convenientemente los elementos que fundamentan la puesta en escena. La estética de la obra es consecuencia de su gran labor como directora de escena. El resultado está bien alcanzado.
Elenco: Mariana Gajá (Bruja mayor), Paulina Álvarez (Pequeña bruja), Xóchitl Galindres (joven cazadora y narradora) y Abel Ignacio Hernández (Ogro), con este reparto los personajes cobran relevancia, con sus actuaciones la historia fluye de forma convincente. Las brujas están magníficas, el ogro bien representado; la cazadora y narradora se abrazan extraordinariamente al relato.
La estética se fundamenta si la puesta en escena cuenta con un excelente equipo creativo. Esta obra lo tiene: Patricia Gutiérrez diseña la escenografía e iluminación, su trazo es artístico, bien cuidado, las luminarias resaltan los planos que integran cada uno de los módulos que integran el decorado; el diseño de vestuario de Marcela Estrada quien junto con Maricela Estrada (maquillaje y peluquería) conforman un llamativo estilo victoriano –datos del boletín de prensa- con un toque gótico.
Para Violeta Sarmiento la música es esencial en una obra de teatro, la música Mariana Chávez-Lara se encarga de crear las atmósferas sonoras a través de una flauta y un saxofón. Su labor complementa el relato y aporta con su música otro elemento artístico a este atrayente e interesante montaje. A las escenas se adhiere el uso de mudras o gestos con las manos y a través de la coreografía de Sak Nikté Romero, bailarina con técnica odissi de la India.
El espectador que llegue a ver Pequeña bruja se encontrará con una obra que le cuenta una historia bien producida, buenas actuaciones (Paulina Álvarez por momentos utiliza la Lengua de Señas Mexicana) y una excelente puesta en escena que le llenará los sentidos y lo transportará a un universo mágico donde habitan brujas, ogros y cazadoras.
Las funciones son en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque, hasta el 3 de julio, consulta horarios y precios, aquí.
