El Colegio de Productores pidió a las autoridades revisar la operatividad de los estímulos fiscales (Efiartes) y su convocatoria que año con año se ha ido complejizando.  Samuel Sosa, presidente del colegio de productores, hace un llamado al diálogo con la Secretaría de Cultura y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para incentivar la participación de creadores escénicos nacionales que buscan presentar sus proyectos en gran formato.

Al respecto, Samuel Sosa considera que el gremio está bien organizado. “El Efiartes es un programa que analizamos año con año en el Colegio de Productores, nos compartimos dictámenes, evaluaciones, folios de inscripción, entonces tenemos una red de monitoreo sobre las problemáticas que engloba este apoyo”, explicó.

Para el presidente de la mesa directiva del colegio de productores, en los 10 años que lleva existiendo el estímulo fiscal, éste se ha venido complejizando y sus reglas se han vuelto más complicadas. “Hay poca claridad sobre cómo se evalúan los proyectos, cuántos se quedan en el camino por un tema administrativo, cuántos llegan a manos de los jurados, cómo son integrados estos jurados, qué criterios son utilizados, en fin, hay poca claridad en la organización y muchas preguntas no son contestadas”, señala.

Desde su perspectiva, existen dos factores fundamentales que habría que cambiar, por un lado las estrictas y engorrosas reglas de operatividad. Así como la opacidad y discrecionalidad en la evaluación de los proyectos, lo que ha dado como resultado una brecha que deja a un gran número de creadores que cuentan con proyectos atractivos sin una oportunidad para ser conocidos.

El problema no está en la comunidad artística que no sabe armar sus carpetas, el problema se encuentra del lado de la institución que pone cada vez más trabas en su convocatoria”, asegura Samuel Sosa.

El organismo de productores, hasta el momento, solo ha sostenido una reunión con Laura Elena Ramírez Rasgado, subdirectora general del INBAL, y con Daniel Miranda Cano, coordinador nacional de teatro del INBA. La cual, califica el presidente del colegio, como “muy estéril”. Al respecto explica que han sido “los únicos funcionarios que nos han atendido en reuniones cordiales donde su respuesta ha sido el deslindarse de la problemática, afirmando que es la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, la encargada de este estímulo fiscal”.

Nosotros exigimos a la Secretaría de Cultura que obligue a la Secretaría de Hacienda a sentarse a la mesa, porque nunca en 10 años hemos podido agendar una cita con ellos que, con todo respeto, poco entienden de cómo hacer arte y cultura”, señala.

En la visión de Samuel Sosa sobre la operatividad ideal del apoyo, tendría que partir de una convocatoria sencilla. Esto permitiría que, ante la diversidad de las personas que hacen teatro y otras disciplinas, todos contaran con las mismas oportunidades de acceder a este apoyo.

“El otro día nos decía gente del INBAL que justo ellos dan diplomados y seminarios en todo el territorio para que la gente aprenda cómo aplicar a este estímulo fiscal y yo les decía que ya desde allí estamos mal, el que yo como creador deba tomar un diplomado para participar en una convocatoria pública hace quedar mal a la convocatoria en sí. Debe hacerse más accesible para todos”, expresa.

Y agrega: “Actualmente trabajamos en una propuesta de redacción sobre los lineamientos, no es la primera vez que elaboramos una propuesta diferente a la original, nuestro interés únicamente es exigir mayor transparencia en los procesos de evaluación y calificación , en la convocatoria de 2021 se marcó un precedente con el mayor número de proyectos presentados, alrededor de 140 para ser exactos, entonces es importante apoyar más gente creativa que sueña con mostrar su arte”.

De acuerdo con Samuel Sosa, los proyectos son revisados por 12 jurados divididos en grupos de tres, quienes en promedio evalúan 40 proyectos por grupo. “Yo que hago esas carpetas te puedo decir que son sumamente complejas, hay que leer currículums, propuestas de producción, de dirección, esquema financiero, ruta crítica, cotizaciones, contratos, derechos de autor. Me cuesta trabajo creer que tres compañeros con un tiempo muy corto logren revisar a conciencia con cabalidad, justicia y equidad cada una de ellas”.

Agrega: “Se leen a medias, se emiten juicios de valor, es a puerta cerrada con un pretexto de insaculación. Creemos que al cambiar estos mecanismos, más creadores podrán acceder al último oasis del desierto, porque ya no hay convocatorias de esa naturaleza, muchas ya no existen, otras más fueron creadas pero más en función de becas personales, sin el soporte necesario para levantar un espectáculo de gran formato”.

Finalmente, el integrante de la mesa directiva del Colegio de Productores asegura “No nos queda más que seguir intentando y aplicando, no es un afán de pelear ni de confrontar, se trata de ponernos claros en cuanto a la operatividad y cómo podemos revertir esos números negativos para que el país tenga el arte y la cultura que se merece”, concluye.

Por Ulises Sánchez, Fotos: FB Teatro UNAM y cortesía Helénico.

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