Por Alegría Martínez/ Como si el destino de una madre y esposa cancelara la posibilidad de auto realización al ejercer ambos roles, además de trabajar fuera de casa a partir de la llamada liberación femenina que extendió las labores ilimitadamente, la protagonista de La madre Valemadre, huye sin cesar de una persecución sin freno.
La puesta en escena de la obra escrita por Darío Fo y Franca Rame, originalmente titulada La madre pasota, se estrena en México, protagonizada por Omar Olvera con la adaptación y dirección de Antón Araiza.
El monólogo expone la situación de una mujer -partidaria del PRI (Partido Revolucionario Institucional), en su versión mexicana, del Partido Comunista Italiano (PCI) en el original italiano-, madre de un hijo activista de extrema izquierda, que en su afán protector, encuentra la vía de su liberación frente al abuso normalizado de una vida aceptada generalmente como lo que le toca vivir a la comunidad femenina.
El texto subraya, con la gracia, la puntería y el sarcasmo -propios del autor de obras como Muerte accidental de un anarquista, Pareja abierta y ¡Aquí no paga nadie!, entre muchas otras-, el acendrado machismo de una sociedad ciega a la realización y el bienestar de las mujeres, la retrógrada educación sexual, la represión política, la cerrazón religiosa y la falta de una alternativa que permita una convivencia sana y equitativa para todos los integrantes de una familia sin importar su género e ideología.
Salpicada de la sátira y el ingenio que caracteriza la obra de Rame y Fo, la obra hace que el personaje de la Madre confiese a un sacerdote, que se supone escucha tras del crucifijo del confesionario, parte de las aventuras vividas por esta mujer que transita entre el intento de controlar la vida de su hijo y el descubrimiento de sí misma.
Inmersa en el contradictorio juego del significado de la palabra “pasota”, definida como “indiferente a las cuestiones sociales”, la Madre de esta historia comienza a tomar conciencia de las exigencias familiares y sociales impuestas que ha aceptado automáticamente como propias.
La dirección de Antón Araiza propone que el único personaje femenino de esta obra, sea protagonizado por el actor Omar Olvera, también autor y director de la obra Para la libertad, México 68.
Ataviado “de manera estrafalaria”, como lo apunta el texto, con colorida y amplia falda larga, huaraches rojos, blusa ceñida de manga corta, artes, pulseras, mascada a la cabeza, y con excéntrico maquillaje, el personaje -que huye de la policía-, narra a borbotones los obstáculos que ha debido enfrentar hasta el momento en que busca refugio en una iglesia, donde no encuentra la respuesta esperada.
Olvera, también autor de la obra musical ¿Qué Congreso queremos?, estrenada en Francia, deja salir las palabras en cascada, como si se mezclara la prisa por esconderse que siente el personaje, con la del actor ante el estreno de un texto tan complejo y pleno en desafíos como el de Fo y Rame.
La riqueza y dificultad dramática de esta obra tropieza con la necesidad de matices y pausas, con la creación actoral de la presencia del sacerdote que nunca ve el público, pero que sí necesita percibir para nutrir la ficción y la retroalimentación que genera la falta de escucha y el desdén del representante eclesiástico.
Araiza, actor, director y dramaturgo, creador de valiosos montajes teatrales como Bambis dientes de leche, logra crear mediante su trabajo escénico en mancuerna con Olvera, la presencia de una madre ansiosa por compartir su historia y por preservar su libertad amenazada, luego de haber transitado por una transformación opuesta a la vida que había llevado antes de su auto descubrimiento.
Por su parte, la simpatía del personaje creado por Olvera, su comprensión respecto a lo que la Madre acepta haber hecho, así como su postura ante cada uno de los conflictos a los que se ha enfrentado, incluido el modo atrabancado en que ha buscado resolverlos, resultan claros y contundentes en escena.
El desafío del texto de Fo y Rame, sin embargo, propone al actor y al director conseguir la calma y la diversidad de tonos para que el personaje pueda fluir en su desmesurada carrera hacia una plenitud plagada de obstáculos.
Asimismo, requiere proveerlo de la certeza que da la experiencia conjunta para acometer con rigor y veracidad una comedia de esta naturaleza, que el espectador disfrutará más a medida que las funciones avancen, donde verá a una mujer que no sabe rendirse por más que intenten detenerla.
La obra se presenta todos lo jueves hasta el 11 de agosto en el Foro Bellescene, consulta horarios, precios y descuentos, aquí.
