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Una vez más conmemoramos el Día Internacional del Orgullo LGBT+ para dar voz a todas las orientaciones sexuales e identidades de género que, por años, han sido vulneradas en sus derechos humanos por no cumplir los estándares de comportamiento dictados por una sociedad heteronormativa que, en muchos de los casos, impide el desarrollo de las personas que no se ven representadas en su visión.

En este sentido, mucho se ha hablado de la utilización del lenguaje inclusivo en la vida cotidiana, causando polémica por la deconstrucción que implica de una lengua que desde la visión tradicional engloba a todos, y cuyo uso atenta contra su riqueza cultural y no logra el objetivo principal: acabar con la discriminación y los ataques de odio hacia la comunidad.

Para unas personas su uso representa una forma de dar voz a un sector de la sociedad que no se identifica con los pronombres establecidos, refiriéndose a ellos como poco inclusivos y discriminatorios, al no contemplar a los individuos que quieren verse representados a partir del lenguaje.

Sin duda, es un tema controversial y todas las posturas merecen ser escuchadas, por lo que en Cartelera de Teatro te presentamos las opiniones de los creadores Carlos Rangel, Mel Fuentes, Myrna Moguel y Rogelio Suárez, quienes viven este proceso desde el ambiente escénico.

El actor Carlos Rangel, quien recientemente actúo en Solo quiero hacerte feliz y quien ha participado cada año en el montaje La Antipastorela. Jesús, María y José José, asegura que el uso del lenguaje inclusivo en escena es válido siempre y cuando se respete la esencia fundamental del proyecto, pues considera que en muchos casos la vigencia del texto puede contener un mensaje muy poderoso que refleja a la sociedad de manera contundente y la hace reflexionar, sin la necesidad de su uso.

“Sería maravilloso que por utilizar la “E”, pudiésemos en verdad eliminar cualquier tipo de discriminación, cualquier tipo de diferencia, cualquier tipo de homofobia o como quieras llamarle. Lamentablemente no creo que esa sea la solución, no hay otra más que fomentar la educación, la tolerancia y el respeto”, afirma.

“Nos falta muchísimo como sociedad y no hablo solamente de México, sino a nivel mundial. Por ejemplo, en Francia por ley ya prohibieron el uso del lenguaje inclusivo en las escuelas, porque según estudios que realizaron, eso impedía la buena recepción de los alumnos y provocaba confusión. Se dieron cuenta que la asimilación de los conocimientos se habían reducido”, señala.

“Pero, creo que la solución está ahí, en los niños, en ser padres o tutores responsables. Que puedas educar a tu hijo haciéndole entender que todos vivimos en una misma casa que se llama mundo, en donde hay diferentes formas de ser, de sentir, de pensar, de vestir y que todas son respetables, que ninguna tiene mayor valor que otra. El respeto es la base de todo”, puntualiza.

Por su parte, Mel Fuentes, quien acaba de estrenar el montaje Tierra firme, apunta que el lenguaje inclusivo en el teatro sí representa una forma de visibilizar y dar voz a cualquier persona que no se identifique con los roles de género que la sociedad y la industria del entretenimiento se han encargado de normalizar,  y menciona que el hacer que cualquier persona se sienta representada al realizar ciertos cambios al lenguaje es una virtud y no un atentado contra la lengua española.

“Para mí no representa ningún riesgo a nuestro idioma, al agregar o sustituir ciertas palabras por otras simplemente estamos provocando que las personas que no se sienten identificadas con los roles de género que la sociedad ha dictado por años se vean incluidas y sobre todo respetadas, porque lo más importante es eso, el respeto hacia todos”, argumenta.

“Es momento de que todas aquellas personas que no se sienten incluidas se vean reflejadas, en este caso en el teatro y paren de ser invisibilizadas”, comenta.

“Para mí es un gran honor el que, con mi presencia en los escenarios, pueda contribuir a este tipo de representatividad sexual, en Junio en el 93 hago el personaje de Venus, mismo que Alejandra Bogue hizo en el pasado, porque por actrices trans como ella, hoy yo puedo tener mayor acceso en lo que me apasiona, el mundo del teatro, y espero que con mi presencia yo pueda ayudar a derribar estigmas y contribuir a esta apertura”.

Mientras que la performer Myrna Moguel, quien regresará con la obra Cartografías de la memoria, también sugiere que este tipo de lenguaje en el ambiente teatral sirve de apoyo en la lucha por la inclusión. Sin embargo, más allá de este tipo de comunicación, al igual que Carlos Rangel, cree que el cambio real de la situación de vulnerabilidad y la invisibilización con la que viven las minorías comienza con el fomento de respeto en la educación escolar y sobre todo, en el núcleo familiar.

“Translímite Alternativa Escénica es una compañía que dirijo, ahí manejamos pedagogías sobre las artes escénicas.  Por ejemplo, tenemos varias personas que se identifican desde otros lugares y es importante saber cómo nombrarles, como en el teatro y en la sociedad, creo que es algo que tiene que ver en conjunto”, declara.

Sobre su experiencia al abordar el lenguaje inclusivo en escena, la directora afirma: “La penúltima obra que dirigí fue Fierce/Fiera y trabajamos sobre la inclusividad desde distintos rubros hasta dentro del equipo creativo. Esta obra la escribí junto con César Enríquez y la abordamos desde ese lugar, quisimos hacer una obra con lenguaje inclusivo, con equipo inclusivo, más allá de cubrir una cuota”.

“Al nombrar a las personas que no se han sentido representadas desde hace mucho tiempo, se pone en cuestionamiento todo lo que nos acontece socialmente, es decir, si nosotras, nosotres, tomamos desde ese lugar el contexto, estamos también nombrando a las personas que se identifican de cierta manera y no nada más estamos desde una estructura hegemónica donde tenemos que ser de la misma forma y entonces sí hay una discriminación”, argumenta.

“Hablar de lenguaje inclusivo tiene que ver con toda una estructura socio-política que se tiene que reformular y hablando específicamente del teatro, tiene que ver con la educación, la cultura de las artes escénicas están muy enfocadas con la educación no nada más con el divertimento o el espectáculo. Este tipo de lenguaje no es una moda, para estar en conflicto los unos con los otros, sino que realmente es importante. Tiene que ver con una escucha y con una apertura social”, asegura.

Finalmente, para el actor Rogelio Suárez, protagonista de Torch Song y que subirá a escena en Mentidrags, el tema ha generado más controversia de la necesaria, puesto que para él solo se trata de respeto y si la gente a su alrededor quieren usarlo o no, es válido, lo que no justifica una situación de ataques innecesarios entre los que apoyan esta forma de comunicación y los que no.

“Creo que es un tema controversial, yo no tengo absolutamente nada en contra de su uso, simplemente siento que es un proceso y respeto las decisiones de todos. Si me preguntas, quién lo quiera usar que lo use y quien no, también está en su derecho, pero que no se ataquen entre ellos tampoco”, expresa.

“Yo no he tenido ningún problema al vivirlo en escena, porque siempre he tratado de respetar las acciones y las decisiones de mis compañeros en teatro y siempre trato de ser un poco empático en ese aspecto. Quien quiera dirigirse a mí o quién quiera que me dirija con esa persona con cierto tipo de adjetivo, yo no tengo ningún problema”, afirma.

“Algo que nos enseñó la pandemia fue a ser un poco más empáticos y si no aprendimos eso, no aprendimos nada”, puntualiza.

Para el intérprete es importante contribuir al cambio desde cada espacio, en su caso, cree que al llevar a escena historias contundentes que reflejan el problema de la discriminación es una gran herramienta para aportar hacia a una mayor apertura y concientización de la problemática, más allá del que se utilice o no el lenguaje inclusivo.

“Seguimos contando las mismas historias porque desgraciadamente todavía no estamos donde queremos estar y sabes qué es lo peor, que es pura ignorancia. El miedo que tiene la gente y el rechazo al observar a personas libres que tienen la valentía de ser ellos mismos, es pura falta de conocimiento. Es un problema bastante grave, siento que ya hemos avanzado mucho, pero todavía nos falta”, confiesa.

“Nosotros como actores pertenecientes a la comunidad, aportamos cultura, aportamos diversidad, entretenimiento, y sobre todo visibilidad. Contando estas historias se logra un buen cometido, logramos que la gente salga pensando qué es lo que queremos, gente pensante, no borregos, gente que tenga su propia opinión de las cosas y que la pueda expresar libremente, sin temor a nada”, concluye.

Como puedes observar, es un tema que nos atañe a todos, donde la mejor solución es escuchar y ser tolerantes con el otro. Lo más importante es no dividirnos aún más como sociedad y respetar la forma de pensar, sin atacar, pues este día nos recuerda la importancia de la unión hacia un mismo fin, la inclusión en la vida cotidiana de todo aquello que engloba la diversidad sexual, ya que al final todos somos seres humanos cuyos derechos y libre albedrío debe ser garantizado sin importar nada más.

Por Ulises Sánchez, Fotos: Cortesía

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