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Es un hecho que desde muy temprana edad, algunas personas identifican claramente aquello que les apasiona, niños y niñas que cuentan con una sensibilidad extraordinaria para todo aquello que les mueve, debido a que la infancia es la etapa ideal para adquirir y desarrollar talentos y habilidades que en el futuro quizá podrían convertirse en profesiones.

Una vez más ha llegado el día para reconocer y celebrar a todas las infancias de nuestro país. Esta es una fecha ideal para fomentar actividades que incentiven a los menores a emprender aquella búsqueda de identidad, a través de actividades que les inviten a creer en sí mismos y soñar.

No es un secreto que la cultura favorece el desarrollo y nos vuelve mejores seres humanos en la vida adulta. Y en el mundo del teatro, existen grandes creadores que a su corta edad encontraron la inquietud de convertirse en varias personas y contar historias sobre los escenarios.

A continuación la productora Martha Torres de la compañía Animista Teatro, la directora y dramaturga Amaranta Leyva del Centro Cultural La Titería y el actor y productor, Mauricio Roldán Sandoval nos cuentan sobre sus experiencias con el teatro infantil.

La directora de Animista Teatro y de la puesta en escena La peor señora del mundo, Martha Torres recuerda que obras como Papacito piernas largas, Anita la huerfanita y Las leandras con Iran Eory, fueron sus primeras experiencias en el gremio, mismas que provocaron en ella una vocación por el oficio desde el primer instante.

Creo que el primer acercamiento con el teatro no tienes un parámetro de qué pueda haber. Entonces, creo que el hecho de mis primeras experiencias, y ver un teatro espectacular como lo es el teatro musical, llena todas tus expectativas, no te imaginas que pueda haber algo más hermoso”, comparte.

Y agrega: “Hoy en día no soy tan fan del teatro musical, pero en ese momento fue realmente impactante y trascendental en mi vida, tanto así que decidí dedicarme al teatro”.

Sobre cómo fomentar que los niños regresen a los espectáculos de teatro después de la pandemia, la directora asegura que existen diversos factores que impiden que las propuestas de calidad, lleguen a una mayor cantidad de público, escenario donde en muchas ocasiones los dueños de los teatros se guían más por la cantidad y no por la calidad.

Son muchos filtros y si todos hiciéramos nuestro trabajo al 100% esas obras o mejoran o no llegan, por ejemplo, están los dueños de los teatros que deberían hacer una selección más estricta, y cuidar calidad y no cantidad”, declara.

Agrega: “Yo voy a teatros (no siempre tengo tiempo de revisar la cartelera) pero yo sé que siempre hay algo bueno, sino excelente, pero por lo regular su cartelera es buena, es una garantía y el hecho de que en ocasiones no tengas un trabajo de calidad, ya demerita tu espacio. Si también como dueños del teatro seleccionan los trabajos se van haciendo de un prestigio y van haciendo un filtro para que esos trabajos mejoren o no lleguen”.

En cuanto a la oferta que se presenta actualmente en la Ciudad de México, Martha considera que hay de todo, a pesar de que sus actividades en La peor señora del mundo, junto con las clases de teatro infantil que imparte los fines de semana, le impidan asistir con mayor frecuencia a disfrutar de las nuevas propuestas.

Creo que es muy importante respetar al público infantil. Yo respeto muchísimo el lenguaje, eso se ha vuelto mucho más endeble, siento que se ha vuelto a la ligera, hablar con palabras altisonantes, y yo creo que las cosas no se deben de perder aunque los tiempos cambien. Es una forma de respetar a los niños, que no piensen que eso es común, porque si lo hace un adulto en escena es permisible, y en absoluto”, señala.

Y agrega: “También respetar al niño en cuanto te preocupes por tener cierta calidad en cuanto a la producción, obviamente a la historia y las actuaciones, pero he ido a ver escenografías hermosas donde hay un compromiso de parte de los creadores escénicos con los niños, y he ido a ver escenografías donde son de cartón, y se les cae a mitad de la obra y eso a mí como creadora me siento ofendida, porque piensan que todos somos iguales, y puede pensar el público que ese es el teatro infantil y no es la idea. Desde mi punto de vista es sagrado que un niño o un papá vaya a ver tu trabajo, debes cuidar hasta el mínimo detalle”.

Por su parte, Amaranta Leyva, directora, dramaturga y actriz en La Titería, recuerda con nostalgia, que fue una propuesta de una compañía española que se presentó en el Teatro Julio Castillo, la que fomentó en ella la inquietud de dedicarse al teatro.

“Un actor como tal no me acuerdo, me llevaban mucho al teatro. Pero una obra que me marcó y que siempre me acuerdo, era de una compañía española que vino al Julio Castillo que hacían con bailes y música la historia de España, (a mí siempre me ha gustado contar y que me cuenten la historia, como tal). Esa obra creo que se llamaba Dancing, era un elenco gigantesco, era un espectáculo que empezaba desde lo años viejitos en España, la guerra, pasaban por el franquismo, como vivía España presionada y de pronto la liberación, esa forma de contar la historia, siempre se me quedó grabada”, menciona.

Y añade: “Otra obra que me marcó, la vi en Toronto, se llamaba Yo, Claudia. Era una mujer escena que cambiaba de máscaras y era muy impresionante su manera de ir cambiando de personajes, era una niña que va pasando por todas las problemáticas del cambio de adolescencia, las relaciones familiares, y cómo te va llevando de la alegría al llanto, pero desde el punto de vista de la niña y todos los cambios de sus emociones. Pero, lo que era muy bonito, era su manera de contar su propia historia en alusión a “Yo, Claudio” de Marguerite Yourcenar”.

Respecto al tema de cómo podemos incentivar en los padres que asistan con sus hijos al teatro, la creadora confiesa que ésa es una pregunta que constantemente se plantea en su equipo de trabajo, donde su rol de madre favoreció que La Titería se convirtiera en un espacio donde las mamás, papás, tías y abuelos se sientan cómodos y tranquilos para llevar a sus hijos al teatro.

Me pasó muchas veces que atravesaba la ciudad para llevar a mi hija a una obra, llegaba y ya no había boletos, se nos hacía tarde por el tráfico, o no podíamos entrar y era muy frustrante para mí, más que para mi hija, y tampoco había alrededor un espacio amable para estar. Creo que, además del teatro, trabajamos mucho para que La Titería fuera un espacio amable para que valiera la pena llegar al lugar, y lo combino mucho con los espacios comunitarios canadienses, donde viví muchos años, que por el clima hay varios donde puedes estar, no es caro o no cuesta y tienes la posibilidad de conocer a otras personas”, declara.

Si creo que la maternidad y la paternidad, de pronto, puede ser muy solitaria y justo el teatro te ayuda a romper esa soledad, pensar un poco alrededor de la maternidad y paternidad es lo que siempre trato de hacer en La Titería, no sólo es un evento, sino que esté acompañado de otras cosas, para que valga la pena la salida”, puntualiza.

Sobre las propuestas actuales de teatro infantil, Amaranta comparte: “Hay buena variedad. Creo que la calidad ha subido, respecto a la producción teatral, se invierte más en los espectáculos para niños y es un gran avance, porque antes eran como las sobras, incluso, ideológicamente decir: ¡Ah para niñitos, no importa, lo que sea! Creo que las productoras y los que hacen teatro piensan un poco más seriamente en el teatro para niños”.

A mi gusto, siento que todavía está permeando más la línea comercial, pero saliendo de la pandemia tampoco se puede renegar de ello, el teatro está renaciendo, lo que yo aplaudo es la variedad y que ha subido la calidad de la producción”, comenta.

Finalmente, la creadora señala que los pequeños deben acudir al teatro, porque “ahí pueden ver historias que hablan de ellos, de lo que sienten y de lo que viven, no se van a arrepentir”.

Por su parte, Mauricio Roldán Sandoval quien también proviene de una familia inmersa en el ámbito escénico, comparte que el crecer dentro del teatro es algo que lo hace sentir mucho orgullo, debido a que su papá, Fred Roldán (quien falleció recientemente), lo hacía sentir la magia de las historias que llevaba a escena como nadie, y junto con su madre la también actriz Lupita Sandoval, Mauricio encontró el respeto a la profesión y el amor necesario para dedicarse a esta carrera.

Yo nací mamando teatro, gracias a mis papás desarrollé la pasión por el escenario, cuando era niño me gustaba mucho ver a mi papá actuando, siempre me provocaba grandes sonrisas; y bueno, de mi mamá, ¡Que te puedo decir! Me encantaba también verla representar tantos personajes divertidos, en fin, hasta mi casa se convirtió en un teatro”.

Y agrega: “No concibo un mundo donde no haya teatro y donde yo no me dedique a él. Me encanta vivir dentro de esa magia y esas historias, donde también disfruto toda esa estructura arquitectónica del teatro, eso para mí es muy bello”.

Acerca de cómo hacer que los menores regresen a las salas después de un escenario pandémico, el actor asegura que trabajar en equipo es la respuesta, creando redes de apoyo junto con instituciones gubernamentales y educativas, entre otras, con el fin de ofrecer bajos costos en los accesos y que de ese modo, una gran cantidad de niños llenen las salas, conozcan su trabajo, corran la voz y regalarles una experiencia que quizá pueda cambiar sus vidas.

Actualmente, considero que hay muy pocos espectáculos para el sector infantil, siento que existe una gran división de lo comercial y lo no comercial, de lo institucional y lo de lo que no lo es. Creo que con respecto a la gran cantidad de personas que habitamos la ciudad y el país en general, deberíamos tener una gran cantidad de espectáculos para toda la familia”, señala.

Y añade: “Los niños son muy moldeables, entonces esa característica es muy importante porque a través del teatro puedes enseñar muchos valores, puedes volverlos críticos de lo que está mal, lo que es un gran aprendizaje, al tiempo que disfrutan un espectáculo que a lo mejor van a recordar toda su vida”, concluye.

Como señalan estos creadoras escénicos, actualmente existen muchas producciones que apuestan por un teatro de calidad para las niñas y niños de México, propuestas que, tal vez, incentiven en un menor el amor y la pasión por el quehacer teatral, más allá del entretenimiento y la cultura que los espectáculos presenciales ofrecen.

Así que como adultos convirtámonos en agentes de cambio en esta celebración y contribuyamos a que cada vez más jóvenes se acerquen al arte vivo por excelencia y encuentren en él, diversión y aprendizaje a lo largo de la vida.

Por Ulises Sánchez e Itaí Cruz, Fotos: Cortesía

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