Héctor Azar murió en mayo de 2000 y, con ello, el dramaturgo, director, docente y funcionario cultural dejó claro que a él le perteneció al siglo XX y a varios de sus más destacados momentos culturales y teatrales. En 2020 se conmemoraron los 90 años de edad que hubiera cumplido y desde entonces se planteó hacerle un homenaje que, al mismo tiempo, funcionara como la revalorización de un legado teatral que en la actualidad no está del todo ponderado, al contrario del de otras figuras que igualmente contribuyeron a lo que hoy es la escena nacional.

Tras dos años sin concretarlo, en este 2022 sucederá dicho homenaje, a través del Seminario Héctor Azar. Poética y política teatral en México, organizado por la Compañía La eMe de México que dirige Guillermo Navarro, quien a su vez se alió con la investigadora Patricia Chavero del Centro de Investigaciones Teatrales Rodolfo Usigli, CITRU y logró el apoyo de instancias como la Coordinación Nacional de Teatro, la diputada y creadora escénica Ana Francis Mor del Congreso de la Ciudad de México, el Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, así como el Centro Nacional de las Artes, que es el espacio en el que sucederán las distintas conferencias, mesas de reflexión y performances proyectados.

De igual forma, uno de los aliados principales es el Colegio de Bachilleres, ya que esta propuesta surgió del proyecto Historia, memoria y olvido, archivo de voz e imagen de los Talleres de Teatro del Colegio de Bachilleres, el cual busca recuperar el testimonio de aquellos involucrados en las actividades artísticas de los años setenta en esta institución.

El homenaje a Azar resulta una curiosa cereza de pastel para un año de celebración de diversas instituciones, como los 50 años del propio Colegio de Bachilleres, los 50 años del Festival Internacional Cervantino, los 50 años de la creación de la Compañía Nacional de Teatro del INBAL y los 60 años del Centro Universitario de Teatro de la UNAM. En todos ellos, la contribución de Héctor Azar fue fundamental.

En 1972, Azar creó la Compañía Nacional de Teatro, que durante la década de los setenta y los ochenta tuvo una vigorosa actividad gracias a que contó con un elenco estable y con directores invitados. Ese modelo, que se perdió durante los años noventa, fue retomado en 2008 por Luis de Tavira y continúa hasta nuestros días.

El pasado 5 de noviembre de este año, en el Palacio de Bellas Artes ocurrió la celebración correspondiente a las primeras cinco décadas de vida, que incluyó la evocación de fragmentos de las obras más destacadas de la Compañía Nacional, la cual ha recibido a varios de los más destacados creadores escénicos de la segunda mitad del siglo XX y de principios del siglo XXI y ha contado con la presencia, en su elenco estable, de actrices y actores fundamentales de nuestra escena como, entre muchísimos otros, Adriana Roel, Mercedes Pascual, Mónica Serna, Augusto Benedico, Luis Gimeno, Carlos Ancira, Ricardo Blume, Ana Ofelia Murguía, Marta Verduzco, Angelina Peláez, Luisa Huertas, Julieta Egurrola, Luis Rábago, Arturo Beristáin, Rodrigo Vázquez y Érika de la Llave.

Precisamente, con el montaje de la Compañía Nacional de Teatro de Examen de maridos de Juan Ruiz de Alarcón, se inauguró la actividad teatral en el primer Festival Internacional Cervantino, en octubre de 1972. La llamada “fiesta del espíritu”, que desde sus inicios ha unido a las diversas disciplinas artísticas y del espectáculo, tiene un origen plenamente teatral, ya que gracias a la tradición de los Entremeses Cervantinos escenificados desde la década de los cincuenta en las plazas de Guanajuato por el director y docente Enrique Ruelas, fue que se decidió que fuera la tierra donde la vida no vale nada y no en Acapulco, como se pretendía, la sede de un festival de carácter internacional que reuniera a lo mejor de cada género.

En octubre de 2022, mientras Corea del Sur fue el país invitado, la Ciudad de México fue la ciudad invitada para presentar en los teatros y espacios culturales de Guanajuato toda su idiosincrasia a través de conciertos, exposiciones y funciones de teatro y cabaret. Si bien año con año las críticas hacia la curaduría de esta fiesta se han intensificado, lo cierto es que la Ciudad de México resultó culturalmente beneficiada con la presencia de muy diversas propuestas musicales y escénicas.

Volviendo a Azar, su figura es una de las más controvertidas y, tal vez por eso, actualmente es una de las más relegadas, a pesar de haber tenido una influencia notable en la creación y desarrollo de estas instituciones. Se le reconoce como el fundador del grupo Teatro en Coapa, en donde varios estudiantes de la Escuela Nacional Preparatoria de los años cincuenta, como Miguel Sabido y Martha Zavaleta, definieron su vocación teatral.

Fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, director de la Casa del Lago y estuvo al frente -al mismo tiempo- de la Dirección de Teatro de la UNAM y de la Dirección de Teatro del INBA. Fue fundador, en la Ciudad de México, del mítico Teatro del Caballito y del Foro Isabelino -ambos, tristemente ya desaparecidos-, así como de la Compañía Teatro Universitario, el Espacio C y, por supuesto, del Centro de Arte Dramático A.C, CADAC, que sigue formando a las infancias y adolescencias que buscan un entretenimiento y descubren toda una vocación.

Además, Azar fundó la revista especializada en artes escénicas La Cabra. Como dramaturgo, son célebres sus textos Olímpica, Apasionatta e Inmaculada, la cual le escribió a su alumna y actriz Martha Ofelia Galindo, una de las mujeres de teatro y cabaret más exquisitas de nuestra escena.

Azar fundó en 1962 el Centro Universitario de Teatro, enmarcado en los proyectos culturales de la UNAM. Lo fundó como un centro de talleres, actividades y eventos teatrales. Diez años más tarde, el dramaturgo, director y docente Héctor Mendoza retomó el proyecto para convertirlo en una escuela dedicada a la formación profesional de la actuación, apoyado por figuras como Luis de Tavira, Ludwik Margules y Esther Seligson.

La primera generación del CUT ya como escuela de teatro resultó envidiable: las hoy primeras actrices Rosa María Bianchi, Julieta Egurrola, Margarita Sanz y los prestigiados directores José Caballero y José Luis Cruz la conformaron. Desde entonces, muchos son los creadores escénicos que han egresado y que han sido docentes, directivos y directores invitados para crear los montajes con los que cada año egresan las generaciones, convirtiendo al CUT en uno de los espacios teatrales más efervescentes y en constante renovación de nuestro panorama teatral.

Un panorama teatral que, aunque hoy no se enuncia así, mucho le debe, con todos sus claroscuros, a ese “zar del teatro” que fue Héctor Azar.

Por Enrique Saavedra, Foto: INBAL

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