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CUANDO LA LLUVIA DEJE DE CAER: Actrices que devoran la escena



Por Luis Santillán/ “En mi trabajo los personajes no están ahí simplemente para apoyar la historia de otro. En otras palabras, no son propulsores. Cada uno tiene su turno, su momento de revelación o descubrimiento” son las palabras de Andrew Bovell alusivas al montaje, en Uruguay, de su obra Cuando la lluvia deje de caer.

La propuesta del dramaturgo australiano plantea una época distópica donde un personaje recibe lo que podría ser el último pez, mismo que usará para alimentar a su hijo del cual se desprendió muchos años atrás, a partir de ahí se abren líneas anecdóticas que se van a desarrollar de manera segmentada.

La estructura está más cerca de ser coral, es decir, no es importante el desarrollo lineal de un personaje, sino la interacción fragmentada de quienes tienen eco en el contexto del personaje; aquí no es relevante la fortuna del personaje, sino la apreciación y repercusión en un grupo -ese coro- que propicia y padece las situaciones.

La pareja donde las consecuencias de las generaciones previas recaen, abreva mucho de la estructura que emplea Shakespeare en Romeo y Julieta, los amantes no son responsables de sus circunstancias, pero las padecen, ellos son el resultado de acciones que les son distantes, sin embargo, como parte de un equilibrio cósmico, están destinados a un evento trágico, que se anuncia estructuralmente.

Lo interesante de la propuesta del dramaturgo es que ocurre como enlace generacional dentro de su universo, eso permite que el espectador refuerce el vínculo emotivo ante lo que está viendo.

Lo curioso, en contra posición de las palabras del autor, está en que sí hay personajes propulsores, justo eso es lo que sostiene la presentación de situaciones en distintas generaciones. Los eventos se desarrollan por el “cambio de estafeta”, cada generación aporta algo para que la sumatoria sea relevante en el encuentro final de padre/hijo.

La dirección es de Enrique Singer, quien posee las herramientas para construir universos bajo distintos y diversos formatos, en Cuando la lluvia deje de caer usa de manera ágil la presencia del coro para dar continuidad a la información que podría perderse.

El montaje final puede abrir opiniones, podrá ser clasificado como un apoyo melodramático innecesario o bien como la culminación de un tormento que sólo hasta esa acción queda purgado, más allá de quién tenga la razón, lo relevante justo es que hay una apuesta de dirección. Singer le brinda una textura fantasmagórica al texto, vuelve visible el tiempo atrapado en las manías heredadas.

El elenco hace un trabajo muy sólido, empero, destacan las actrices: Cecilia Toussaint y Sophie Alexander-Katz crean al mismo personaje, Elizabeth Law. Toussaint en la versión mayor cuando el hijo decide emigrar, Alexander-Katz en la versión más joven cuando es el padre quien debe emigrar.

Para lograr su cometido es evidente la integración que tuvo que existir entre ellas y la visión del director porque es muy estimulante como se puede reconocer el paso de experiencias difícil para matizar el carácter y evolución del mismo en el personaje de la madre; la aparente frialdad, entereza, llena de contención de Toussaint confrontada con la desesperación de estar en una situación que le rebasa en la línea de Alexander-Katz, y ambas proyectan la solidez de su creación.

Verónica Terán y Tato Alexander crean a Gabrielle York. Terán tiene un trabajo muy interesante con la inestabilidad mental que acarrea su personaje; Alexander tiene a su cargo los elementos de contraste con los otros personajes femeninos, es en ella donde se puede apreciar una posibilidad de futuro sin la carga de quienes le precedieron.

Cuando la lluvia deje de caer es una producción de En Llamas Producciones que ha reunido a un gran equipo en escena para sostener de manera cabal un texto difícil por su exigencia en el desarrollo del tiempo, Singer ha hecho una dirección donde actrices y actores ofrecen una obra llena de emotividad, con buen manejo del ritmo para evitar un tono único, propiciando una experiencia escénica que perdurará mucho más que las lluvias de verano.

La obra se presenta de viernes a domingo en el Teatro Rafael Solana, consulta horarios, precios y descuentos, aquí.

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