Por Alegría Martínez/ “¡Nuestra misión es que la pases a todo dar!” dice el estribillo del primer número de Caperucita ¡Qué onda con tu abuelita! El musical, en el que un ensamble de bailarines ataviados con vestuario de lentejuelas, combinado en negro, blanco y dorado, dan la bienvenida al público.
El cuento de Charles Perrault de 1697, y de los hermanos Grimm, de 1857, nutrieron múltiples versiones de esta conocida historia, como la película mexicana estrenada en 1960, “Caperucita Roja” que tuvo como protagonistas a María Gracia, Manuel “El Loco” Valdés y Luis Manuel Pelayo, cinta de la que se retoman elementos y personajes, trasladados a la actual producción que cuenta con Silvia Pinal en el papel de la abuelita, rol que la actriz alterna con Norma Lazareno y Aída Pierce.
En este espectáculo, la madre de Caperucita menciona la importancia de la familia, habla de la maravilla de ser mamá, de lo pesado del trabajo en el hogar y lo escasamente valorado que es, además de sus responsabilidades y del amor que profesa a su hija y marido, así como de las dificultades de ser mujer.
Caperucita, que en esta ocasión es una hermosa joven, transporta en su canasta, chicharrón en salsa verde, pozole y menudo, en lugar de pastel, miel y mantequilla.
Tras la advertencia del leñador sobre un lobo abusivo y hambriento que merodea por el bosque, la nieta por excelencia, canta el conocido tema “Soy caperucita Roja”, expresa el amor que siente por su abuelita, por el género humano y se hace acompañar de las flores del campo, a cargo de las bailarinas del ensamble.
La llegada del Mapache, el Zorrillo y el Lobo feroz, ataviado con máscara, chaleco rojo y pelaje plateado, -entre jóvenes bailarines que ejecutan un número de acrobacia coreográfica-, toca a la fibra nostálgica del público que reconoce a estos personajes como propios.
Destacada la máxima del tesoro que implica la amistad, además de la canción en que la protagonista canta y señala al color rojo como su favorito y el de la suerte, el momento estelar de la escena con la abuelita se acerca.
La esperada función en la que el público vería a Silvia Pinal de nuevo en escena y por primera vez como parte del elenco de una obra musical infantil, contó con la actuación de Norma Lazareno, quien suplió a la Pinal en el papel de la abuelita. Sin embargo, tres días después, la Pinal salió a escena como se lo había propuesto.
La abuelita de esta versión mexicana y musical del conocido cuento, es una mujer sin prejuicios, divertida y arrojada, que canta y comunica sus gustos, como cocinar, tejer, bordar, consejos de belleza y el uso de la tecnología. Entrona, con sentido del humor y actualizada, esta abuelita se comporta como una mujer que sabe adelantarse a lo que el lobo y sus ayudantes planean. El personaje se impone ante su hija y su nieta y transgrede límites con tal de salvarse y de solucionar su soledad.
Con dirección y actuación de Carlos Ignacio en el papel de El lobo, María Rebeca Alonso y Mary Paz Banquells, alternando el rol de la Mamá, el espectáculo cuenta con la participación del productor Iván Cochegrus, que representa al Mapache, así como con Sergio Saldívar, Rebeca Algarín Christian Salazar, Josué Gandarillas, acompañados por un gran ensamble de actores y bailarines.
Los personajes exaltan con amplia sonrisa los valores familiares, la buena conducta, el respeto y el amor a Dios, a los padres y abuelos, entre coreografías, música y canciones, frente a una colorida escenografía que despliega, como si estuviéramos ante las hojas de un gran libro infantil, un sendero en el bosque, parte de la choza familiar y el interior de la casa de la abuela.
Esta versión musical, -que retoma en fondo y forma el teatro infantil que se hacía en los años 60-, en la que El lobo feroz, el Mapache y el Zorrillo, se insertan en el lenguaje y el comportamiento cotidianos, fuera de cuestionamientos y sobresaltos temáticos, cierra la función con la festiva coreografía del ensamble que invita a pasarla a todo dar.
La obra concluyó su temporada el pasado domingo 15 de mayo en el Nuevo Teatro Silvia Pinal.
