Después de 5 años de exitosas temporadas, Todos los peces de la tierra de Bárbara Perrín Rivemar, bajo la dirección de Alejandro Ricaño Roberto Paredes como director residente, con Gina Martí y Adriana Montes de Oca como protagonistas, llega al Foro Lucerna del Teatro Milán con funciones hasta el 20 de abril.

Se trata de una historia que ha conmovido a diversos públicos, gracias a la universalidad que la dramaturga ha plasmado en la historia personal que Gina Martí le entregó para aliviar el dolor de su experiencia, con el objetivo en común de transformarlo en un montaje lleno de esperanza, incertidumbre, amor y pérdida.

Al respecto, Bárbara Perrín comparte: “Esta es una vivencia personal que Gina me entregó, ella me buscó y es muy gracioso porque me dijo que tenía una buena historia que compartir, a la cual quería que yo le quitara lo triste, lo azotado y que pensaba que yo tenía el estilo o el tono adecuado para hacerlo una realidad. Entonces en ese momento pensé, lo bueno que intensa yo no soy…”, puntualiza entre risas.

Y agrega: “Mi sorpresa fue cuando Gina comenzó a contarme la historia más triste que he escuchado en mi vida, entonces le propuse integrar un tono fantástico. Al ser un relato desgarrador que habla de la pérdida y el duelo, sobre cómo nos enfrentamos a estas historias tan duras en la vida, mi intención era volverlo más accesible con el tema de las sirenas y los monstruos marinos, dándole un giro más liviano sin perder la profundidad de la premisa”.

La dramaturga asegura que siempre ha tenido la fortuna de que durante el armado de alguna obra por encargo, ha resultado alinearse muchas veces a procesos muy personales para ella, en este caso la pérdida de su padre, situación que la unió con la experiencia de Gina en el primer momento.

En este sentido, Gina Martí comparte: “Al principio fue un infierno y un pesar porque no tenía productor, nadie confiaba en mí, todo el mundo me dejaba en visto, pero afortunadamente Bárbara fue una de esas personas que no fue un contacto difícil, fue una persona muy accesible y la química se sintió desde el minuto uno, desde el momento en que confió en mí, hecho del cual siempre voy a estar muy agradecida”.

Continúa la actriz: “Estaba todo puesto, tenía el discurso, claridad, el dinero incluso, cuando Alejandro por fin me dijo que sí, el proceso de producir una obra autobiográfica desde un duelo no fue nada fácil, sobre todo por la sensibilidad y la perversión que Bárbara tuvo de poner en el texto cosas sumamente dolorosas, plasmando la mayoría de mis miedos y dolores maquillados en poesía”.

Y agrega: “Al parecer en escena yo decía cosas muy hermosas, pero para mí resultaban palabras sumamente dolorosas y no solo para mí, teníamos el miedo de que no fuera del agrado del público por esta sensación de llevar a escena algo tan personal porque para mi compañera Adriana Montes de Oca también era doloroso”.

La actriz asegura que durante la parte media de la obra, donde todo comienza a ponerse emocionalmente intenso, no querían ensayar más, como intérpretes olvidaban el texto y señala que todo el equipo se contagia de una energía melancólica. Sin embargo, durante el estreno el público estaba muerto de risa con las ocurrencias e imágenes que Bábara había creado en el texto, trasladadas a la voz de las actrices.

“Todos reían pero ya en la parte media, todo el mundo estaba desecho, recordando su infancia, sus duelos, es tan mágica y universal la historia. Además Bárbara tiene tanta potencia y claridad en la construcción de sus ideas que ya no es mi historia, es de cualquiera que creció y que en su infancia, por más feliz que haya sido, experimentó la sensación de ser incomprendido”, declara.

Y agrega: “Ahora después de 5 años percibo un equipo mucho más maduro, volvimos a estudiar el texto, ajustamos y exploramos nuevas cosas, también estrenamos director residente que ahora es Roberto Paredes, quien ha sido parte del montaje en distintas posiciones anteriormente. Esta obra es tan poderosa en el discurso y en las imágenes que crea, que es fácil perderse entre tantas posibilidades” puntualiza.

Por su parte, Bárbara Perrín confiesa: “No se trata de volver el quehacer creativo terapia, pero sí puede ser muy terapéutico cuando tomas un dolor y lo utilizas en el quehacer creativo de una u otra manera. A lo largo de tantos años he aprendido que entre más te aferres, luches y te niegues al dolor, más difícil es soltarlo y aceptarlo, finalmente se trata de entender que duele y que no se te va a quitar, no se trata de minimizar esa sensación, se trata de hacernos más grandes que eso, el hueco de una pérdida siempre estará ahí pero debemos crecer alrededor del dolor”, concluye.

Todos los peces de la tierra se presenta los martes y miércoles hasta el 20 de abril en Foro Lucerna del Teatro Milán, ubicado en Lucerna 64, para conocer precios y horarios, aquí.

Por Ulises Sánchez, Fotos: Cortesía Producción

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