Si te gustan las historias fuertes, actuales, de esas que logran remover las entrañas, no te puedes perder, Jauría, montaje documental basado en el conocido juicio de “La Manada”, ocurrido en España, hecho que marcó un antes y un después en la legislación.

Esta propuesta llegó a nuestro país de la mano por un equipo conformado en su mayoría por mujeres, situación que le agrega un plus al cuidado y manejo de la historia, dirigida por Angélica Rogel y producida por Óscar Carnicero.

Desde su estreno, la propuesta ha logrado atraer al público, si aún no la has visto, aquí te damos 3 razones para ver esta obra que se presenta todos los lunes en el Foro Lucerna:

1. Basada en hechos reales. La obra nos habla del abuso sexual, una situación que siempre ha existido, que el sistema legal y la sociedad siempre han minimizado, debido a las creencias heteropatriarcales con las que todos hemos crecido. De forma sutil y coreográfica, el montaje nos lleva por los momentos más dolorosos y fuertes que sufre una joven de 18 años, durante una celebración masiva, cuando es atacada sexualmente por 5 hombres y tras hacer la denuncia, es revictimizada de la forma más atroz por los magistrados, tal como ocurre en cualquier parte del mundo, hecho que la vuelve más cercana al espectador.

2. La dirección. Rogel se ha caracterizado por llevar a escena distintas propuestas que buscan incentivar la reflexión en el espectador y esta no es la excepción. El relato no tiene ningún elemento teatral agregado, lo que vemos son las declaraciones reales dramatizadas de todos los involucrados, es ahí donde la dirección juega un papel fundamental, desde cómo se manejan los actores en el escenario, las pausas, así como el uso de los mínimos recursos escénicos que logran un gran resultado al captar nuestra atención desde el inicio de la trama.

3. Las actuaciones. Eduardo Tanús, Antonio Peña, Daniel Bretón, Roberto Beck, Rodrigo Virago y David Calderón León representan a dos grupos en escena, a los jóvenes sevillanos (los atacantes) y a los abogados, quienes interrogan a la denunciante durante el juicio, desde su aparición en escena es inevitable sentir un desborde de testosterona que logra incomodar e intimidar, mostrando las típicas conductas entre un grupo de “machos dominantes”. Por su parte, Ana Sofía Gatica, quien es la única mujer en el escenario, interpreta de forma contundente a los dos personajes femeninos de toda la puesta: la joven violentada y la fiscal que la defiende, sin sobreactuar, ella consigue meternos en la piel de ambas mujeres.

Sin duda es una obra que pone el dedo en la llaga sobre un tema tan recurrente, no sólo en nuestro país, sino a nivel mundial y que no debería de ocurrir, no obstante consigue sembrar un momento de esperanza, al mostrar que por muy difícil que sea el camino, nunca se deben acallar las voces de las sobrevivientes.

Por Itaí Cruz, Fotos: Cartelera de Teatro

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