Por Alegría Martínez/ Liberados de utilizar buenas palabras, de una conducta formal y de una actitud políticamente correcta, los espectadores arriban al Teatro Aldama con la ilusión, en su mayoría, de convivir dos horas con los comediantes que ven en los canales de televisión abierta.
Sobre el escenario los esperan los Mascabrothers, Fredy y Germán Ortega, ante el telón de un cementerio y enseguida un Tenorio enfundado en un traje evocador de la España de Carlos V, rodeado de mujeres esculturales, integrantes de un elenco que invita a su público al desfogue durante casi dos horas.
Fuera de doña Inés, la codiciada ex novicia, -que en esta propuesta en vez de hábitos luce tiara y un ceñido y escotado vestido con brillos, interpretada por Andrea Escalona-, los personajes de Don Juan Tenorio, a cargo de Arath de la Torre, de don Luis Mejía, representado por Daniel Bisogno y de la monja Brígida, a cargo de Julio Alegría, son en este montaje, los únicos pertenecientes a la obra que José Zorrilla, escribiera en 1844.
El cuarteto de legendarios personajes del drama catalogado como religioso-fantástico, se relaciona en escena con el estereotipo de reconocidas personas de la política contemporánea mexicana como “El Peje”, a cargo de Christian Ahumada, “Marcelo” y “Carlos Loret”, interpretados por Pierre Ángelo, además de “Brozo” que representa Julio Alegría, además de Márgara Francisca, creada por Eduardo España y El Indyo Brayan como sí mismo.
Diestros en el albur, los comediantes despojados en escena de toda solemnidad, se congratulan de estar dentro de un teatro donde externan con júbilo que no hay autoridad alguna como la FIFA, y aunque advierten que caerá el telón en caso de que alguien profiera el conocido grito homofóbico por el que han sido sancionados diversos equipos de futbol, el público emite a coro el aullido con brazos y manos al frente.
Los espectadores, incluso los más reacios, que son pocos, dejan escapar la risa cuando “El Peje” hace una indicación imperativa a “Marcelo”, -quien camina con la espalda arqueada hacia atrás y la mirada al cielo-, para que éste se sitúe de pie al lado del tabasqueño, como si fuera una obediente mascota.
El Nuevo Tenorio cómico constata que hay un público ávido de diversión y desparpajo, necesitado de un espacio para brindar con su acompañante, interpelar a los actores y carcajearse sonoramente, sobre todo si desde el escenario recibe mentadas, improvisación escatológica y sketches sobre política nacional.
El ambiente da la sensación de que se ha llegado a una reunión de devotos de la disipación donde casi todo es permitido, incluidos los gustos culposos que pudiera tener algún parroquiano. El doble sentido, lo soez de algunos parlamentos y escenas, la parodia política y las distintas intervenciones, que se completan con frases ágiles, bien resueltas escénicamente, son festejadas gozosamente y sin tapujos, tanto arriba como abajo del escenario.
El imán del montaje se alimenta con temas del día, como el tráfico que impide llegar a tiempo a los espectadores, que enseguida son blanco del choteo, pasando por “la deferencia” que señala al generoso amigo que compró boleto a ocho de sus acompañantes; el acoso en redes por dichos “fuera de contexto” de Arath de la Torre sobre un rito popular papanteco y la participación de Checo Pérez en la Fórmula Uno, entre otros sucesos.
El sketch del Caballero cuervo, con vestuario de conchero, incluido un lustroso penacho con la cabeza del mencionado animal que alude, entre otras, a una actividad sexual mediante dos movimientos de pantomima, es festejado con atronadora reacción por los presentes, mientras que los chistes del Indyo Brayan sobre el niño del Oxxo que se hiciera famoso mediante su pícara exclamación ante un cliente, son recibidos entre aplausos y carcajadas.
El duelo ficticio entre los actores de Televisa y el comentarista de espectáculos de TV Azteca, -que en escena se compaginan de forma idónea-, da lugar a que ambos “bandos” critiquen y le lancen a su “rival” un ramillete de sarcasmos, lo que añade interés, alborozo y festejo a la platea, como si el teatro se transformara por minutos en una arena de lucha libre donde los golpes se sustituyen por frases ingeniosas, con lo que el elenco principal hace gala de sus tablas y su capacidad de improvisación.
Los personajes que los conocidos comediantes han hecho famosos, se sienten como “Pedro por su casa”, igual que Doña Márgara quien deja el escenario por segundos para sentarse sobre las piernas de algún espectador que festeja con risa ser el elegido.
No apto para puristas, en este espectáculo, la aventura humana y romántica, el espíritu religioso y sobrenatural, así como la salvación del mundo, la bondad y la fe que exalta la obra del también autor de El zapatero del Rey, se resumen en dos de los más conocidos versos de la obra de Zorrilla en el actual Libreto de Claudio Herrera y Sergio Sánchez.
Así es como el Nuevo Tenorio Cómico, bajo la dirección de Daniel Chávez, conjuga música, iluminación, vestuario, coreografía, improvisación y textos libres, en una representación que evoca a ratos la carpa, la lucha libre y el cabaret de otros tiempos para a un público que sigue hoy a sus comediantes sin tomar en serio más que la risa.
La obra se presenta de manera indefinida en el Teatro Aldama, de viernes a domingo, consulta horarios, precios descuentos, aquí.
No dejes de recibir en tu correo, Facebook o Twitter toda la información y los estrenos de las obras de teatro de la Ciudad de México.
Donde puedo comprar los boletos
Hola, Marcos! Gracias por contactarnos, esta obra no está en temporada, Saludos.
Necesito saber información de cómo comprar entradas para el Tenorio Cómico, iré desde El Salvador solo por esta obra.
Hola, Judith! Gracias por contactarnos, la producción no ha anunciado una nueva temporada de esta obra para el 2023, te sugerimos estar al pendiente de nuestro sitio, Saludos.