Por Roberto Sosa/ Irene se fue vivir a México, Candela se quedó en España, en la lejanía Irene y Candela continúan unidas, los lazos familiares entrelazan sus vidas. En su pasado existen recuerdos que las vinculan en su temprana infancia. Despertar al sexo fue compartir la intimidad con alguien cercano a ellas: un primo. Irene vio a su primo en todas sus parejas. Ambas guardan y comparten un secreto que las une y separa, el secreto ibérico. “Somos hermanas extranjeras…”.
Irene Repeto escribe, dirige y actúa este unipersonal donde la realidad se abraza a la ficción, su texto narra una historia poblada de recuerdos de ella, su hermana y el primo, relato articulado con personajes ficticios. Indaga su pasado para ponerlo en un contexto actual, el lenguaje escénico lo apoya con videos de Irene niña y su familia en su natal España, imágenes que comparte con el espectador.
En la escritura del texto, contó con la asesoría de Fernanda del Monte -un gran acierto- el resultado es una dramaturgia sólida y bien estructurada. Las etapas de su vida que conforman la historia, detallan los momentos importantes que la protagonista desea exteriorizar. Fernanda e Irene fusionan talento, cimientan una obra que transita entre comedia y drama. El trabajo de ambas dio buen resultado.
Su actuación es interesante, se interpreta a sí misma y se desdobla con otros personajes. Utiliza máscaras, un recurso que le da sentido a su espectáculo. Cubrirse el rostro le quita identidad y expresividad, el peso del texto lo soporta y expresa con lenguaje corporal. Animación que logra en la actuación, canto y danza. El resultado es una puesta en escena bien lograda y bien articulada.
El espectador conecta con el espectáculo desde la emotividad, el relato fusiona el teatro autobiográfico con personajes ficticios. La escenografía es mínima, esto logra concentrar la atención en el trabajo actoral. Los elementos que son utilizados en el montaje enlazan desde lo somático a la actriz con los asistentes.
Mi hermana extranjera, es un texto que habla de dos hermanas, una de ellas se expresa por ambas desde el escenario. Un relato que versa sobre un hipotético abuso sexual cometido por un miembro de su familia, un primo el cual Irene piensa o cree haber tenido una relación amorosa sin la certeza que esto ocurrió con ella o con su hermana. Recuerdo que pierde en el paso del tiempo o quizá extraviado al a mitad del océano, en su travesía hacia México.
Como espectador al ver la obra, uno se encuentra con un trabajo bien acabado, un texto bien constituido que atrapa por la forma de abordar el tema y los elementos que lo integran. Se podrá apreciar el espléndido trabajo de Irene, actriz que sabe y conoce su oficio. Abre su memoria para compartir un pasado donde habitan personajes a los cuales viste, desviste y da forma. Importante destacar la pertinencia del montaje al señalar la violencia sexual en el ámbito familiar.
Se trata de un monólogo que por su naturaleza no es fácil de interpretar, se requiere preparación, rigor y talento, Irene los tiene. Las máscaras van transformando su rostro, se convierte en otra persona, la fantasía cabe en el escenario. El video nos muestra el pasado, su infancia y familia, a sí mismo en su memoria está la presencia del primo, aquel que agitó en las hermanas el deseo sexual.
El vestuario es de Sol Kellan, la iluminación de Aurelio Palomino, bajo la producción La Calva Teatro con funciones en el Teatro Sergio Magaña hasta el 22 de septiembre.
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