Como parte de la esencia que caracteriza nuestra humanidad, la sexualidad ha sido retratada en el teatro mediante historias que exponen diferentes realidades a través de nuestras preferencias, perversiones y patrones de comportamiento, conceptos que nos resignifican constantemente y transforman la visión individual del mundo.

Es sabido que somos seres regidos por el deseo, en muchos casos el impulso necesario quizá para comprender y enfrentar la vida, pero que en múltiples ocasiones se ve vulnerado por falsas creencias y estigmas sociales que durante años han impedido un ejercicio libre de todo lo que engloba la palabra sexualidad. No obstante, en fechas recientes, la conciencia y unión de muchas personas y organizaciones han logrado derribar ciertos preceptos, para que todos tengamos la oportunidad de ejercer una sexualidad informada, libre y con respeto.

A continuación te presentamos tres visiones sobre la sexualidad en el teatro de destacados directores escénicos que con su trabajo expresan algunas de sus inquietudes personales, por medio de historias que por su construcción ofrecen un discurso universal, que incentiva la conversación del tema mediante el entretenimiento.

Para Diego Del Río la profundidad de las relaciones de pareja, representada a través de los encuentros eróticos, motiva la oportunidad perfecta para reconocernos y explorar nuestros patrones de comportamiento que por años han regido la forma de relacionarnos con el otro.

“En la adaptación de Blue Room se retoma una frase que para mí es bastante contundente: Debe haber algo podrido en el mundo si una obra que se escribió hace más de cien años continúa siendo vigente. El texto desnuda ciertos tipos de violencia dentro de las relaciones de pareja, desnuda los roles de dominación, a su vez plantea una tesis sobre quienes somos si cambiamos tanto de persona en persona”, declara.

De acuerdo con Diego, esta pandemia y el encierro ha representado una oportunidad de repensar la cercanía, los encuentros y ese instinto animal que todos tenemos dentro y de qué manera puede regularse esta función mediante el raciocinio.

Y agrega: “Teoría King Kong es un libro sumamente interesante que ejemplifica el punto de vista de la prostitución en el mundo, exponiendo esa opinión burgesa y de doble moral que señala a la otredad sin el análisis previo para conocer qué es lo que realmente nos molesta de determinado comportamiento o elección, y sumado al texto de Blue Room se engloban distintas miradas conformadas respecto a nuestra sexualidad como humanidad a lo largo de un siglo donde convergen y continúan exponiendo los mismos temas del pasado, con las variaciones propias de nuestro contexto actual”, concluye.

Fotos: Cortesía Producción

Por su parte, la directora teatral Pilar Boliver asegura que el tema del respeto hacia las minorías, en específico de la comunidad homosexual, siempre ha estado sobre la mesa pero ha retomado mayor relevancia durante estos últimos años.

“En la pandemia, en mis clases a través de zoom tocábamos constantemente el tema de la inclusión y el respeto, así como en distintos encuentros con personas que han dedicado su vida a la causa y quienes han generado mucho interés y conocimiento al respecto”.

Y agrega: “Ahora que abrimos Los chicos de la banda y que la volví a ver, yo sabía que era necesaria, pero en este momento se volvió más importante e impactante que nunca, se resignificó. La gente la tiene que ver, porque además del talento allí reunido los distintos temas que aborda el texto son de una contundencia brutal”.

A su vez, la intérprete destaca que es gracias a esta nueva apertura que se ha ido generando a través de distintos movimientos alrededor del mundo, y en específico en nuestro país, que las ideas han ido fluyendo y se han transformado en inquietudes por conocer y explorar más sobre nuestra sexualidad, así como el exigir su respeto.

Finalmente, para la directora de Orgullo, Angélica Rogel, la transformación está en las nuevas juventudes, donde los padres deben hacer una reflexión sobre como están educando a sus hijos y eliminar esas antiguas y extrañas ideas donde una niña que disfruta jugar con cochecitos o que goza de la vida revolcándose en el lodo al jugar un partido de futbol, no la convierte automáticamente en lesbiana ante los demás.

“Las actividades que realizamos no tienen que ver con nuestra identidad sexual, a través de los dobles discursos con comentarios como: ¡Ay no tiene nada de malo ser gay!, yo no tengo nada con los gays, a mí me caen bien, yo tengo amigos que son así y son buena onda”, declara.

Y agrega: “¿Porque sería una persona mala onda debido a su identidad y preferencias? Es increíble que sigan sucediendo estas violencias verbales hoy en día. Lo que yo quise retratar en la obra junto con todo el equipo fue el tema de no respetar la vida de las otras personas, el cómo en conjunto social incide sobre la intimidad de los demás, con la conclusión de que si queremos realmente transformarnos a la apertura y el respeto, es dejar de replicar esos patrones de comportamiento, empezar a respetar, comenzando por uno mismo”.

Por Ulises Sánchez, Fotos: Cortesía

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