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México es cuna de la tradición del Día de Muertos, que rinde tributo a la muerte. El dolor y la nostalgia se transforman en fiesta, recuerdos y añoranza propician la reflexión sobre uno de los cuestionamientos más profundos de la humanidad: la volatilidad de la existencia, la impermanencia. En México, través del humor, la sátira, los colores y los sabores, celebramos la muerte para celebrar la vida.

Hoy 1 de noviembre, es una oportunidad de resignificar nuestro nuestra vida y nuestro destino, de trazar nuevos caminos mediante la memoria de quienes se fueron y no estarán más. En nuestras costumbres la muerte y la vida se unen en una danza mítica y ancestral.

En este sentido, son muchas las propuestas artísticas que ofrecen su propia visión de tales interrogantes por medio de la catarsis, el drama, el miedo, el humor y la rabia. En el teatro se generan preguntas colectivas. Las respuestas no son sencillas, pero parecieran decirnos que hay que agradecer, respirar y amar durante nuestro ciclo individual en este planeta.

Leyendas que nos constituyen como mexicanos

Para César Perrín y Eduardo Ordóñez, productores del montaje La Llorona en Xochimilco, es de vital importancia preservar los mitos con los que hemos crecido durante cientos de años a través de la nueva versión de este ya  tradicional montaje. Ahora en formato musical, buscan llevar esas historias a los más pequeños de la casa mediante una experiencia familiar al interior de los emblemáticos canales del Embarcadero Cuemanco para llegar a un escenario construido en el corazón de la enigmática laguna Tlílac.

“Es necesario llevar el nombre de México mucho más alto, que la gente de otros países conozca nuestras historias y el cómo rendimos tributo a la memoria de los que se nos fueron, también es importante transmitir nuestras costumbres a los más pequeños de la casa, pues así es la única manera de continuar haciendo de nuestra bella festividad de muertos un evento respetado a nivel internacional”, comenta Perrín.

Por su parte, Eduardo Ordóñez agradece los lugares donde se desarrollan nuestros mitos y leyendas. “Lugares como este representan la espectacularidad que tenemos en nuestro país, en muchos casos fungen como inspiración de las propias historias, sitios cargados de tanta energía y peculiaridad nos deben hacer sentir muy orgullosos”.

Como mexicanos, ¿realmente nos reímos de la muerte?

Para Antonio Cerezo, creador de la puesta en escena Día de los Vivos, la celebración de la muerte es un mito, comparte la idea de rendir tributo a modo de homenaje a los seres queridos que han partido. Sin embargo, asegura  que el dolor, el drama, la desesperación, la angustia y todos esos factores que engloba una pérdida no representan ningún juego, más aún en un contexto tan violento y convulso como el que se vive a nivel nacional, donde en cuestión de segundos el crimen y la barbarie han arrebatado vidas al por mayor, sin ningún rastro de humanidad.

“Lo que yo quería plantear en la obra era justamente la pregunta de, ¿qué está pasando con los vivos? En la historia los muertos se dan cuenta que cada vez más personas se unen a ellos y eso los hace cuestionarse qué ocurre en la tierra para que vaya en aumento la cifra de muertos con finales tan trágicos”, expresa.

Y agrega: “Es importante analizar nuestras maneras de relacionarnos y cómo vivimos nuestro cotidiano, pues ahora basta observar cualquier red social para notar la creciente polarización social en la que nos encontramos inmersos. Debemos profundizar en la idea de que no tenemos nada comprado, las palabras que se digan en vida al igual que las acciones, es fácil decirlo pero en verdad no debemos perder la conciencia de que la vida se nos puede ir en un segundo, entonces hay que llevar a cabo todas esas acciones y decir todas esas palabras que nos generen bienestar hacia nosotros mismos y con los seres que más amamos”.

Resignificar la muerte para vivir con tranquilidad

Finalmente, el reconocido intérprete Mario Ivan Martínez destaca la importancia de aprender desde niños el rol de la tradición de Día de Muertos, poniendo el tema de la inexistencia, concepto difícil de comprender para ellos en muchos casos y orientarlo a una celebración a la vida y el recuerdo.

“Como habitantes de este mágico país, esta tradición es algo que nos ilumina el corazón con la añoranza del recuerdo de esas personas que tuvieron un rol fundamental a lo largo de nuestras vidas y que gracias a esas experiencias, de alguna manera participaron en la construcción de nuestro presente. Somos afortunados de llenar de color la muerte y contemplar nuestra vulneravilidad a traves del humor y la esperanza”, concluye.

Como verás, en el teatro la muerte y la vida convergen para brindar el importante mensaje de la existencia y lo que hacemos con ella mientras la tenemos. Abracemos, amemos, y digamos todo lo que podamos hoy, con los pulmones llenos de oxígeno y la salud que afortunadamente tenemos, sintámonos orgullosos de nuestras tradiciones y recordemos con paz a los muertos.

Por Ulises Sánchez, Fotos: Cortesía

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