Por Óscar Ramírez Maldonado, Fotos: Cortesía/ El 27 de marzo se celebra el Día Mundial del Teatro, su sexagésimo aniversario. En seis décadas el teatro no había vivido una situación tan dramática. A lo largo de todos estos años, de manera aislada y en distintos puntos del mundo, sucedieron tragedias que cambiaron la vida de miles de personas. Sin embargo, hoy vivimos una contingencia global para la que ningún país estaba preparado. Muchos sectores se han visto afectados, el teatro es uno de los más golpeados.

No obstante, el teatro se trata precisamente de eso, de imaginación y creatividad, de permanencia. En el mensaje por el Día Mundial del Teatro de este año, escrito por la actriz inglesa Helen Mirren, es precisamente la fuerza de quienes hacen el teatro el tema central.

“Este ha sido un momento muy difícil para la actuación en vivo y muchos artistas, técnicos y artesanos y mujeres han luchado en una profesión que ya está cargada de inseguridad. Quizás esa inseguridad siempre presente les ha hecho más capaces de sobrevivir a esta pandemia con ingenio y coraje”, señala la actriz para lanzar después un mensaje de esperanza: “Los seres humanos se han contado historias durante todo el tiempo que han estado en el planeta. La hermosa cultura del teatro vivirá mientras estemos aquí”.

Para conmemorar este día tan significativo, hablamos con Morris Gilbert, Daniel Medina Cano, Boris Schoemann, Samuel Sosa quienes nos relataron los impactos que tuvo de la emergencia sanitaria, los retos y caminos que se abren con la pandemia, la manera en que personalmente han vivido sin teatro presencial y sobre la celebración del Día del Teatro en el contexto que estamos viviendo.

LOS IMPACTOS

En el mundo, los impactos económicos para el teatro han sido enormes. Un dato, tan solo en la temporada 2018-2019 de Broadway, la última antes de la pandemia, la recaudación alcanzó un total de 1,829 millones de dólares; para la temporada 2019-2020, que tuvo que suspenderse el 12 de marzo de 2020, el total de recaudación fue 27% menos que la temporada anterior. La temporada que debería haber iniciado en junio de 2020, simplemente se perdió totalmente.

En Europa, según consigna el informe titulado Reconstruyendo Europa: la economía cultural y creativa antes y después de la covid-19, elaborado para la GESAC (Agrupación Europea de Sociedades de Autores y Compositores) y presentado en enero pasado, las artes escénicas vieron disminuir sus ingresos en un 90%. Para una industria cultural como la europea que, según los datos en el informe, había tenido una recuperación paulatina entre el 2013 y el 2019, con un crecimiento anual del 2.6%, el desplome resulta alarmante.

Mientras que en nuestro país, los productores han venido señalando reiteradamente durante los últimos años una crisis en el sector, los impactos que ha causado la pandemia son simplemente desastrosos.

Si bien, en México no se tienen cifras claras de la dimensión de las pérdidas. Hasta septiembre de 2020, según cálculos de la Sociedad Mexicana de Productores de Teatro (Teatromex) las pérdidas podían ir de los 270 millones de pesos a 418 mil 500 millones de pesos (Excélsior, 23 de septiembre de 2020).

En este sentido, el productor Morris Gilbert señala que más allá de las cifras, que son “aterradoras”, hay que ver lo que en realidad significa el cierre de los teatros por tanto tiempo, “nosotros hemos dejado de dar algo así como 1200 funciones. Lo que eso significa es brutal”. Lo que se ha perdido, y “lo que hemos dejado de hacer en este año es inconmensurable”, señaló el productor de Ghost, que reestrenó este jueves 25 de marzo.

Por su parte, Daniel Medina Cano, coordinador Nacional de Teatro del INBAL, indica que no se tienen cifras concretas de las pérdidas, pero éstas podrían ser del 90%, o incluso más. Consideró que el comportamiento de la pandemia y el semáforo epidemiológico escalonado son parte de los factores que han hecho que no se tenga una valoración completa de la afectación, pero lo que es claro, dijo, es que “para el sector cultural no solamente ha significado la crisis de no poder abrir los espacios para que los creadores realicen su trabajo, sino que nos ha puesto en evidencia una serie de precariedades del sector, hablar de prestaciones de tipo social, seguridad social que no se han logrado construir, entretejer entre las instituciones y el sector cultural”.

Mientras que para Boris Schoemann, director artístico del Teatro La Capilla, la situación es “extremadamente difícil y va a tardar mucho tiempo en restablecerse completamente”. En este sentido, explicó que la apuesta del teatro que dirige es abrir en estos momentos que el semáforo epidemiológico lo permite, sin embargo, acotó, “el público en general, como lo llamamos, mal llamado, porque son muchos públicos distintos, creo que todavía está pensándolo un poco y también necesitará reponerse emocionalmente y económicamente antes de poder regresar al teatro”.

LOS RETOS

Samuel Sosa, presidente del Colegio de Productores de teatro, considera que después de la pandemia la labor de la asociación que dirige será la que siempre han desempeñado, procurar fuentes de empleo para los integrantes de la comunidad. “Yo creo que el trabajo es claro y creo que la línea es clara por la parte que nos toca. Por la parte que no nos toca, igual tratamos de incidir; es decir, hay espacio para que las autoridades atiendan al sector, cosas que transitar con las autoridades y nosotros estamos también tratando de llevar esta convicción con ellos, sin mucho éxito, pero no hemos dejado de intentarlo”, apuntó.

Entre los retos que planea la situación estará el que artistas y espectadores exijamos congruencia, explicó Sosa, “porque lo que está en juego son nuestros derechos culturales. Somos un país en donde un año se promulga la Ley de Derechos Culturales y al siguiente año se recorta el presupuesto de cultura. Somos un país profundamente incongruente e ignorante de las necesidades del público y de los artistas, y creo que si no resistimos juntos espectadores y creadores no vamos a volver a levantar el vuelo”.

Precisamente sobre estos temas, Daniel Miranda considera que la institución que encabeza tendrá, con miras a la recuperación del sector, el papel de articulador para convocar al diálogo, la construcción y la unión de un sector que ha tenido ante la pandemia una gran resiliencia. Otra de sus labores, dijo, será generar condiciones, oportunidades y ofertas para que las poblaciones puedan empezar a ejercer nuevamente sus derechos culturales y ejercerlos de la manera más plena posible, entendiendo que es uno de los pilares del desarrollo cultural. En este sentido, Miranda Cano consideró que ese será el gran reto, “el regreso a la presencialidad, y que deje de ser un riesgo para los creadores escénicos mostrar su trabajo”.

Para Schoemann los retos son económicos e incluyen el sostener espacios que no están generando ingresos. “Hemos tenido que repensar nuestra manera de funcionar a nivel organizativo, a nivel económico, y estamos en esto todavía. Porque es bastante aterrador saber que todavía vamos por uno o dos años en una situación extraña”, dijo, y explicó que existen muchas puestas en escena en espera de un espacio para presentarse, pero también muchos grupos y compañías que se desintegraron, “hay que reconstruir todo esto. En el teatro es muy largo y es muy difícil construir, y es muy fácil tirar de un día para otro un proyecto”.

Asimismo, el director y dramaturgo, consideró que entre los retos están el descentralizar y abrir la programación La Capilla lo más posible al gremio para apoyar a las jóvenes compañías.

Por su parte, Morris Gilbert señala que, como resultado de esta crisis, espera que el público valore más al teatro que antes, “hemos aprendido todos lecciones durísimas en este año tremendo y las cosas no están ahí para siempre, nosotros, ni el teatro ni nada. Espero honestamente que la gente vaya mucho más al teatro que antes, eso es lo que necesitamos, público en las butacas para poder existir los teatreros”.

Sobre la labor que tendrán que cumplir los productores en la reactivación, Morris consideró que deberán seguir haciendo su labor, “seguiremos manejándonos con la neurosis de siempre, siendo muy soñadores y realistas al mismo tiempo y eso es lo que estamos haciendo”.

 

CAMINOS QUE SE ABREN

En este contexto, en La Capilla se han presentado transmisiones en vivo y también trabajos ideados exclusivamente para video, “creo que todo es válido, porque cada uno estuvo en una búsqueda, en una investigación de buscar cómo sería la mejor manera de desahogar su trabajo a través de las redes”, señala su director.

En este sentido, Schoemann destaca que, para Los Endebles, compañía que dirige, se han abierto puertas para que los conozcan en otros lados, “muchas de las obras que hemos presentado en esta pandemia han sido vistas en otras ciudades, en otras latitudes, y eso, la verdad, sí da gusto, reencontrarse con público que no conocías, que no sabías que estaban interesados en verte, aunque vivieran muy lejos. Hemos recibido muchos grupos de los estados también, lo cual ha sido también muy satisfactorio poder conocer tanta gente involucrada en el quehacer teatral a lo largo y ancho del país”.

Con esta visión concuerda el coordinador Nacional de Teatro, quien considera que “se abren muchas oportunidades, una de ellas es el acompañamiento de la tecnología. Me parece que a partir de este momento se dinamizó la presencia de la tecnología de una manera muy violenta, pero que ahora podrá servir como un ejercicio complementario en los procesos creativos”.

Por su parte, Samuel Sosa estima que debido a la inventiva y capacidad del artista teatral el teatro no peligra, “lo que vamos a ver en los próximos meses es un nacimiento de un teatro distinto, de un teatro de crisis, de un teatro pobre. Creativamente creo que va a estar bien, económicamente es dónde veo que la recta va será muy inclinada […] Entonces, por un lado, creo que el teatro per se y la experiencia escénica y la creatividad de los compañeros siempre va a estar, pero es la economía a la que le va a tomar mucho, mucho tiempo recuperarse. Más si dejamos todo el esfuerzo a la comunidad”.

EL DÍA MUNDIAL DEL TEATRO

Sobre el día Mundial del Teatro nuestros entrevistados tuvieron visiones contrapuestas, para Medina Cano esta fecha siempre ha sido un momento muy simbólico, el cual este año coincide con la reapertura de espacios. Consideró que esta carga simbólica estará acompañada este año de mucha emotividad debido a las pérdidas de humanas y de espacios teatrales, y a la perspectiva de volver a estar juntos: “El Día Mundial del Teatro siempre ha sido un espacio que nos convoca a los teatristas no solo a la reflexión, sino también a la reunión alrededor del teatro”.

Para Samuel Sosa, en cambio, la llegada del Día Mundial del Teatro llega en un momento en que la industria está pasando su peor momento y las personas que se dedican a las artes escénicas se encuentran muy limitadas. En este sentido, consideró que si algo hay que celebrar es la resiliencia del gremio teatral: “Yo veo con mucha tristeza la llegada del Día Mundial del Teatro y siento que estamos en un punto muy complicado para tener algo que celebrar”.

En tanto que Schoemann apunta “el teatro renace de todos modos, de cualquier evento histórico trágico, y eso lo hemos visto a lo largo de los años, entonces creo que, más bien, es cuestión de nosotros insistir en la importancia del teatro para la sociedad”.

Por su parte, Morris Gilbert reconoce que a pesar de que sea un día más, es una ocasión para festejarse, “celebro mucho que lo celebremos y que sea con los teatros abiertos, por supuesto mucho más motivo de celebración”.

REGRESO A LAS SALAS

Sobre la vuelta del público a los teatros, Morris Gilbert destacó que: “Tenemos que cuidarnos, pero tampoco podemos dejar de vivir, entonces hay que encontrar el justo medio”. Al respecto, Daniel Miranda subrayó que el público puede tener la certeza de que se está trabajando para generar teatros seguros y sin riesgo de contagio y agregó, “el teatro es un espacio muy importante en nuestras vidas y que entendemos que también para ellos lo es. Esperamos volver a encontrarnos lo más pronto posible”.

La Organización Mundial de la Salud, desde hace años considera que el teatro es una herramienta eficaz para la promoción de la salud; apenas en noviembre de 2019, por primera vez, la organización recomendó considerar a las artes y el teatro dentro de los sistemas sanitarios, por su importancia en la salud mental de las personas. La pandemia ha sido un obstáculo para el desarrollo de las artes escénicas, pues éstas son, por naturaleza, convivales. Sin embargo, se deben buscar las formas de lograrlo.

En este sentido, Boris Schoemann consideró que mucha gente ya está ávida de teatro: “Para nuestra salud mental es muy bello ya volver a acudir a maravillarse, a escuchar historias que nos remiten a lo que está sucediendo hoy día o que nos llevan a otros mundos, a otras épocas, porque de eso nos vamos a nutrir para sobrevivir y sobrellevar este momento tan terrible de encierro”.

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