Este jueves 2 de diciembre llega a los escenarios, Sola en la oscuridad, propuesta que buscará llevar a los espectadores por un vaivén de emociones, a través de una historia impregnada de misterio, intriga, secretos y traiciones, protagonizada por la reconocida actriz Itatí Cantoral.

Esta semana toca el turno de conocer el proceso creativo detrás del diseño de vestuario, tarea que estuvo a cargo de Estela Fagoaga, quien cuenta con una Maestría en Moda y Mercadotecnia en la Universidad Anáhuac.

Estela es diseñadora de Modas egresada de Jannette Klein Fashion Design School y tiene una especialidad en diseño textil por la Escuela de Diseño del INBA. Formó parte de la Compañía Nacional de Teatro, coordinando el vestuario de 43 puestas en escena.

Entre sus trabajos más destacados se encuentran Hello Dolly!, Ghost la sombra del amor, Billy Elliot, Éramos tres hermanas, Otello, El vestidor, Niños chocolate, Noche de reyes, La comedia de las equivocaciones, El atentado, El diccionario, La expulsión, La dama boba, El corazón de la materia, Tío Vania, Pasión, El mercader de Venecia, La tequilera, La divina Ilusión, Buenas personas, Seminar, A 8 columnas, La tía Mariela y Titus.

Aquí sus palabras

Hablar del diseño de vestuario de una obra de teatro es referirse a tres puntos de partida que se interrelacionan y que hay que considerar a profundidad.

Antes que nada: lo que la historia pida, esto es de qué trata, en qué época está ubicada, qué plantea el autor. Por lo que hay que leer muchas veces para entenderla a profundidad.

En segundo lugar el montaje mismo, con el equipo creativo, empezando por el director; es él quien marca la pauta para el trabajo de todos los demás, y que siempre debemos estar coordinados. No por nada se habla de equipo creativo. Los colores, formas, diseños del vestuario que yo haga tienen que estar en conjunción con los del escenógrafo, el iluminador, el maquillaje… ¡todo!

No se trata de competir para que lo que tú haces destaque sobre el resto, sino de complementar, de construir un todo armónico, que sirva a la obra.

Y finalmente, el tercer elemento, es el elenco. No puedo diseñar en abstracto, sino en función de cada uno de los actores: su cuerpo, su cara, su estatura, su color de piel, su complexión…

Por ello, diseñar un vestuario es un proceso que arranca con una investigación, y se va construyendo paso a paso, tomando en cuenta los tres pilares anteriores.

En el caso de Sola en la oscuridad ha sido un proyecto fascinante porque siempre me emociona mucho sumergirme en una época distinta a la que vivimos. Aquí estamos hablando de finales de los años 50 y principios de los 60, en Nueva York. Una etapa de grandes cambios en el pensamiento, la vida cotidiana y que evidentemente se reflejan en la moda.

Habían pasado apenas unos cuantos lustros del fin de la II Guerra mundial, y Estados Unidos estaba volviendo a la normalidad, pero con sus valores trastocados y se estaban construyendo unos nuevos. Por ejemplo, hasta entonces la ropa había sido mucho más formal, especialmente para los hombres, y en aquellos años comenzaron a permitirse ciertas libertades que antes hubieran sido inimaginables.

Para lograr estos diseños he tenido la suerte de que hay miles y miles de imágenes en la red, que he podido consultar, estudiar, analizar y de ahí salen cada una de las prendas que se ven en escena.

Algunas, pocas (por ejemplo: las calcetas que usan las niñas) las he podido comprar. Las encontré en una bonetería del centro. ¡Y me llevé todas las que había!

Otras piezas, por ejemplo el vestido de la protagonista, tuvimos que generar nosotros el estampado, con serigrafía, porque esos colores y diseños ya no existen en el mercado.

Así, cada uno de los trajes, tiene su propia historia, que para mí es fascinante, y que me hace seguir enamorada de esta actividad tan rica y tan de conjunto que es ayudar a nacer una obra de teatro.

¡Vengan a disfrutarla!

Por Estela Fagoaga, Fotos: Cortesía Mejor Teatro

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