Hace una semana comenzamos a compartirles una serie de textos denominados Diarios de producción una recopilación de apuntes escritos por la producción que está detrás del thriller Sola en la oscuridad, la nueva propuesta de Mejor Teatro.

La semana pasada publicamos el texto de Morris Gilbert, quien funge como productor de la obra, y Adrián Martínez Frausto, encargado de la escenografía. A continuación toca el turno de Víctor Zapatero, responsable de la iluminación.

La carrera de Zapatero como iluminador abarca principalmente danza, teatro y ópera, y en 2010 fue seleccionado como Director de Iluminación en el Festejo del Bicentenario. En teatro ha formado parte del equipo de producción de los montajes de El hombre de La Mancha, premiada como el Mejor diseño de iluminación en una obra musical en los Premios Metropolitanos de Teatro, así como Privacidad y Macbeth. Colaboró también en el montaje Omphalos, y su más reciente trabajo se puede apreciar en la puesta en escena del Teatro Insurgentes Blindness.

Aquí sus palabras:

La oscuridad presente en el discurso visual

Uno de los retos principales en el diseño de iluminación consiste en cubrir de luz cada área donde se sitúan los personajes dentro de la escenografía. Cada espacio tiene sus propios retos y en este caso tiene que ver con un espacio con poca altura y por lo tanto los ángulos de luz son complicados. Los espacios con alturas mayores ofrecen mucha distancia y áreas libres para que el haz de luz viaje libremente hasta llegar a su objetivo, pero en este caso, por tratarse de un sótano, no hay tanta flexibilidad y la posición de cada una de las luminarias debe ser calculada con mucha precisión para que pueda cumplir con su objetivo. Para calcular cada una de las posiciones me auxilio con programas de visualización donde se observa la luz que emite cada aparato dentro del espacio y así visualizar las áreas luminosas y las áreas oscuras.

La trama se desarrolla dentro de un departamento principalmente durante un atardecer y un anochecer. La luz debe ser muy diferente en cada una de estas escenas, como sucede en nuestros espacios cotidianos donde la luz del sol entra por una ventana en algún momento y al anochecer podemos adivinar la luz de una farola exterior y la calidad de la luz interior se vuelve más íntima y suave con el uso de lámparas interiores.

Las áreas oscuras también son parte del discurso visual. En esta obra, como el título lo indica, la trama se desarrolla en un espacio habitado por una mujer ciega. La oscuridad debe estar presente en el discurso visual para que los espectadores comprendan la misma sensación que vive la protagonista, quien al final de la obra se adueña de la situación, cuando el departamento queda totalmente a oscuras.

Por Víctor Zapatero, Fotos: Cortesía Mejor Teatro

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