Cuando tenía 25 años, Bianca Marroquin fue elegida como la ‘Roxie’ más joven de Chicago, musical que llegó a México en 2001 y que sirvió como plataforma para que la actriz, nacida en Matamoros, Tamaulipas, fuera invitada a los escenarios de Broadway.

Ambientado en los años 20, en la época del jazz, este montaje se enfoca en Roxie Hart, una actriz que sueña con ser famosa y dejar atrás su humilde vida. Luego de matar a su amante, ella es llevada a la cárcel, donde coincide con la famosa Velma Kelly, con quien competirá por la atención del abogado Billy Flynn y de la prensa sensacionalista.

La obra, con música de John Kander, libreto de Fred Ebb y Bob Foss, y con icónicas coreografías de Foss, estrenó por primera vez en 1975, para regresar a Broadway en 1996, año desde el cual ha continuado en el escenario de Nueva York (con excepción de los meses de cierre por pandemia), convirtiéndose en el musical estadounidense de mayor duración en la historia de Broadway, y que cumplirá su 25 aniversario.

A la par, el 24 de octubre Bianca celebrará 20 años de ser parte del proyecto, logro que festejará como titular de la obra en Broadway, pero ahora como Velma, papel que asumió apenas en septiembre.

Desde Nueva York, la actriz nos cuenta en exclusiva sobre este nuevo reto y cómo ha sido reencontrarse con el público tras la reapertura de los escenarios.

¿Qué dirías que te ayudó a sobrellevar la pandemia? ¿Cómo te mantuviste cercana al teatro aun sin estar sobre los escenarios?

Fue impresionante cómo todos nos acoplamos y aprendimos cosas nuevas, tanto para sobrevivir, como para mantener vivo lo que amamos. Por ejemplo, hice un workshop de dos semanas en las que tuve que tuve que aprender a usar Garage Band (un programa para crear música y podcasts), y grabarme con equipo de iluminación y todo para que después se editara y se presentara un proyecto. También participé en varios conciertos virtuales, que también se editaron -porque las estrellas de esta pandemia fueron los editores-. De esta manera pudimos seguir conectando.

También di conferencias, Master Classes, pláticas con universidades, porque la pandemia nos obligó a parar, a hacer una pausa y con ello tener tiempo para conectar con alumnos, con aspirantes a actores, y si de alguna manera yo podía compartirles mis experiencias, e historias que pudieran ayudarles, que se llevaran algo. También di clases de danza para mantenerme creativa. Y toqué piano, de alguna manera no paré; digo, no estuve en un escenario ni tampoco físicamente con el público, ¡pero se le sacó jugo al internet y la computadora! A nivel personal también pasé mucho tiempo con mi esposo, con sus hijas. ¡Y aprendí a cocinar! Que me resultó terapéutico. Me volví hogareña y me dediqué a mi casa y a mis plantas.

Cuando los teatros reabrieran ¿Imaginaste volver a Chicago, y que regresarías ya no como Roxie sino como Velma?

La idea de regresar cruzó mi cabeza, me preguntaba si me hablarían, porque después de pandemia a lo mejor los productores querían traer a celebridades, big names, para traer mucho público. Pero de repente me llegó el email donde me preguntaban si quería regresar a Chicago pero como Velma, así tal cual. Entré en shock un poquito, y le dije a mi esposo: ‘OMG’, pero acepté de inmediato porque sería un reto, sí, pero un reto delicioso…

¿Cómo te preparaste justamente para este nuevo desafío luego de dar vida a Roxie por 20 años?

Velma es muy distinta a Roxie. De repente me paso a este personaje que durante años me pasé viendo, admirando y respetando. Siempre me sentí orgullosa de todas ‘mis Velmas’ y nunca me imaginé que yo iba a estar haciendo a ese personaje algún día. También debo decir que es confuso tener a Roxie delante de mí, regresar al show con otro sombrero.

Velma requiere otro tipo de compromiso actoral, dancístico y vocal; el grado de dificultad es más alto por los brincos, las patadas, el número de la silla (“When Velma Takes The Stand”) en donde todo tiene que estar muy medido, porque si no le calculo, o me caigo o me pego. ¡Ya estoy llena de moretones! Pero eso, a la vez, siendo bailarina está fregón, lo agradeces.

¿Cómo fue tu trabajo con el director, Walter Bobbie, para crear tu propia Velma y qué has descubierto de la obra desde esta nueva perspectiva?

Me siento ‘graduada’, porque a mi Roxie por momentos la hacía infantil, vulnerable, divertida, eran como las olimpiadas actorales. Velma requiere mayor madurez porque ella empieza arriba, en “All That Jazz” entra con seguridad, y mando.

Walter me permitió darle a Velma un lado un poco más cómico, un balance entre la confianza de una estrella establecida y momentos de comedia para caerle bien al público. Cuando ella está tratando de convencer a Roxie, o al abogado Billy Flynn, muestra su lado encantador, manipulador, pero con personalidad juguetona, y también deja ver vulnerabilidad cuando Roxie la rechaza; ella debe tragarse su ego, y me gusta ese mensaje, cómo aprende a tener los pies en la tierra y va creciendo, además de su lado físico, porque es un reto más complicado que agradezco a esta edad…

En ese sentido, te vimos en el escenario en absoluta forma vocal y corporal. ¿Cómo te entrenas y cómo -lo digo con sincera admiración- mantienes ese cuerpazo?

¡Ay, mamá! Muchas gracias, lo tomo como un gran cumplido porque regresando de pandemia hubo que recuperar la forma, ensayar mucho y cambiar mi ritmo alimenticio, y todavía no siento que logro llegar hasta donde quiero, pero estoy fuerte y tengo buena condición física para lograr lo que Velma requiere.

Para entrenar corro, voy al gimnasio, hago ejercicios físicos, terapia y acupuntura, porque no creas, paramos por muchos meses y mi pompi me dijo: ‘estoy enojada contigo’, y mi cadera: ‘no me caes bien’ y mi rodilla: ‘auch’. He tenido que ser muy consciente, además de pasar tiempo sola, pero mi familia lo comprende y me ha dado ese espacio para sacar adelante el reto que implica Velma, porque todo el tiempo tengo que estar atenta y no distraerme ni un segundo.

Además cada función tengo que estar en movimiento continuo, mantenerme caliente aun fuera del escenario, hacer ejercicios y estiramientos para las patadas, bailes, todo para no lesionarme.

¿Imaginaste seguir en la obra tras 20 años de haber entrado por primera vez al proyecto?

¡El 24 de este mes son 20 años! Fíjate que Hugo Hernández, a quien quiero mucho y quien ahora lleva la prensa de Mejor Teatro, me hizo una entrevista en esa época, cuando yo tenía 25, y le dije: ‘lo bueno de que me contraten ahora de Roxie es que me queda mucho tiempo’, porque el casting requiere mujeres entre 35 y 47 años de edad y yo fui la Roxie más joven de la historia, a los 25, y que a ver si en 20 años podía seguir haciendo la obra. ¡Y mira!

¿Cómo has cambiado tú en este tiempo y cómo sientes que ha cambiado la obra?

Antes alimentaba a Roxie de mi pasión, energía, de mi hambre del escenario y de la danza, pero fui creciendo. En mis conciertos decía que lo único constante en mi vida era Roxie Hart, porque con ella exploré, maduré, porque antes yo no cantaba como ahora, mi entrenamiento era más dancístico que vocal.

Luego me pasé a Broadway, me fui dos años de gira con la obra y regresé a Nueva York con 8 funciones a la semana, y en ese tiempo me pasaron cosas como la muerte de mi madre, mi divorcio; maduré como mujer y como ser humano, por eso siento que ahora que me dan a Velma estoy lista, porque ella requería de otra madurez, esa seguridad que solo te dan los años y las tablas, porque tiene mucha responsabilidad desde esa entrada, de las más icónicas de Broadway, cuando sale del elevador. Poder ser parte de esa lista de mujeres, junto con Bebe Neuwirth, Chita Rivera y Ruthie Henshall, que han hecho ambos roles, y el reto continúa.

La obra celebra 25 años, ha estado en diferentes países, idiomas, y sigue habiendo gente que ha cometido crímenes que son destacados por la prensa y que se convierten en celebridades, que moralmente es equivocado, pero lo seguimos viendo; es una crítica al sistema. Chicago es una obra que ha tenido mucho éxito sin tener mucha escenografía, efectos, helicópteros o cambios de vestuario, estamos ahí solo los actores, crudamente con nuestros talentos, por eso creo que tiene tanto éxito, ¡y que nos vamos a morir todos y va a seguir Chicago!

¿Cómo ha sido reencontrarte con el público de nuevo luego más de un año del cierre de los teatros en Broadway?

Fue un reto, porque la verdad quería llorar junto con el público, cuando estaba por salir, abajo en el elevador, escuchaba a la gente, y cuando empieza la música quería llorar junto con todos, pero gracias a Dios he encontrado ese valor y esa fuerza de poner en pausa mi lado humano -mi lado de Bianca- y ser esa Velma que merece el público; hacerlos vibrar, ese es nuestro trabajo: que la gente vibre en otra frecuencia, somos como ‘sanadores’.

Cuando concluyas la temporada de Chicago, ¿te gustaría buscar otras obras en Broadway?, ¿Seguir haciendo series como Acapulco, que acaba de estrenar el 8 de octubre en Apple+?

En Acapulco salgo en los últimos cuatro episodios, y sí, sigo haciendo castings para series porque me encanta contar historias, o como la serie Fosse/Verdon donde se me permitió encarnar a Chita Rivera, porque ese es mi máximo: poder cantar y bailar en un proyecto, pero a la vez soy actriz y me encanta contar historias.

No sé si voy a seguir en Chicago, dependerá de la producción, de mis agentes. También estoy preparando un concierto en The Green Room 42 y unas funciones en San Diego donde haré a Roxie, solo somos pocos actores con atril y una sinfónica; es un proyecto que empezamos antes de pandemia. Me ausentaré unos días de Chicago, con permiso de la producción, y regreso el 24 para la función de la noche, ¡para celebrar en Broadway mis 20 años con la obra!

Finalmente, ¿qué te gustaría decirles a las jóvenes actrices, o actores mexicanos, que, como tú, sueñan con algún día poder llegar a Broadway?

Siempre les recuerdo que es un medio competitivo, por eso es importante estar bien entrenado: en baile, canto, actuación, etc. Entre más técnica tengas, será mejor.

La audición es otro mundo aparte, para el que es importante saber manejar tu estrés; tu herramienta más importante es la preparación, para que tu presencia sea muy disciplinada.

No hay que tomar las cosas tan apecho, para mí no existe el rechazo, hay un dicho que me encanta: ‘Rejection is God protection’ no tiene que ver con tu talento, solo no es lo que están buscando en ese momento; no hay que tomar nada personal, hay que desarrollar piel gruesa. Después de una audición solo hay que soltarla, simbólicamente hay que romper las escenas o la música para darle a entender al Universo que estás listo para soltarlo, que tú ya hiciste tu arte y ahora le toca al Universo hacer su parte. Energéticamente es bueno dejar ir.

Hay que controlar tu ego, mantener los pies en la tierra, y estar abierto, aun para las críticas. Los directores se fijan en qué tan fácil es trabajar contigo, si eres alguien humano y humilde; talentoso y trabajador, pero siempre humilde.

Encuentra más información sobre Chicago y otras obras de Broadway, y boletos en: https://www.broadwaycollection.com/

Por Mariana Mijares, Fotos: Cortesía Broadway Collection

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