Fotos: Roberto Sosa
Por Roberto Sosa/ El relato se desarrolla en un espacio íntimo; la ficción es dentro de un cuarto de baño –más íntimo imposible- para hablar de Silvya Plath, la poetisa, autora de obras en prosa, novela, relatos y ensayos; esposa del genio de la poesía Ted Hughes, madre de Frieda y Nicholas. El texto es un recuento que esboza los momentos importantes de los tres últimos años en la vida de Plath. El encuentro con Ted, su matrimonio, la infidelidad de su marido, el nacimiento de sus hijos. Su depresión y bipolaridad.
La protagonista es una mujer que vive deprimida, su refugio son las letras, su poesía; el vacío emocional intenta llenarlo con vino; en retrospectiva narra pasajes de su vida afectiva. Su sensibilidad y empatía con la poesía, universo que construye bajo la sombra de su esposo. En la ficción Plath toma el papel de Hughes, en esta dualidad ella se permite expresar y verse con dos rostros distintos. La dicotomía de los personajes entrelaza la narración.
Lorena de la Parra escribe y actúa la obra, a través de un monólogo nos sumerge al mundo depresivo de Silvya Plath. El encuentro y afinidad con el personaje fue con la lectura del poema Lady Lázaro, en verso Silvya “habla sobre la muerte, su propia muerte y ese deseo suicida me llevo a identificarme con ella”. El texto hace énfasis en: “los tres últimos años de su vida antes del suicidio, me interesa esos tres años porque fue cuando ella tuvo hijos y cómo la relación con su esposo se va deteriorando”. “No trato de antagonizarlos pero con eso juego, lo femenino, y lo masculino”.
La dirección es de Gustavo Beltrán, es un buen trabajo, crea en un reducido espacio la atmósfera ideal para el desarrollo de la historia que le traspone a la actriz el peso emocional del personaje. Elementos como la música e iluminación los adhiere al trabajo de la protagonista. La decisión de realizar la función en un pequeño cuarto de baño, permite al espectador la cercanía con la actuación y la dramaturgia, de esta forma el impacto es franco hacia los asistentes.
Plath nos acerca a un personaje oscuro y complejo. Lorena de la Parra acierta con su texto al no adentrarse en las entrañas, a lo más oscuro de la protagonista, la vida de Plath fue sombría, emocionalmente inestable, matices con los cuales pudo echar mano para crear una obra más profunda y densa. Escribe –sin ser trivial o frívolo- un relato que permite al espectador conocer un poco el contexto y la época que vivió Silvya Plath, sin rebuscar mucho en la complicada personalidad de la artista.
“Silvia Plath me parece una gran escritora, sus poemas están llenos de vida como de conflicto, me interesa mucho la situación en que ella estuvo, se casó con otro poeta, encontramos ese conflicto y posibilidad de que un genio esté casado con otro genio; ella se redujo al papel de la musa del poeta, en lugar de poder expresar su propio talento al nivel que requería; no fue hasta que se separaron por una infidelidad de él, así es como ella logra trascender sus propias letras. Me interesa todo ese proceso y también que la llevó al suicidio”: Lorena de la Parra.
Las funciones son los miércoles en el Centro Cultural El Hormiguero, hasta el 1 de abril, consulta precios y horarios, aquí.
