Esta mañana se dio a conocer la muerte del actor Héctor Suárez a los 81 años, la noticia se anunció en un comunicado escrito por su viuda Zara Calderón, que su hijo Héctor Suárez Gomís subió a su cuenta de Twitter.

“Con profundo dolor, queremos compartir con ustedes el fallecimiento de Héctor Suárez Hernández”, informa el comunicado en el que la familia Suárez pide respeto para su duelo.

“Para nosotros se va el papá, el abuelo, el hermano, el esposo y no la figura pública que merece todo el reconocimiento de la familia artística y los medios de comunicación. Dennos oportunidad de procesar este duelo y en unos días podremos conversar con ustedes”,añadió el comunicado que se reserva la causa de muerte.

El actor Héctor Suárez nació el 21 de octubre de 1938 en la Ciudad de México, en 1958 decidió ser actor y se entró como oyente a la clase Carlos Ancira en la Academia Andrés Soler. Participó en el denominado Teatro de Tesis de los años sesenta, junto a figuras como Alejandro Jodorowsky, Alfonso Aráu, Susana Alexander, Héctor Bonilla. Montó obras de autores como Franz Kafka, August Strindberg.

“Formamos parte de ese movimiento de teatro nuevo, vanguardista, en el que mostramos quién era Franz Kafka, Eugène Ionesco y August Strindberg. Teatro muy duro, novedoso, difícil, pero muy beneficioso para nosotros. Maravillosamente rico con este loco de Alejandro Jodorowsky, que me tocó la fortuna de agarrar un Jodorowsky purista, creativo, maravilloso”, señaló el actor a una entrevista a Cartelera de Teatro.

De aquella experiencia, el primer actor nos compartió que el Teatro de Tesis “no era el teatro costumbrista, el teatro que estábamos acostumbrados a hacer, no era la comedia fácil, ñoña, era la alta comedia, era el guiñol, un patio que también tocaba la comedia pero en otros niveles. Era un teatro muy purista, radical y severo. Yo aprendí mucho y es este teatro el que me lleva a la comedia”.

La trayectoria de Héctor Suárez fue muy consistente en los años sesenta y setenta, cuándo participó en la memorable película Mecánica Nacional. Para los años ochenta se consolidó gracias a personajes como “El mil usos” y al ingenio y originalidad que imprimió en la serie de televisión ¿Qué nos pasa?, pero antes de aquellos proyectos que le dieron fama y lo catapultaron como una de las más grandes figuras de la comedia en México, el actor dio muestra de su rango interpretativo en las producciones cinematográficas Como México no hay dos (1979) y Lagunilla, mi barrio,de 1981; Valentín Lazaña y Lagunilla 2, de 1982.

Tuvo una larga y versátil carrera en el teatro, según señaló en una entrevista reciente, fueron más de 100 obras en las que participó en su vida, incluso incursionando en el mundo del circo. La señora presidenta (2018), Los locos Suárez (2015) y Estoy loco (2015) son las últimas obras que hizo el actor en teatro.

“Héctorito era de alto voltaje, una máquina de trabajo, un tractor en escena”: Guillermo Wiechers

El productor Guillermo Wiechers, quien trabajó con él para sus dos últimos proyectos de teatro (Los locos Suárez y La señora presidenta), conoció al primer actor en 2010 gracias a Héctor Bonilla. En 2015, Héctor Suárez lo buscó para que le produjera un proyecto, Wiechers desde ese momento inició una bella amistad el histrión, a quien recuerda como un hombre tierno pese a la imagen de hombre rudo que siempre lo acompañó.

“Yo le decía de cariño mi tío colibrí. Todo lo que lo rodeaba me daba ternura, aun sus enojos, era un hombre que vivía muy conectado a la fantasía para evadir un poco la infancia tan difícil que vivió, con tantas carencias, proviniendo de un estrato socioeconómico muy humilde, y llegó a ser para TV lo que Cantinflas llegó a ser para el cine, como espectador siempre le agradeceré por la comedia mejor producida que he visto en mi vida, que fue La Libélula en 1994, con Daniela Romo y Carlos Bracho en el Insurgentes. Siempre lo admiré como productor, echaba toda la carne al asador”.

Abundó: “Me daba mucha risa que siendo un hombre de una personalidad y temperamento tan fuerte, tenía un mail que decía Héctor Suárez Colibrí. Yo decía, cómo debería ser Héctor Suárez, Tigre de Bengala, luego me explicó que a un colibrí él lo sintió como un mensajero de un rescate que necesitaba su hijo Rodrigo cuando estaba siendo víctima de bullying, y le quedó el colibrí, al grado de que así se referían a él, me da mucha risa que un hombre con esa potencia actoral con esa voz aguardentosa se identificara así”.

Explicó que la metáfora de su apodo era también por sus cualidades en el escenario: “Un día Héctor Bonilla me dijo, ‘oye pero hay mucha lógica en que mi tocayo se identifique con un colibrí, ve la velocidad a la que mueve sus alas y ve la velocidad a la que funciona mi tocayo en el escenario’. Héctorito era del alto voltaje, una máquina de trabajo, un tractor en escena”.


Un artista versátil

Fue en 2015, cuando Héctor Suárez le llamó a Guillermo Wiechers para decirle que tenía un proyecto, en el que quería regalarse de cumpleaños su debut como standupero, el productor quien había decidido no dedicarse más al teatro, recuerda que no pudo resistirse a la oportunidad de trabajar Suárez, quien estaba dispuesto a explorar otras caras de la comedia con este género.

“Yo no me imaginé hacer stand up en mi vida, es un género que yo nunca había tocado”, en ese entonces, con 77 años, se consideraba a sí mismo,  “el standupero más ruco, más viejo de todos los que hay en México”, declaró en una entrevista para Cartelera de Teatro en 2016.

“En mis 57 años de actor, yo no había hecho una comedia, algo, en lo que se rían cada 7¬-8 segundos. Nunca. La gente se ahoga de la risa. Estamos tocando cosas muy serias, muy de verdad, muy comprometedoras, pero a través del humor”, dijo el primer actor en la misma entrevista.

Suárez hacía uso la ironía y el sarcasmo para hablar de algunos aspectos personales de su vida, criticando a la familia tradicional, al contexto social de México entre otros temas.

En Cartelera de Teatro lamentamos profundamente su fallecimiento. Te dejamos algunos videos de como recordaremos a don Héctor Suárez, sobre un escenario.

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