Por Arantxa Castillo/Durante mucho tiempo el trabajo de dirección estuvo reservado para los hombres, sin embargo algunas mujeres sintieron la necesidad de asumir un oficio que parecía serles ajeno: el de directora.

Este fue el caso de Ana Francis Mor, Luly Rede y Angélica Rogel. Mujeres que se adueñan de un papel central de cualquier puesta en escena. Responsables de la interpretación del concepto a nivel actoral, escenográfico y musical. Además de nutrir la escena teatral con sus propuestas, estas mujeres abren la brecha para que otras artistas puedan desarrollar su potencial en la dirección.

En entrevista con Cartelera de Teatro,  Ana Francis Mor, Luly Rede y Angélica Rogel hablan de su experiencia como directoras de teatro y del machismo que han enfrentado en sus carreras.

Cortesía: Ana Francis

Ana Francis Mor, quien además es dramaturga, actriz, cabaretera y cofundadora de la compañía de cabaret mexicano, Las Reinas Chulas, considera que el poder del teatro está en la dramaturgia y en la dirección. Por lo cual afirma que el arte teatral no ha sido universal.

“Es una industria todavía liderada por los hombres, pero talacheada por las mujeres. Nosotras siempre hemos estado, hemos hecho el trabajo pesado. Mi mayor problema siempre había sido las narrativas, el ver que no había personajes interesantes para las mujeres. Entre la puta, la amante y la esposa que lleva el sándwichito, no había opciones. Con el cabaret nos dimos la libertad de crear nuestras narrativas e interpretarlas. Eso nos dio mucha perspectiva”.

Añadió: “El poder en el teatro está en la dramaturgia y en la dirección. Hemos hecho presión y ahora los números han ido cambiando para que exista más presencia femenina.Ha crecido la narrativa de las mujeres. No la que se nos dijo que teníamos que hacer, sino la que estamos creando. El arte no ha sido universal porque no ha sido con nosotras, el teatro ha sido masculino, y hasta ahora empieza a ser universal”.

La directora asegura que el ambiente teatral no fue fácil para ella en sus inicios: “Ahí te encargo la llegada a los teatros con los técnicos. De entrada en el Julio Castillo, cuando me tocó montar obra por primera vez, hace veinte años. Las cosas comenzaron a funcionar cuando llevé escote, así de simple. Y por supuesto que aguantabas a los jefes de foro, que te abrazaban con embarrada de chichi. Creo que ser lesbiana que me salvó de vivir el acoso, porque yo era ruda y me veían como un vato más”.

Sobre el origen de Las Reinas Chulas, externó: “Me rodeé de las reinas chulas, nos hicimos el camino juntas, nos acorazamos, pero por supuesto que nos trataron de explicar como 700 veces cómo teníamos que hacer nuestros espectáculos desde colegas, el taxista y hasta el de las chelas”.

“Es un gran momento para las mujeres, no solo de teatro, es un momento de inclusión muy importante, se están viendo cambios radicales”, concluyó Francis Mor.

Mientras que Luly Rede, quien ha dirigido obras como Vincent, Girasoles contra el mundo y Diario de un Loco, comenta que el machismo no solo ocurre en México, sino en otras partes del mundo, ella pudo confirmarlo al estudiar en otro país.

“Partiendo de mi formación, desde mis estudios en la Unión Soviética. Me encontré con la reacción de asombro por parte de mis profesores hacia la decisión de quedarme en el área de dirección. Éramos cuatro mujeres que queríamos ser directoras y desde ahí me di cuenta que se hacía mucha diferencia por el género. Me dolía que nos hicieran esa diferencia y fue una especie de lucha por demostrarnos a nosotras que eso no era un impedimento para estar al nivel que cualquier chico que estudiaba dirección. Fuimos colocándonos y demostrando que no había diferencia entre el trabajo de ellos y el de nosotras”.

Sobre la perspectiva actual del teatro y las mujeres, abundó: “Me encanta ver equipos de producción armados por mujeres, directoras, productoras, escenógrafas, iluminadoras, asistentes. No porque uno empiece a hacer la diferencia, sino porque da alegría que estén en el medio y esté aumentando su participación. Se ha dado también un contraste de mujeres que llegan con la actitud de soy mujer, soy muy chingona, no pido ayuda a ningún hombre y creo que tampoco va por ahí, no estoy de acuerdo en eso”.

Por último, comentó: “Yo creo que todos somos seres humanos y somos exactamente igual en el sentido de nuestro potencial de nuestra creatividad e imaginación y el equipo debe configurarse con base a quien está contigo trabajando sin importar si hombre, si es mujer o es gay”.

Por su parte, la directora de Titus, Hedda Gabler y Corazón gordito, Angélica Rogel asegura que cuando decidió ser directora, existían pocas mujeres ejerciendo ese oficio.

“Para mí significa un logro muy grande, es algo que no me hubiera imaginado que podría pasar, cuando egresé de la escuela, había mucho menos directoras que hoy. Uno de mis primeros trabajos fue con Cecilia Lemus. A ella le dije que quería ser directora y recuerdo que le causó gracia, decía ‘esto muy complicado para una mujer’.”

Agregó: “Me ha tocado escuchar directores decir comentarios como ‘las actrices son mis musas ’que parece un halago, pero es muy machista, o ver cómo seleccionan a un compañero en vez de a ti, porque es hombre, no porque no seas capaz”.

“Es un lugar por el que he trabajado y siento que se abren caminos, porque si te dedicas no tendrías por qué importar tu género. Estamos en un momento de abrir caminos y cuestionar lo femenino y la equidad para construir mejores generaciones”, puntualizó Rogel.

Ana Francis Mor, Luly Rede y Angélica Rogel consideran que cada vez son más las mujeres que encabezan proyectos teatrales. Algo que desde su perspectiva será más frecuente gracias al panorama del movimiento feminista actual.

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