Fotos: Berenice Villatoro
Por Saúl Campos/El plan de Bran y Joel era adoptar a Mila y luego mudarse a Tierra 2, ese planeta gemelo a la Tierra que está tan solo a 6 días de distancia y cuenta con todo lo que nuestro hogar azul tiene a excepción de Humanos. Esta sería la oportunidad perfecta para ellos, una familia homoparental a punto de iniciar una nueva vida, iniciando desde cero en un nuevo destino; Y sin embargo los planes simplemente cambiarán para ellos, cuando los padres de Bran: Tina, una repostera a punto de empezar una temporada de éxito y Gibrán, un hombre sumido en un progresivo Alzheimer, vengan a conocer a su futura nieta, junto a Olivia, la media hermana de Bran y enemiga acérrima de Tina. Quizás el plan de Tierra 2 deba esperar… a que los inquilinos de la tierra original sepan que quieren y esperan verdaderamente de un mañana.
Bajo la precisa dirección de Cristian Magaloni, quien toma un poderoso texto, la más reciente obra del autor mexicano Reynolds Robledo, Mañana inicia su vida teatral en el escenario del Teatro Helénico. Un drama familiar (si bien un lugar común para Robledo) que toma la idea de los lazos consanguíneos y los lleva literalmente a otro planeta para identificar la respuesta a una simple pregunta: ¿Se puede ser feliz en familia a pesar de ella misma?
El escritor le entrega a la audiencia la oportunidad de ver en escena a varios seres humanos, frágiles y víctimas de diversos padecimientos anímicos y fisicos propios de su naturaleza, lo cual fácilmente podría ser un drama absoluto, tratando de crear algo nuevo, en compañía de una pequeña que ha decidido salir de su orfandad para ser parte de un hogar real y que quizás lo logre con ellos. ¿Pero cómo podría hacerlo si uno de sus futuros padres adoptivos ni siquiera está seguro de querer ser padre?
Con Mañana, Robledo continúa una exploración de la conducta humana ante vivencias que ponen al límite, con la diferencia de que esta obra sumerge al público ante una familia que se siente viva, en un paraje tan realista dentro de su propia ficción que va calando poco a poco, palabra tras palabra, en la mente del espectador que podrá encontrar su reflejo en escena. Una decisión de narrativa que fácilmente podría ser un drama absoluto, y quizás sea el mejor trabajo a la fecha del escritor.
Sin duda la idea de Magaloni de construir una dirección desde un punto donde lo futurístico, que pasa a segundo plano y nos concentramos en la estructura familiar, permite que este montaje se mueva en el plano del dramedy preciso para poder acceder a los puntos de fuga de comedia que invitan al espectador a adentrarse en la historia.
Donde la obra encuentra su talón de Aquiles es en la escenotecnia. La escenografía e iluminación de Jesús Hernández simplemente no se escuchan entre sí, ni crea un discurso que permita brindarle el soporte indicado al montaje. Si bien desde cada área son solventes a lo largo de la trama, es inevitable para el espectador caer ante los diversos distractores que tienen, desde texturas hasta proyecciones, sin lograr que ensucian la escena.
Pese a su área de oportunidad, Mañana deja caer su fortaleza en la conjunción de un gran texto y una visión oportuna para lograrlo. Definitivamente una obra capaz de hacer vibrar a su audiencia y enamorarla de la belleza de lo imperfecto. Parte de lo mejor que este año que comienza tiene en cartelera.
La obra termina sus funciones el 1 de marzo, consulta precios y horarios, aquí.
