Por Arantxa Castillo y Fotos Tania Franco Klein/La dignidad humana y el trato al otro es el tema central de El privilegio de ser un perro. Puesta en escena del dramaturgo español Juan Diego Botto. Unipersonal sobre un funcionario de inmigración y un inmigrante, que se presenta los sábados en La Teatrería.
Diego Klein trae esta puesta en escena a México e interpreta esta obra, que asegura busca confrontar al público con la realidad que se vive en nuestro país en torno a la situación migratoria.
“Es una obra necesaria, tenemos un México herido, que es lastimado y que lastima en sus fronteras, y que tenemos que hacernos cargo de lo que está pasando. Es una obra incómoda que viene a cuestionarte, a reflexionar. Confronta al México dolido con su realidad”, explica Klein.
Klein explica que esta obra toma la xenofobia para reflexionar sobre la discriminación y el rechazo, que viven algunos extranjeros al cruzar la frontera de su país.
“Viví 8 años en España y al sentir que yo ahí no pertenecía, que si me lastimaba no había quién me llevaba al doctor, además que te veían como inferior. Me dolió mucho y me dolió descubrir que yo era un privilegiado, porque había gente a quien realmente la trataban mucho peor”.
Agregó: “Pero la verdad me ha molestado las injusticias desde que soy muy chiquito, una parte de mí, está gritando dentro, de que esas cosas que vemos no tienen que ser así y de ahí surge la necesidad de traer esta obra, comprar los derechos, interpretarla. Es mi forma de pedir justicia”.
El intérprete destacó que la obra dirigida por Carlos Lozada tiene “mucha ligereza” y tintes de comedia que ayudan al espectador a dirigir la crudeza de esta historia, que fue adaptada de su versión española a México.
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