Por Ro Tierno, Fotos: Cortesía Producción La naranja mecánica (Arg.) / Hablamos con Franco Masini y Francisco Ruiz Barlett, parte del elenco argentino que interpreta La naranja mecánica en El Método Kairós de Buenos Aires, en una adaptación dirigida por Manuel González Gil que pronto estrenará en CDMX de la mano de Sergio Gabriel.

Como suele suceder con los clásicos del cine que son llevados a las tablas, La naranja mecánica (escrita por Anthony Burgess) corre inevitablemente el riesgo de la comparación con la gran pieza llevada a la pantalla grande por Stanley Kubrick en 1972.

Ya pasó hace poco con Dogville, de Lars Von Trier, estrenada mundialmente en el Teatro Helénico por Miguel Cane y Eloy Hernández, que con un gran elenco y dirección logró superar las pruebas del ojo doblemente crítico. Por suerte para los fanáticos, este caso va por el mismo camino, y la adaptación y creación escénica se sostiene por sí misma con la fuerza necesaria.

El director argentino Manuel González Gil (Made in México, Los Mosqueteros del Rey, Hoy: El diario de Adán y Eva) comenzó con este proyecto en Argentina hace algo más de un mes, y la obra estrenada en Buenos Aires es un éxito de taquilla en el teatro independiente El Método Kairós, dirigido por Martín Puricelli y Francisco Ruiz Barlett. En México, estrenará a finales de marzo bajo la dirección del mismo González Gil y producida por Sergio Gabriel.

“Es un desafío y creo que gran parte del trabajo está vinculado a la adaptación de Manuel, para mí es uno de los fuertes de la obra, porque no se trata sólo de una película, es un clásico, y Manuel estuvo a la altura de las circunstancias, la obra conserva la semilla de La naranja mecánica, pero también la trae a la actualidad”, comenta Fran Ruiz Barlett, que encarna al personaje del capellán en la obra.

“Lo más relevante de la adaptación creo que es el debate filosófico que se da, que fue asesorado por el filósofo Darío Sztajnszrajber, es bastante actual y se invita al público a reflexionar, una cuota que la película no tiene, además de otras sutilezas que eligió Manuel para contarlo de otra manera”, comenta por su parte el joven actor Franco Masini (de 24 años), quién tiene la difícil tarea de encarnar al personaje principal, Alex.

“Es un personaje muy complejo que tiene un montón de estados, es muy desgastante hacerlo porque te requiere mucha energía y estados de ánimo. Por otro lado, es muy lindo para un actor poder tener en un mismo personaje todo eso y transitarlo en la obra, sufre, llora, grita, hace de todo. Cuando me hicieron la propuesta era un riesgo grande porque es complejo de componer, pero por suerte Manuel es un gran director, tiene años en esto y nos fue llevando a todos por un camino y llegamos a un resultado que nos tiene muy contentos”, explica el actor.

La naranja mecánica transcurre en un futuro distópico, en una ciudad reinada por el caos y el autoritarismo. Alex, líder de una banda de jóvenes violentos, los Drugos, es traicionado por sus pares y termina encarcelado y posteriormente sometido al “Método Ludovico”, un sistema inventado por un científico para erradicar la violencia del ser humano. El texto cuestiona la estructura social y genera un choque entre ciencia, religión y política que atraviesa toda la línea narrativa y hace que el texto sea vigente, ya que es un tema propio de la sociedad, su estructura y sus pujas de poder.

“Algo que yo no recordaba tanto de la película, y que es un acierto de Manuel, es mostrar no sólo a Alex como un violento, sino mostrar una sociedad violenta, que alimenta esa violencia. Desde lo personal, la escena que más disfruto es la siete, cuando se da el debate entre el ministro, el científico (el Dr. Brodsky), y el capellán, sobre cómo manejar a los violentos, pero a la vez todo es muy violento en sí mismo, una ciencia que no contempla la humanidad, una política que busca su propio beneficio. Este debate genera un ancla automática con nuestro presente, porque es algo que seguimos debatiendo y la grieta real es esa, qué hacemos y qué se piensa con los pobres, los que roban, los violentos”, comenta Barlett.

Por otro lado, hay un tratamiento musical en la adaptación que no podía faltar. Con dirección musical de Martín Bianchedi, la obra tiene un condimento coral fabricado con el infaltable Beethoven y una dinámica novedosa que trae elementos del musical. En este sentido, cabe destacar la interpretación de la única actriz del elenco, Stella Maris Faggiano.

“Con el público estamos súper contentos, nos vienen acompañando, tuvimos buenos comentarios y críticas, les gusta mucho la adaptación, algunas personas vinieron sin ver la peli y se fueron medio en shock, y las que vieron la película, se ven encantadas con la adaptación. No es la película, porque obviamente esto es algo teatral, pero a la gente le gusta mucho cómo Manuel ha elegido contar esta historia que ya ha sido contada, qué eligió mostrar y qué no”, comenta Franco Masini.

En este sentido,  Barlett expresó: “A la gente le gusta la propuesta porque conserva el germen, y es un material muy cuidado desde lo actoral, la música, el movimiento escenográfico y coreográfico, se lo ha tratado con mucho respeto y eso se ve”.

Aunque aún no está confirmado el elenco mexicano, que al igual que la versión sureña contará con siete actores y una actriz, González Gil ya adelantó para Cartelera que se tratará de un elenco joven y que se pretende estrenar a finales de marzo. Un paso más osado del director argentino que ya marcó su huella en la CDMX.

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