Fotos: Francisco Bravo
Por Mariana Mijares/Un poco de música puede hacer más llevadera la depresión; o al menos, es así como los protagonistas de Sugar: “Jerry” (Ariel Miramontes) y “Joe” (Arath de la Torre) enfrentan la crisis de 1929 en Estados Unidos; momento en el que se encuentran desempleados como músicos y con terrible suerte, pues por una desafortunada casualidad tendrán que trasladarse de Chicago a Miami para poder huir de un grupo de gángsters.
Pero escapar no pinta fácil; por ello, estos personajes deciden disfrazarse de mujeres para unirse a la banda de Susy (Marisol del Olmo) y sus Sincopáticas; de este modo nadie sospechará de ellos, ¿o sí?
Con esta premisa, los productores mexicanos Tina Galindo, Claudio Carrera y Alejandro Gou regresan a los escenarios mexicanos -después de cuatro décadas- el musical basado en la película de 1959: Some Like It Hot (Una Eva y dos Adanes en Hispanoamérica), protagonizada por Marilyn Monroe, Tony Curtis y Jack Lemmon, y que ahora tiene a Cassandra Sánchez Navarro como el personaje central: “Sugar”.
Acompañándola casi en cada escena están Arath de la Torre y Ariel Miramontes, quienes se valen de sus dotes cómicos para llevar al público a las carcajadas; el primero, con la simpatía y afabilidad que ha ganado en experiencias televisivas como Los Simuladores, Una Familia con Suerte y recientemente Simón Dice. A la par, Miramontes -quien ha ganado notoriedad gracias a su personaje de ‘Albertano’-, se da aquí permiso de jugar y llevar su talento a un nuevo nivel, no sólo para dar vida a “Jerry”, sino mucho más notablemente a “Daphne”, una mujer segura y determinada que logra atraer al millonario Osgood (Benito Castro o Mauricio Herrera), mientras cautiva a la audiencia con su gracia y timing cómico.
Por su parte, Cassandra -actriz conocida por las series Sense8, Yago y Silvia Pinal, frente a ti; además de la futura protagonista de Cindy La Regia-, logra evocar la inocencia y entrañabilidad de una joven que ha tenido varias malas experiencias con los hombres y que ahora anhela encontrar el amor; preferentemente, en un millonario.
La actriz resulta ‘azúcar’ pura, y con su inocencia endulza cada escena en la que aparece, resultando un buen contrapeso para sus compañeros a la par que brilla con luz propia, gracias a un encanto natural y a un tonificado cuerpo que reluce en los más de 10 vestuarios confeccionados por el equipo mexicano.
Los tres protagónicos tienen otra ventaja: un extraordinario y experimentado ensamble en el que brillan Andrés Elvira como el nerd asistente de Susy, y Mauricio Salas, quien aún sin palabras expresa el carácter de “Palazzo” (el líder de los gángsters) en complejos números de tap en los que se luce junto con el cuerpo de baile. Resulta así notorio que dos de los mejores cantantes de teatro musical en México casi no empleen su voz, y aun así, sumen tanto a un escenario.
Enmarcando todo está la escenografía de Alberto Negrín adaptada para México por Emilio Zurita; ésta traslada al público desde Chicago, a un tren, y a elegantes sitios en Miami como el exterior de un hotel o a un lujoso yate, donde tras una artimaña, Joe logra convencer a Sugar de que es un acaudalado partido que quiere compartir con ella una velada romántica.
Bien podría decirse que una historia sobre una mujer sencilla que busca el amor en un millonario podría resultar algo anacrónica; sin embargo, la producción que se presenta de jueves a domingo en el Teatro de los Insurgentes se encarga de dotarla de vida, color, y mucha, mucha azúcar…
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