Fotos: Ieve González
Por Saúl Campos/Sasha es una niña que ha crecido en un mundo subterráneo, donde están prohibidas las luces fuertes y un luminómetro es necesario para detectar cuando algo esté prohibido y represente una amenaza, algo que podría provocar castigos severos. No es de esperarse entonces que sea una niña con miedo hasta de quemarse al comer la sopa y que haya desarrollado una mano mecánica para evitar hacerlo. La vida entera de la pequeña cambiará un día cuando al explorar las cosas perdidas se tope con Spot, una criatura capaz de irradiar una luz tan fuerte y de distintos tonos que se asemeja demasiado a eso que ha leído llamado Sol y que quizás por fin podría conocer si se anima a salir del subterráneo. ¿Podrá Spot ayudar a Sasha a superar el régimen anti-lumínico y salir a ver la luz del sol?
Once Once Producciones es garantía de teatro, y da gusto decirlo. Es así que la productora nos presenta Sasha y Spot, una aventura en un acto para una niña y una lámpara escrita y dirigida por Paula Zelaya Cervantes. Una obra dedicada para las jóvenes audiencias y la necesidad de alejarse de los miedos innecesarios para vivir la vida de lleno, sabiendo que toda mejora encontrando un poco de luz en la vida.
Paula Zelaya Cervantes vuelve justo después de presentarnos su trabajo en El Hilador, para construir un nuevo universo metateatral listo para conquistar a la audiencia. Zelaya sabe como construir su dramaturgia para constarnos una historia honesta a partir de lugares comunes deconstruídos en una poética bastante elegante.
La autora explora su historia con un lenguaje bastante ágil y amigable con su audiencia, al mismo tiempo que se permite construir una dramaturgia inteligente y con un valor dramático bastante alto. Zelaya explora esos miedos de la infancia a enfrentar lo desconocido y los mezcla con la poesía de un personaje literalmente luminoso para representar ese pequeño salto al comenzar a crecer llamado: perder el miedo.
La dirección de Paula Zelaya puede llegar a ser bastante contemplativa en momentos donde necesita mayor agilidad: sí; empero, la directora tiene un sello bastante único que llena de una magia especial las escenas que va colocando frente a nosotros, lo que hace totalmente necesario que prestemos atención a cada detalle que nos está dando pues es parte del hechizo que está cocinando en su estilo.
Zelaya crea una propuesta visual de la mano a la escenografía y vestuario de Aldo Vázquez y la iluminación de Kaay Pérez que hipnotiza y obtiene momentos de absoluta belleza. Pero sobre todo, logrando una labor de dirección actoral tan grande que logra que su actriz nos convenza que su compañero de escena es un spot lumínico que verdaderamente tiene vida propia.
Sin duda, María Penella es uno de los nombres jóvenes del teatro que debemos tener presentes sí o sí pues son imprescindibles gracias a la estela de talento que tienen y prometen seguir trazando, sin embargo logra superar cualquier otro trabajo que nos ha dado al entregarnos a una niña con una capacidad de aterrarse tan auténtica que logra convencer al público de que una serie de navidad es totalmente dañina.
Penella trabaja con su dominio de la comedia y el clown, y de la mano de su directora da vida al pequeño spot para transmitirnos los sentimientos de un reflector a través de movimientos robóticos y ¡haces de luz! ¡ESTAMOS FRENTE A UNA ACTRIZ DE MENOS DE TREINTA AÑOS QUE NOS ESTÁ CONVENCIENDO DE QUE UN ROBOT LE ESTÁ HABLANDO EN COLORES! ¿Necesitan otra explicación sobre lo enorme que es esta actriz?
Es una historia para jóvenes audiencias que de origen podría parecer sencilla, pero que una vez dentro, se convierte en una verdadera odisea necesaria para llevar a chicos y grandes, y una excusa cualquiera para poder ser testigos del trabajo de una actriz como María Penella.
Sasha y Spot es lo más cercano que podemos estar de recordar que un poco de luz mejora todo lo que puede estar más oscuro.
Las funciones son en el Teatro El Galeón hasta el 24 de marzo, consulta precios y horarios, aquí.
