Por Mariana Mijares, Fotos: Cortesía IQ Icunacury Acosta & Co./Todos tenemos historias de amor… algunas terminan bien; otras no tanto, pero el común denominador es que nos hacen sentir algo en un momento específico que podemos considerar una bendición, o una enfermedad…

El escritor John Cariani, conocido por la hermosa Casi un Pueblo, escribió en 2012 Enfermos de Amor (Love/Sick) un montaje en la que distintos personajes viven pequeñas historias de amor.

Platicamos con los protagonistas de la obra: Mónica Huarte, Alejandro de la Madrid, Eréndira Ibarra, Luis Arrieta, Esmeralda Pimentel, Nacho Tahhan, Adriana Louvier y Andrés Palacios que se presenta de viernes a domingo en La Teatrería.


¿Qué les gustó inicialmente de Enfermos de Amor?

Nacho: A mí lo primero que me pasó por la cabeza es con quién iba a trabajar, y cuando me dijeron, eso fue lo que hizo que dijera sí. Esta banda es una banda… ¿has escuchado hablar de la palabra sincronismo? Es un sincronismo; o sea, uno viene de aquí, otro viene de allá; algunos estábamos de viaje… finalmente todos coincidimos.

Esmeralda: A mí me encantó el texto, me encantó. Terminé de leer la primera obra y dije ‘ok’, la segunda me encantó, la tercera también, y cada obra se ponía mejor. Levanté el teléfono, le hablé a Alonso y le dije: ‘quiero estar, ¿cuándo empezamos?’. Creo que nos pasó a todos, como que no hubo ninguna duda; no importa que obra me tocara, todas me gustaban muchísimo, y cuando supe el elenco ¡me pareció maravilloso!

Adriana: Había tenido propuestas de otras obras recientemente, pero me gustó mucho este texto; los personajes, la temática, y obviamente el elenco. Creo que esta obra habla de los desencuentros de pareja, de cómo de pronto transitamos en un ciclo; muchas veces el amor se vuelve un ciclo -desde que conoces a una persona hasta que la relación termina-, entonces con esa partitura de posibilidades se encuentra esta obra. La verdad he descubierto que el dramedy es uno de mis géneros favoritos.

Andrés: ¿Qué me encanta de este texto? El approach y la confrontación que hay, de decir: ‘claro, todos hemos pasado por algo así; o conocemos a gente que ha transitado por esto’. Sabemos de personas que han estado atorados de pronto en algo parecido; situaciones probablemente un poco duras o crudas, por las que inevitablemente todos pasamos en el amor y el desamor. El desencuentro y todas estas cosas donde también está la voluntad de construir o no; y llevado a un lugar muy peculiar, que, como dice Adriana, es dramedy. Es una mezcla padrísima, porque es un lugar muy peculiar donde podemos contar, de manera muy divertida, algo terrible o algo trágico; algo que pegue, duro, algo difícil, desde un lugar un poco más amigable.

Yo leí la obra, me encantó, y cuando hablé con Alonso y me dio todo el reparto, le dije: ‘bueno, firmamos pero para antier’. Andrés, Adriana y tú se conocían de hace años… (hicieron la telenovela Amor en Custodia) Sí; pero no sólo nosotros, fue una gran sorpresa que pudiéramos estar justo nosotros ocho; que nos conocemos desde hace años, o hemos trabajado juntos, o hemos estudiado juntos (estudió con Adriana, Luis, y Alex). Al final, todos conocíamos nuestros trabajos.

¿Conocían Casi un pueblo? 


Eréndira
: Casi un pueblo fue una obra que me cimbró; me acuerdo perfecto, la vi cuando estaba empezando a salir con mi ahora esposo, y esa vez que la vi se me cayó mi última rasta, y dije: ‘este es el final’; o sea, como que me hizo pensar en el amor de una forma distinta; decir: ‘aquí dejo esto, y voy seguir adelante con este nuevo amor y esta nueva experiencia’.Casi un pueblo, era una obra muy esperanzadora que hablaba del amor de una forma muy distinta, no tan sufrida. Hasta la fecha, siempre me acuerdo de esa escena donde un personaje le decía a otro: ‘devuélvemelo, devuélveme todo el amor que te di…’ Úrsula estaba espectacular y Gaby de la Garza, todos. Esa obra fue una gran razón por la cual, cuando me dijeron: ‘queremos que leas este texto de John Cariani’, fue así de: ‘la leo ahorita’; es más, paré todo lo que estaba haciendo y lo leí porque me llamaba demasiado la atención. Y no me decepcionó; me volvió a mover el tapete, porque su forma de ver el amor y de hablar de las cosas que duelen, sin dramatizarlas, sino realmente analizarlas desde la esencia, me encanta. Tener la oportunidad de hacer ese tipo de análisis sobre el amor, con gente que admiro muchísimo, pues no podía decir no; dije: ‘¿dónde firmo, cuándo empezamos a ensayar?’

Luis: A mí me pasó algo muy raro, porque yo soy fan de Casi un pueblo, pero cuando leí esta como que no podía tomar un decisión; me movió ciertas cosas y también a lo mejor hubo cosas que no quise ver de la obra. Entonces la leí una segunda vez y me encantó. No puedo creer que haya tenido dudas la primera vez que la leí. Cuando la estuvimos montando me di cuenta que mi brújula como actor está totalmente mal; porque había una historia que a mí no me gustaba, decía: ‘ojalá no me toque esta porque no me gusta’, y ya que la vi montada me encantó.

Alex: Es difícil que te pueda llegar a tocar una obra que te guste tanto como actor, muchas veces nos engañamos o hacemos trucos para hacer teatro; ‘voy a hacer que esta obra esté interesante’; y en realidad, creo que todos los que formamos parte de Enfermos de Amor la hacemos porque sí nos gustó muchísimo. Ha sido una experiencia como de ‘gimnasio actoral’; cambiar de personaje y contar cada historia…

Estas son diferentes historias a la misma hora, en el mismo lugar. El escritor lo hace de una manera como si cada historia contara cómo empieza una relación y cómo termina; con estas enfermedades y licencias que se da el autor; inventa enfermedades que no existen, que tienen que ver con el amor, entonces parece que es una comedia romántica, pero no es romántica.

Como en Casi un Pueblo, vas como volando por diferentes lados y terminas en un lugar que ni siquiera te explicas, pero que te identificas al cien por ciento, porque en alguno de esos lugares has estado. Es un elenco muy generoso, hemos sido buenos compañeros, hemos construido todos juntos. Creo que es padre ir a ver una obra con tantas posibilidades, y también tantas posibilidades de elenco; porque si ya la viste, puedes verla luego con otros cuatro…

Mónica, tú estuviste en Casi un Pueblo, cuando te dijeron que tenías la posibilidad de hacer otra obra de este autor, ¿te emocionó?
Mónica: Sí, yo conocía este texto desde hace tiempo, creo que desde Casi un Pueblo me devoré todo lo que había de Cariani. Encontré este texto y me gustó, pero la traducción que me habían pasado no era muy buena, entonces dije: ‘Casi un Pueblo es mil veces mejor’. Pero cuando me pasaron esta traducción, como la hizo Rodrigo me fascinó; dije: ‘No puede ser que haya sido la misma obra que leí’.Como actor, hacer diferentes personajes es como lamerte los bigotes y decir: ‘esto es lo que me encanta’. Y este elenco, la generosidad que se ha formado, es única; porque nunca tienes la oportunidad de compartir un personaje con alguien y de crearlo entre dos personas, y ahorita está sucediendo. A mí me toca con Eréndira y es muy padre decirnos: ‘Esto me gustó’, y que te digan: ‘Va, pues agárralo, úsalo tú también’, y viceversa. Eso generalmente no pasa y aquí ha generado una dinámica muy amorosa.

Enfermos de Amor incluye varias historias; algunas les toca hacerlas, otras sólo verlas, ¿con cuál es con la que más se identifican y por qué?
Esmeralda: No es con la que más me identifico, todas me gustan muchísimo, pero cuando vi “¡Qué!”, te juro que se me soltaron las lágrimas, me parece una obra sumamente emotiva. Lo maravilloso es que todas tienen su ‘algo’ especial y donde yo me conecto; en todas me encuentro.Nacho: Sí, en todas vibras en algún nivel, encuentras una resonancia en todas. No hay forma de que no hayas estado en todas, en algún momento.
Eréndira: Yo siento, que por lo menos en un segundo de cada una, soy yo. Siento que viví la de cuando se van a casar; siento que esa la viví un poco de cerca. Me identifico mucho con ella cuando la hago; sobre todo, al darme cuenta que no, no me quiero casar, y no sé…
Luis: Coincido con Eréndira; o sea, por eso es tan buena esta obra, porque en cada historia, ahora que ya somos mayores de 30 años, ya hemos pasado realmente por todas…
Eréndira: Un poquito mayores de 30…
Luis: (Risas) A mí me toca mucho cuando te reencuentras con un ser con quien compartiste la intimidad muy cabrón, y luego ya no lo compartes y te vuelves a encontrar con esa persona; eso se me hace bien fuerte. Hay una historia que habla de eso, y me pega. Aunque más me pega otra que no me toca hacer, que es cuando viene esta crisis de pareja donde uno quiere tener hijos y el otro no; cómo las visiones del mundo empiezan a ser distintas, pero a la vez se aman… Eso me parece horrible.

Adriana: Creo que está bueno que, cuando vengan, realmente se den cuenta cómo son cada una de las historias o de qué se tratan; pero lo que sí creo es que se van a divertir; no sé si se van a reír porque les está dando risa lo que está pasando, o porque más bien se están identificando. Son situaciones completamente cotidianas, todos hemos pasado por ahí, o momentos de la relación en los que dirás: ‘esto me pasó a mí durante tres meses’.
Por ejemplo, hay una que se llama “¡Ups!” que es muy chistosa porque tiene que ver con cómo una pareja hacía todo juntos, todo el tiempo, y de pronto uno de los dos ya tiene ganas de hacer otras cosas, y entran como en un tema de: necesito cambiar la rutina de la relación. Siento que es algo que a todo mundo le ha pasado en algún momento, y sobre todo cuando ya llevas tiempo con alguien.
Andrés: A mí me pasa que, de todas, tengo un ‘embarrón’ en algún momento de mi vida. Particularmente hay una que se llama “Impulsivo compulsivo”, que tiene estas cosas reactivas donde yo me identifico.
(A Adriana) No me dejaras mentir, pero me pasa que de pronto digo algo, y es algo que no debí haber dicho, como que no tengo filtro. ¡Con esa me queda mucho el saco!
Adriana: (risas)
Mónica: Hay una que desde que la leí no paré de llorar, se llama “Olvidamos”. Me pega durísimo, justo por la etapa de vida en la que estoy; como pensar que todo lo que tenías soñado hacer, de repente no sucedió, que la vida te llevó por otro lado, y este cuestionar con tu pareja: ‘¿qué pasó con eso que queríamos, qué pasó?’ Esa me pega, o sea, en los ensayos me resultó muy dolorosa.
Es más, cuando me dijeron: ‘¿Mónica, quieres estar en la obra?’, dije: ‘Lo único que les suplico, es que esa la necesito hacer’; porque me habla, porque sí, me pega duro. A veces me voy de aquí, y digo: ‘Madres, ese cuestionamiento sí lo tengo’.
En cambio en otra que hago con Alex, cuando se conoce la pareja y se enamoran a primera vista, ¡es un gozo, diversión total!, nos dan ataques de risa.
Alex: Me gusta mucho esa; me encanta, y hay otra que habla de la imposibilidad que uno mismo se pone para relacionarse; una cosa que uno se inventa y dice: ‘No, no puedo porque yo no soy de esa manera’, pero termina siendo un historia muy entrañable y muy bonita que habla de las ganas que, en el fondo, siempre tienes de enamorarte y las barreras que pones para no lograrlo. En realidad todas tienen algo muy particular: “Botarga cantante” ¡es muy divertida!, cuando la vi me gustó mucho; nosotros también vamos descubriendo cosas bien bonitas de cada una.

Mónica, te tocará volver a actuar con Nacho, con quien hiciste Constelaciones…
Mónica: Cuando me ha tocado con Nacho, que nos conocemos tan bien, es impresionante como ya lo cuerpos… hay algo en la ficción que se acomoda muy fácil. Hay otra que hago con él que también disfruto mucho.

Esmeralda, después de La Dalia Negra, no te habíamos visto en el escenario, ¿extrañabas el teatro?
Esmeralda: Mi primer trabajo como actriz fue en teatro, en el concurso universitario de teatro de la UNAM, una creación colectiva -con la que ganamos mejor obra a nivel nacional- que se llamó Palomita Pop, apunte sobre la inmediatez, y fue una obra con la que estuvimos en la CDMX en muchos teatros.
Lo que te pasa cuando haces teatro, que es un amor profundo, enorme; yo disfruto un chingo ir a ver teatro, pero desafortunadamente, una vez que comencé a trabajar con Televisa, los tiempos y las decisiones se modifican. ¡Pero me siento emocionada de regresar al teatro, me enloquece!

¿Por qué les gustaría que la gente venga a ver Enfermos de Amor?
Alex: Porque vale la pena, ahorita no hay una obra como esta en México; no hay una obra ligera, pero que toque cierta profundidad con la que vas a salir y decir: ‘¿oye a ti te paso esto?’ y te puedan responder: ‘Eso no, pero me pasó esto otro’. Es una obra para discutirse en la sobremesa; una obra que seguramente vas a disfrutar, con la que te vas a identificar, y es un tipo de teatro de muy buen gusto; y no hablo de una cosa de ‘clase’ sino un texto de buen gusto; está bien escrito y los personajes son entrañables. Es una obra para recordarse.
Mónica: Desde cómo está escrito… Y creo que es para ir en pareja; o sea, sí creo que vas a salir de ahí y decir: ‘Oye, tú y yo estamos en este lugar, ¿qué hacemos para no entrar en esto que les pasó a ellos?’. Va a ser muy divertido escuchar las sobremesas de lo que pasa después; sobre todo, con las parejas. Creo que se va a prestar a eso.
Nacho: Se van a encontrar con una verdadera experiencia teatral; no todas las obras son una experiencia teatral y no todas habilitan ese intercambio con el público. Creo que la moneda de intercambio son los elementos mutuamente compartidos en la vida, y eso a veces no pasa, pero esta obra tiene esa peculiaridad. Creo que, de hecho, el autor tiene esa peculiaridad; eso es lo que logra en sus obras: una cosa de profunda resonancia con la realidad. No es muy difícil que intercambies, en ese sentido, con el autor; y con los actores, vamos a brindarnos enteros. La gente va a venir a vivir una experiencia y no hay forma de que no encuentre algún nivel de empatía.
Esmeralda: (Bromea) Porque está Luis Arrieta, esa es la razón principal…
Nacho: (Bromea) Yo no quería decirlo, pero también me declaro fan de Luis Arrieta…
Esmeralda: (Bromea) No, no, no; ya en serio, la razón por la que yo me siento tan orgullosa de estar en este proyecto, es por lo que ofrece, que como ya lo dijo bien Nacho: ‘es una experiencia’, y además, un momento de venir a morirte de la risa, de venir a reflexionar, a identificarte, de ver un trabajo de muchísima calidad. También, no es tan común encontrarte a este grupo de actores; es un proyecto especial.

Andrés: Es un texto, además de bonito y empático, divertido; invita a la diversión pero a la par a la reflexión.
También creo que es importante en nuestro país fomentar el ir al teatro, y el hacer teatro. Que vean que los actores que hacemos teatro estamos por otros motivos y otros objetivos que meramente una construcción, la reflexión y el entreteniendo para todos; es un acto de compromiso, y de generosidad.
Adriana: Andrés lo dijo muy bien; siento que a todos nos gusta estar como espectadores de proyectos donde te puedas identificar. Eso siempre es atractivo; y si te lo cuentan a partir de algo que te va a sacar una sonrisa, qué mejor.

Luis: Es una obra que creo que es empática con cualquiera que haya tenido una breve o intensa historia de amor; buena o mala. Uno va al teatro, o a la ficción, a sentir, a identificarse, a recordar, a que tus sentidos con tu cerebro estén conectados. Y creo que eso sucede con esta obra…
Eréndira: Y si no quieres conectar, también te puedes ir a reír un rato, pero eventualmente, siento que si vas a entretenerte, vas a encontrarte con algo un poco más profundo; y si vas a buscar algo muy profundo y que te mueva, también lo vas a encontrar. Eso es algo que me gusta mucho de esta obra…
Luis: Sí, ahorita por ejemplo, a mí me cuesta mucho trabajo hacer “La botarga”, hacerlo todavía me da risa; por eso me siento a ensayar, ensayar, ensayar.

Eréndira: Y le da más risa, porque en vez de que sus compañeros estemos todos serios, nos morimos de risa; porque sí, nos emociona ver lo que estamos creando…

 

Compra tus boletos con descuento, aquí:

No dejes de recibir en tu correo, Facebook o Twitter toda la información y los estrenos de las obras de teatro de la Ciudad de México.