Por Roberto Sosa/Dos indígenas cruzan la sierra, es un sitio desolado y devastado, su propósito es cazar un venado; el yermo paisaje no ofrece mucho. La violencia alejó a los pocos habitantes de la zona. En este árido lugar solo habitan insectos ponzoñosos, un alacrán modifica sus planes y el cazador se convierte en presa, uno de ellos es mordido, su veneno lo hará alucinar. El territorio lo domina una mujer, “La tarántula”.
A este sitio llegan dos hombres, dos sicarios extraviados, perdidos en la serranía. El lugar reúne a cinco personajes en un espacio que semeja un mundo pos apocalíptico; podrían estar vivos, haber sobrevivido al desastre y sólo tratan de subsistir o quizá están muertos y regresan para reconocerse a sí mismos. Entes trastornados en medio de la desolación, dentro de una región donde “La tarántula” controla a sus presas.
Los caminantes es autoría y dirección de Verónica Musalem, su texto es onírico y mágico. Está situado en alguna provincia de nuestro dolido México, devastado por la violencia. A través del relato, los delirantes personajes se trasladan hacia un mundo ilusorio y ficticio. Musalem tiene el don de la escritura, magistralmente desarrolla la historia, sin embargo, su trabajo en la dirección de escena no es sólido.
En su primera temporada se presentó en el Foro Bellescene, el pequeño escenario congestionó el trabajo de los actores y la dramaturgia. En esta segunda temporada se presenta en sótano del Teatro Julio Castillo, la apuesta es por un espacio más grande, sin embargo, Musalem no fusiona con propiedad el discurso escénico, la puesta en escena está desarticulada. Utiliza el performance como recuso, un complemento que no termina por abrazarse con la historia
El elenco lo integran Javier Sánchez, Luis Ernesto Verdín, David Sicars, Alberto Santiago y Karen Daneida. Su trabajo es bueno, cada uno demuestra talento y rigor sobre el escenario, sin embargo, no van juntos, no actúan uno detrás de otro. Daneida canta y actúa con propiedad, es una sensual “tarántula”; el resto simplemente cumplen las indicaciones de la directora, nada sobresaliente.
Un escenario pequeño acerca al espectador con los actores y con la dramaturgia, consiguiendo subvertir a los asistentes. El sótano del Julio Castillo logra crear las atmósferas por donde se mueven los personajes, sin embargo no consigue trastocar, perturbar al público. Los caminantes es teatro que atrapa por la fuerza del texto, pero la puesta en escena no refleja el contexto por donde transitan los protagonistas. Se trata de una obra bien escrita, pero queda a deber.
El equipo creativo: Marco Vargas en la intervención escénica y Cinthia Patiño como Asesor corporal, el programa de mano no señala quienes se encargan de la escenografía, iluminación y vestuario, ni diseño sonoro. Musa Colibrí y Producciones Escénicas SE, la presentan en el teatro Julio Castillo hasta el 10 de diciembre.
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