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LO QUE SE VE DESDE EL CIELO: La vida a través de una mirada



Fotos: Omar Muñoz

Por Omar Muñoz / Nuestros familiares son habitualmente las personas que mejor nos conocen; con las que crecemos y con las que construimos nuestra personalidad. Pero esta clase de familiaridad no siempre significa cercanía. En Lo que se ve desde el cielo, el dramaturgo Kerim Martínez presenta a dos personajes que se conocen desde siempre y que, sin embargo, están separados por fuertes barreras emocionales. La distancia, los silencios y las omisiones, se convirtieron para ellos en el camino fácil ante el miedo a la vulnerabilidad.

La obra cuenta la historia de dos hermanos, Bernardo y Andrés, que después de muchos años de separación se reencuentran debido al fallecimiento de un familiar muy cercano. Toda la acción sucede en el jardín de la casa en la que crecieron. La historia se va entretejiendo a través de la conversación de los dos personajes. Es en ese espacio, en donde ellos recuerdan, se reconocen y se atreven a romper las barreras que los separan.

La dirección de Sebastián Sánchez Amunátegui es casi cinematográfica. Los actores se hallan en un estado de contención prolongada y, como una olla exprés, encuentran momentos de fuga con rompimientos a través de la voz. La contención es muy efectiva. Permite que el espectador centre su atención en las palabras, en el espacio entre los personajes y en la tensión que se genera. Se vuelve evidente lo que no se ve y lo que no se dice, pero que lo es todo. Este tipo de propuesta de dirección tiene total sentido, pues la puesta está diseñada para un espacio muy íntimo en donde el público se encuentra a escasa distancia de los actores. La impostación impediría que el espectador lograra entrar totalmente en la ficción.

El concepto estético también está a cargo de Sánchez Amunátegui. Consiste en un lienzo pintado que se estira completamente, a manera de ciclorama o fondo fotográfico. El lienzo está pintado de forma abstracta con trazos irregulares de colores que sugieren un exterior natural y que se desdibujan en las orillas. Sobre el lienzo, hay una banca de jardín de madera pintada de color blanco. La iluminación (cuyos elementos físicos también sirven de escenografía) consta de seis reflectores con soporte a distintas alturas, repartidos a cada lado del lienzo y que pintan la escena de diversos tonos.

El vestuario es realista y consistente con la forma de ser de los personajes, quienes están vestidos para un velorio: Bernardo, de traje sin saco y Andrés, informal. Las luces terminan de colorear lo que, junto con la escenografía, parece ser una fotografía que apenas van a tomar (o que ya tomaron), pero que también podría ser una obra pictórica. La estética es en conjunto, el retrato de una escena cotidiana. Vemos dicha escena, pero también todos los elementos que la hacen posible. Es por una parte abstracta, pero a la vez, de una sinceridad absoluta.

Las actuaciones son muy bellas. Martín Saracho (quien alterna funciones con Mauro Sánchez Navarro y Diego Narváez) en el papel de Andrés y Kerim Martínez en el de Bernardo logran una conexión y una complicidad admirables. Generan un ambiente de tensión y verdad que parece suspender el tiempo y es casi hipnótico. Aunque ambos personajes se encuentran en el mismo lugar, son pocas las ocasiones en que establecen contacto visual o físico. Sin embargo, esto refuerza el estado desgarrado de su relación. Las miradas de los actores son la base de esta producción. Imágenes y emociones se encuentran contenidas en ellas. El espectador puede verse en su reflejo, pero también puede ver lo que están observando los hermanos: el jardín y los recuerdos. La energía que se concentra en los ojos de los personajes es poderosa y transparente.

Esta puesta en escena de K-OZ Producciones es una excelente inversión para cualquier espectador. Es un llamado a, por un rato, olvidar el mundo exterior, a dejarse seducir por el universo de estos personajes y a realizar una introspección. Lo que se ve desde el cielo, nos regala un momento de concentración total, para conectar con la ficción honesta y para poder observar la vida a través de una mirada.

Lo que se ve desde el cielo se presenta todos los domingos en Café K-OZ Foro Cultural, consulta precios y horarios aquí.

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