Por Arantxa Castillo y Fotos Alma Curiel/ Dentro de las paredes blancas de muros gruesos está Bernarda, su madre Josefa, La Poncia, ama de llaves y Angustias, Magdalena, Martirio, Amelia y Adela (las cinco hijas de Bernarda), quienes encerradas en su propias limitaciones, sometidas a la voluntad de la madre, sueñan con salir de esa casa o en su defecto, se resignan al encierro.
Esta historia de Federico García Lorca, La casa de Bernarda Alba, se presentará nuevamente en la marquesina mexicana, con la participación de tres grandes primeras actrices: Lucía Guilmáin, Evangelina Martínez y Beatriz Moreno,quienes estrenan este 17 de febrero en el Teatro Venustiano Carranza.
En exclusiva para Cartelera de Teatro, Evangelina y Beatriz nos platicaron acerca de esta obra que dirige y produce Miguel Alonso.
Evangelina Martínez (Josefa la abuela)
¿Qué nos puedes platicar de esta puesta en escena?
Me parece que este texto de García Lorca es una de las obras más representadas del autor, es una historia de represión, yo siempre he pensado que en esta obra, hay tres salidas para irse de la casa de Bernarda: la locura, la muerte y el matrimonio.
La abuela se vuelve loca en este encierro, Adela se suicida, quienes ya conocen la obra saben por qué; y está el matrimonio, que dentro de la historia, es muy escaso, porque por tradición se debe casar primero la mayor, pero Angustias tiene 39 años. ¿Te imaginas cuándo le va a tocar a Adela, de 19 años, casarse? Esta obra es acerca de la represión que existía en España, donde la educación era castrante e injusta.
¿Qué nos puedes decir acerca de tu personaje, Josefa?
Bernarda es una mujer terrible, acaba de enterrar a su segundo esposo, son 8 años de luto y encierro. Ella es una mujer muy dura, porque seguramente también la habían educado así. Su madre, Josefa también tuvo esa educación castrante, pero ella se rebela contra Bernarda a través de su locura, se fuga de esa realidad, la abuela ya no está ahí, aunque físicamente sigue en la casa.
¿Qué mensaje nos regala esta historia?
El mensaje para mí, es cuestionar esos prejuicios que existe respecto a las mujeres. Me conecta, porque yo también me rebelé en cuanto a esa desigualdad de género, tuve problemas con mis padres, ellos no querían que estudiara actuación.
Yo le dije a mi mamá, “de las siete hijas que somos, una se tiene que quedar soltera y esa quiero ser yo” y ella no aceptó. Yo la vi entregada al hogar, haciendo comida para diez hijos y un esposo, sin poder dedicarse a sí misma. Sí eso era el matrimonio, yo no lo quería. Afortunadamente me encontré con otro loco, que cuando fue a hablar con mis padres, les dijo “yo quiero casarme con Evangelina y no quiero una ama de casa sino una compañera”, y me casé con él.
Beatriz Moreno (La Poncia)
¿Qué nos puedes platicar de esta puesta en escena?
Es un proyecto que me tiene muy emocionada, este texto me encanta. Para mí Federico García Lorca es un ídolo, me mueve mucho esta obra que toca la condición humana, y cuando es así, da lo mismo la época de la que hable.
¿Cuéntanos sobre La Poncia, qué papel juega en esta historia?
La Poncia está un poco fuera de la casa de Bernarda, respira otro aire, no está atrapada de la misma manera, aunque viva en el mismo lugar. Ella conoce todos los lados oscuros y luminosos del hogar, es un elemento clave dentro de cómo se mueven todas en la casa. Es el ama de llaves, la sirvienta, la confidente, la amiga y la enemiga, se deja envolver, pero, también manipula a las demás. Tiene otra chispa, porque no es de la familia y no está sometida.
Mi personaje tiene muchos retos, ella irrumpe con la seriedad de las demás, le mete el aire fresco al ambiente, pero también busca meter sus enredos. Ella se funde con la energía de la casa, y luego se separa, ésos son retos muy ricos que me encantan.
¿Qué mensaje nos regala esta puesta en escena?
En primer lugar, es Lorca, es un texto que me merece un gran respeto, toca la condición humana, por eso se convirtió en un clásico, y no importa la época. Aunque tiene muchos elementos históricos del contexto de la Guerra Civil, eso no importa, porque al final es un relato de seres humanos atrapados en su propia educación, miedos prejuicios y anhelos frustrados, como cada una de las hijas, pues la madre no permite que sus hijas tengan algún tipo de libertad y las oprime en todos los sentidos.
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