Por Roberto Sosa/El 6 de diciembre de 1993 una bala terminó su con vida. El reloj marcaba las 13:40, estaba dentro de su auto, Rita Macedo se miró en el espejo retrovisor, se metió una pistola calibre 22 en la boca y se disparó, el primer tiro la hizo sangrar pero estuvo consciente…se disparó una segunda vez. La obra es el réquiem para la artista, actriz mexicana; mujer con la mirada a lo lejos, profunda y triste.
La obra recapitula su vida desde lo histórico y la ficción. El relato acentúa los momentos más simbólicos de su existencia y nos muestra a Rita Macedo en la cúspide de su carrera. En 1957 conoce a Carlos Fuentes, incipiente escritor de aquella época, el flechazo fue instantáneo, “amo a ese cabrón…”. Las fiestas que ofrecen son legendarias, invitan a personalidades como Octavio Paz: “Si quieres escribir en este país, no puedes desinvitar a Paz…”, Carlos Barral, Luis Buñuel, Marga López, Elena Garro y Leonora Carrigton entre otras.
La escritura del texto la comparten Marianella Villa y Servando Anacarsis Ramos, dos dramaturgos que por su juventud no alcanzaron a conocer vida y trayectoria de la protagonista (cuando Rita murió Servando aún no nacía y Marianella era una niña), sin embargo, están bien documentados, se puede apreciar la ardua tarea en la investigación para después sentarse y escribir un texto bien cimentado; una dramaturgia que transita entre lo histórico, realidad y ficción.
La dirección es de Martín Acosta, segundo capítulo que dirige dentro del marco Historia de la Diversidad en la Ciudad de México en el Siglo XX. Acosta trae un personaje del pasado que dialoga con el espectador del presente, y lo hace concurriendo la creatividad con talento. Narra la historia con diversos elementos, se apoya en el trabajo actoral del elenco, lo narrativo lo rompe, surgen imágenes y personajes creados en la psique de la actriz, sin duda un buen resultado.
Las actuaciones son de Xóchitl Galindres, Tanya Gómez Andrade, Georgina Tábora y Nicté Valdés. Es un grupo de buenas actrices. Tanya, Gerogina y Nicté realizan un espléndido trabajo desdoblándose con distintos personajes como Pita Amor, Elena Garro, Marga López, Rosario Castellanos o Clara, su sirvienta. Pelucas y vestuario de la época caracterizan correctamente a las actrices.
Cabe destacar la interpretación que hace Xóchitl Galindres en el papel de Rita Macedo. Escoger a Xóchitl fue un gran acierto; no solo es el parecido físico, su rostro y figura, Xóchitl tiene la misma mirada, ve como lo hacía Rita, a lo lejos, profunda y triste. Refleja fielmente los estados de ánimo por los que transitaba la actriz. Galindres la estudió minuciosamente, construye al personaje desde sus entrañas y lo hace vivir en ella; es una gran actuación, de las mejores que he visto en este semestre.
La herida y la flecha: réquiem para no olvidarte es un trabajo bien logrado con un grupo de jóvenes que saben mirar al pasado y revivir a personalidades del mundo intelectual en un México que ya se fue, que vive en el recuerdo. La obra pondera la palabra con personajes que son recordados por su forma de expresarse. “El mundo está hecho de palabras…”: Octavio Paz.
Escenografía y vestuario, Natalia Sedano; iluminación, Alita Escobedo; diseño sonoro, Isay Ramírez Guillén. Producción, Teatro de Arena.
Las funciones son en el Teatro El Milagro hasta el 21 de julio, consulta precios y horarios, aquí.
No dejes de recibir en tu correo, Facebook o Twitter toda la información y los estrenos de las obras de teatro de la Ciudad de México.