Por Roberto Sosa/Es el génesis, en un árbol se origina la vida, nacen seres que crean a “Dios” a su imagen y semejanza. Su Dios exige tributos, impuestos y los incita a engendrar, engendrar y engendrar para que produzcan. “Si van a copular, que sea sólo para procrear…” Descubren y exploran su sexualidad; surgen dudas y preguntas. La analogía entre su mundo y el nuestro, es la misma, su comportamiento es con los mismos hábitos y conductas. “Así es la vida, unos arriba y otros abajo…”.
En este universo los arquetipos son iguales: hombres machistas y misóginos establecen su dominio; el hombre es el proveedor, la mujer debe ser sumisa y obediente. Sin embargo, ¿qué sucede si las mujeres se emancipan y sus necesidades físicas y emocionales se comparan a los varones…? El Creador que todo lo ve, tomará una decisión y su mundo quizá no sea el mismo.
Herencia Flapper tiene su origen en el legado que defiende el pensamiento feminista, aprendido de aquellas mujeres que comenzaron a romper patrones de género. El movimiento surge en los años 20 entre la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión en EE.UU. Las mujeres o Cultura Flapper, fue una corriente feminista que desafió el rol tradicional de la mujer. Supuso un cambio de patrones de vida, aunque duró poco tiempo, dejó su herencia en el mundo occidental.
La obra es una creación colectiva de Laura Baneco, Elfye Bautista y la compañía El Milagrito. La puesta en escena toma la ideología y contexto de esta doctrina para la creación de un espectáculo que enlaza la dramaturgia orgánica y evocativa de los actores. La dirección de Elfye Bautista dimensiona los elementos que conforman la puesta en escena, vincula texto y multimedia sobre el escenario. El espectáculo queda subyugado ante la cercanía actor-espectador.
Las actuaciones son de Mar Aroko, Yenizel Crespo, Manuel Cruz Vivas, Ramiro Galeana Mellín, Valeria Navarro Magallón, Dano Ramírez, Viridiana Tovar Retana e Iván Zambrano Chacón, pertenecientes al elenco estable de la compañía El Milagrito. Su trabajo es nivelado, actúan juntos, nadie destaca más que otro, se desempeñan con rigor y profesionalismo. Trabajan en equipo, labor que refleja su buen ejercicio actoral.
Herencia Flapper nos habla de un mundo ficticio donde sus habitantes semidesnudos, no se ruborizan de sus cuerpos, su vergüenza la ocultan con máscaras, cubren sus rostros, protegen su identidad para exponer su pensamiento, inconformidad que busca liberar el espíritu, algo que ni acá, ni allá se ha podido conseguir. Quizá en este universo paralelo, las mujeres sean el modelo de autonomía e independencia.
La obra forma parte de la residencia de El Milagrito en el teatro El Milagro, se presentarán con dos proyectos más: Los justos o la guerra recurrente (4 de septiembre) y México 68 (25 de septiembre). Escenografía e iluminación, Alita Escobedo; vestuario, Laura Martínez; video, Juan Alonso. Asesores del proyecto, David Olguín y Gabriel Pascal. Producción, Teatro El Milagro.
Las funciones son el Teatro El Milagro, hasta el 26 de julio, consulta precios y horarios, aquí.
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