Luego de varios días con intensas actividades, mesas, talleres y diversos montajes, la 40 Muestra Nacional de Teatro celebrada en Colima, culminó este fin de semana con la escenificación de 5 montajes.
El último día de la muestra comenzó con la propuesta escénica, El silencio que abrasa de la compañía yucateca Murmurante Producciones. La obra cuestiona la memoria histórica de las migraciones y exilios que han ocurrido en Yucatán, especialmente con los habitantes del pueblo yaqui, quienes sufrieron los estragos del genocidio y la esclavitud bajo el régimen de Porfirio Díaz a principios del siglo XX.
Siguió la Pulsar, experiencia escénica para niñas y niños de cero a 3 años de edad, creada por Adrián Hernández y José Agüero, titulares de la compañía Teatro Al Vacío. La obra busca que los bebés desarrollen sus sentidos a través de movimientos sensibles y elementos simples en el escenario, donde los actores invitan a las y los pequeños espectadores a una experiencia placentera, sutil, suave y amable a través del tacto.
Más tarde se presentó Cómo llegar a Fuenteovejuna, obra de las compañías guanajuatenses Lxs de Abajo y Colectivo Alebrije. El Parque de la Piedra Lisa fue un escenario donde transeúntes decidieron, celebraron y cuestionaron la caída del tirano, mientras se encontraban con situaciones de celebración, abuso y violencia.
A continuación, en el Teatro Universitario Coronel Pedro Torres Ortiz, se representó El evangelio según santa Rita, obra de teatro cabaret de la compañía Las Reinas Chulas. Una versión de la historia de la humanidad donde las mujeres poseen un lugar, tienen voz, piensan, luego existen.
La tía Mariela, obra escrita por Conchi León con dirección de Francisco Franco, comedia de humor negro que gira en torno al universo femenino, fue la encargada de cerrar la 40 edición de la muestra.
Con información del INBAL
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