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Por Ro Tierno, Fotos: Cortesía Teatrix/ Con más de cien obras en cartelera, la plataforma Teatrix busca expandirse en otros países. Hablamos con su creadora sobre las contradicciones del medio y el potencial que significa para el arte teatral.

Hace ya cuatro años, la empresaria argentina Mirta Romay lleva adelante un proyecto muy arriesgado: una plataforma de streaming de obras de teatro. Teatrix se ha convertido en un foco de atención para empresarios del teatro, que buscan expandir sus producciones e ir más allá del escenario.

Por supuesto, muchas dudas surgen alrededor de este proyecto, sobre todo ante los ojos de los teatreros: ¿Sigue siendo teatro? ¿Dejará la gente de ir al recinto por verlo en una pantalla? Sobre esta última, en lo que lleva de vida esta plataforma, los números indican un crecimiento que no ha sido a costa del público presente en las salas, sino que se refleja en lugares donde el teatro, en este caso el que se realiza en Buenos Aires, Argentina, no llega fácilmente.

“Las nuevas tecnologías lo que hacen es una enorme democratización y accesibilidad. Junto con eso, la gente va cambiando su paradigma, vamos cambiando nuestra subjetividad, y queremos formar parte, queremos estar integrados e incluidos, y el teatro en ese sentido ha sido siempre de una elite económica, incluso hasta geográfica, ya que hay que estar cerca de los centros de producción teatral para poder consumir teatro”, explica Mirta Romay, hija del reconocido empresario teatral y de medios argentino Alejandro Romay.

Es decir, que al contrario de quitar público presente, Teatrix amplía el público teatrero, distribuyendo un valor cultural que podría verse reflejado en unos años en las salas. “Me parece que el teatro puesto a disposición del público grande es revolucionario, puesto a nivel de los docentes, es más que revolucionario. Uno de los déficit más grande que tiene nuestro sistema educativo y el de muchos países que he podido visitar es, justamente, la espesura cultural del docente. Lo que yo veo es revolucionario, otros lo ven desde su negocio, se preguntan si esto no sacará público al teatro tradicional, o si no quemará las obras, muy por el contrario, porque lo que tenemos por experiencia es que algo que entra en el circuito de los medios se potencia, lo que hace es desarrollarlo, ayudarlo a crecer”, expresa.

Por otro lado, sobre la primera duda planteada, en cuanto a si una obra grabada y reproducida por un servicio streaming sigue siendo teatro, la respuesta, desde el punto de vista del llamado acontecimiento teatral, es no. El crítico e investigador Jorge Dubatti ha señalado que estas plataformas son ‘aliadas’ del teatro, pero que ‘no son teatro’, ya que el teatro implica un convivio, una presencia física para que el acontecimiento teatral suceda.

Mirta Romay, por su parte, expresó al respecto que “el productor teatral invierte mucho dinero en la promoción de sus obras, en un sector de la población, pero deja con ganas a muchos otros. Con esta plataforma das accesibilidad a esos otros, son tenidos en cuenta, ese es un aspecto que hasta ahora no se desarrolló. Muchas producciones, por un tema de costos, no pueden salir girar, o giran sin toda la escenografía, o con algunos actores. Dar la posibilidad de ver el original de ninguna manera quita las ganas de ir a ver la obra, al contrario, yo creo que igual pasa con la música, después querés ir a verlos”.

Cuando iniciaste en Argentina, ¿cómo fue el trato con los productores y creadores? ¿Lo vieron como una competencia al principio?

Claro, esto pasa en cada mercado. Después se diluye, y es justamente el punto que estoy trabajando, porque se vuelve a repetir en el nuevo desembarco. Yo imagino esta empresa con Argentina, México y España, esto no quita que no pueda haber otros países, pero me parece que la producción grande está en estos tres países, con público teatrero fuerte y cultura del teatro. El empresario teatral es un hombre que yo llamo analógico, que por su trabajo, sus vínculos y lo que él hace todo el día no está en contacto con la enorme transformación de los medios, la ve obviamente, todas son personas muy informadas, pero una cosa es verla y otra es detectar qué significa eso para la gente.

El teatro tiene un valor que nos pone en contacto con nosotros mismos, con el otro, que nos da profundidad, una corriente contraria a la banalización, a la cosa más superficial que proponen de alguna manera los medios. Entonces te apalancas en un gran aparato de distribución como es hoy las nuevas tecnologías, pero estas distribuyendo un alto valor cultural, emocional y de contacto con la propia subjetividad. Esa combinación me parece muy potente y muy sanadora para las épocas en que vivimos. Todo esto no está en la cabeza de los empresarios, porque los empresarios teatrales están metidos en otra cosa, no quieren meterse en ese mundo, el tema es que tienen que saber que de ese complejo mundo de la tecnología nos ocupamos nosotros, el productor teatral solo tiene que producir muy buenos títulos.

Es algo nuevo para el medio, y ahora también lo empezó hacer Netflix ¿Cómo crees que va a repercutir en Teatrix?

Yo creo que va a ser bueno, porque esto deja de ser algo heroico para ser algo que claramente es una oportunidad que hay que aprovechar. Tenemos un crecimiento ya desde hace dos años del 6% mensual, la gente está muy agradecida, esa es la palabra. El interior de nuestro país no llega a ver el teatro de Buenos Aires, que es el teatro de mayor producción, con los actores que ellos conocen y valoran. Entonces les estas dando accesibilidad a esta cuestión cultural bajo este formato, que obviamente no es lo mismo que el presencial, pero mucha gente es lo único que puede ver, y estos sistemas de suscripción son económicos, permiten esta accesibilidad y permiten que el lenguaje teatral, que es totalmente distinto al cinematográfico, se perpetúe y crezca, se promocione.

Es como si el teatro se pusiera al nivel del cine, de la televisión, hablando de masividad, algo que por ahí no vimos en el teatro…

Justamente lo que decía la gente de Netflix es que el teatro iba a volver a estar en lugares que había perdido, me parece muy interesante porque esto va a retornar a las salas, estoy segura, hoy no tiene una masa crítica para que eso ocurra, obviamente, pero si sumamos México, España, si seguimos creciendo se va a dar una masa que va a potenciar las salas, más temprano que tarde eso va a ocurrir, y estamos en un modelo de aceleramiento, los tiempos son muchos más cortos de lo que creemos.

A la hora de hablar con productores y creadores, con todos los que tienes que ponerte de acuerdo, ¿cuáles son los beneficios que le propones?

Tenemos un vínculo asociativo, imaginé esta empresa con una figura legal nueva, que ningún medio la tiene, yo me asocio, les proponemos una sociedad. Lo que hacemos, visto comercialmente, es crear una segunda ventana teatral, de comercialización de la obra de teatro, una ventana que busca posicionar el teatro argentino, quizá pronto al teatro mexicano, en otras latitudes, hay una sinergia, una intención de llevar el teatro de cada región y que se expanda.

La empresa además invierte en la filmación, en la adquisición del cliente, y  sobre todo una inversión muy importante en la plataforma y todo lo tecnológico. Hoy no hay que pensar solamente con la cabeza en la plataforma web, sino en la articulación con todos los dispositivos móviles y los sistemas de transmisión por Smart tv, eso significa haber hecho acuerdos con cada una de las marcas.

Una obra de teatro es un producto mucho más sensible, ¿qué tan difícil es grabar?

Esto es lo que más me divierte, crearle un lenguaje audiovisual al teatro. Después de cuatro años que ya estamos, hemos desarrollado ese lenguaje. Mucha gente todavía no entró a la plataforma y no sabe cómo filmamos. Cuando les decimos cómo, se dan cuenta de que tiene mucha calidad, y que sí se puede ver, hay un prejuicio que es que el teatro no se puede filmar, y yo vengo de una familia en la que se filmaba el teatro, mi papá hacia teatro y lo filmaba, lo llevó a la televisión abierta, en los años ’60 y ’70, para mí era lo más normal.

Y hemos visto teatro en el cine también…

Sí, hemos visto teatro en el cine e incluso en México tuvieron su período importante de la televisión con teatro, donde se transmitía y hacía teatro. Ha sido todo tan acelerado lo que hemos vivido en los últimos años, la televisión, el cable, los nuevos sistemas, que nos olvidamos de los orígenes, en los orígenes estaba el teatro, tengo un recuerdo muy vívido, así que cuando salí con esto era todo muy normal, una continuidad de mi vida, la gente me decía que estaba haciendo algo totalmente disruptivo, novedoso, me encanta ponerme esas cucardas pero la verdad para mi es una continuidad, lo que ha cambiado es el medio, y cómo nos acercamos al público.

La televisión abierta dejó de hacer teatro porque se volvió muy competitiva, los contenidos había que llevarlos a un grupo muy grande de gente, lograr masificarlo, y para eso hubo un cambio muy importante en los modelos de producción y en los contenidos que se seleccionaban. No era suficiente el público para los que tenían la grilla de un canal de televisión que competía con otro  por una tanda publicitaria. Fue perdiéndose esa costumbre, pero no quiere decir que el nicho del teatro no exista, que el deseo de ver teatro no exista, es más chico, sí. Acá hay un proyecto que me parece revolucionario en cuanto a llevar esta cosa sensible como dijiste, a todas las personas, porque de eso nos nutrimos y la gente se enferma cuando no puede ponerse en contacto consigo misma, el actor te ayuda a pensar, el texto, hay pensamiento que circula en cada una de las obras.

¿Cómo filman cada obra?

Hay todo un protocolo de filmación, se estudia el texto, la puesta, se habla con el director, y luego de ese proceso, habiendo hecho una filmación a una cámara y un análisis de los distintos planos, de cómo se va a contar la historia y cuántas cámaras necesitamos, filmamos en función, porque el actor trabaja para el público, y ahí es muy interesante ver la entrega que el actor hace, estas capturando en ese único momento maravilloso la situación, y esa pequeña desprolijidad que puede haber, que pueda ser letal para un cineasta, en el teatro es lo que pasa, es esa cosa que ocurre ahí, luego nosotros editamos las cámaras, corregimos algunas cosas, hacemos postproducción de sonido y de color, y recién ahí la obra puede estar puesta a disposición del público.

¿Ya empezaron hacer producciones propias?           

Empecé a pensar en producciones propias pensando con la cabeza de la gente, ellos quieren y tienen el recuerdo de títulos que no fueron filmados, y creo que es interesante pensar en reponer algunos títulos que fueron muy exitosos, con grandes actores, porque no hace falta que la producción esté mucho tiempo en cartel, creo que con tres meses podemos tener una buena obra asentada, que el público que la quiere ver la vea, filmarla, y guardarla.

Están creando una memoria del teatro…

Estamos creando una memoria del teatro, sí, está bueno esto de la memoria, porque tiene un papel fundamental en el desarrollo de una persona, de una sociedad, sino detrás hay un vacío, y ese vacío se siente existencialmente, entonces me parece bueno apoyarnos en lo que se hizo en materia cultural y de producción teatral, que las nuevas generaciones entren a Shakespeare de otra manera, atravesados por lo cultural actual, me parece que nos alimenta mucho. Yo creo que la innovación es eso, volver hacia atrás para traer algo con otra mirada, entonces nada se pierde, se está transformando y estamos creciendo evolutivamente en situaciones disruptivas.

 

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