Por Mariana Mijares, Fotos: Paulina Watty/Perder a una mascota, que nos rompan el corazón o dejar atrás la infancia, son experiencias por las que la mayoría pasamos a lo largo de la vida; estas son parte de Tom Pain (Basado en Nada), monólogo de Will Eno que fue finalista del premio Pulitzer en 2005 y que fue elegido por Luis Arrieta como su próximo acontecimiento teatral.

El también actor de montajes como Toc Toc, La Madriguera, Wit y recientemente Enfermos de Amor, es reconocido por su trabajo en los escenarios; sin embargo, admite que esta obra representa el mayor reto actoral al que se haya enfrentado.

Luis Arrieta: “Pensaba que lo más difícil que había hecho en mi carrera era Malinche (serie de TV). No tenía ni idea de cómo Adrián quería dirigir este montaje, así que éste es el reto más grande que he tenido en mi carrera, en todos los sentidos”, reconoce.

Arrieta, quien se declara admirador de monólogos como Autoconfesión, El Gorila y Puras Cosas Maravillosas, cuenta que fue él quien eligió esta obra por cómo ésta lo confrontaba; por lo que anticipa, provocará lo mismo en el público.

“Es una obra que te confronta; y con tanto bombardeo, de publicidad, en redes, hay pocas cosas que te sacuden. Con Tom Pain (Basado en Nada) estamos haciendo un montaje cargado para poder lograr sacudir al espectador”, revela.

Siendo la primera vez que estará solo en un escenario, el también actor de cintas como Paradas continuas, Tiempos Felices e Inquilinos, reconoce que ha valorado aún más la compañía.

“He descubierto que tanto la ficción, como la vida, son mucho más fáciles con alguien. La soledad es buena para la reflexión, pero también puede provocar la locura.

Y abundó: “He extrañado tener a alguien. Va a haber un músico en escena con el que interactúo muy brevemente; pero son momentos que agradezco de sobremanera”.

La obra que inició como una lectura en el Soho Theatre de Londres y que también se representó en el famoso festival de Edimburgo: Fringe, cuestiona el momento en que dejamos atrás la infancia y pasamos a ser adultos. El intérprete reconoce que dicha transición, la vivió en la secundaria.

“Fue cuando me rompieron por primera vez el corazón a un nivel que no podía dejar de llorar. De hecho, me iba al baño a llorar y era buleado por eso; fue una niña de la escuela”, recuerda.

A partir de esta experiencia, el actor ha reflexionado sobre sus épocas de estudiante, tiempos que forjaron su carácter y donde aprendió patrones con los que hoy en día sigue luchando.

“En la primaria tenía problemas de disciplina pero tenía buenas calificaciones. En secundaria ya no tenía problemas; me empecé a tomar la vida demasiado en serio, me volví un ‘señorcito’. Hasta que empecé a estudiar actuación, empecé a romper con ese niño que operaba desde el ‘deber ser’.

“Ese es un rompimiento importante como ser humano. Cuando haces las cosas porque la sociedad te lo exige, empiezas a perder tu esencia y creatividad. Ahora estoy intentando hacer cosas que ‘quiero’ hacer, no que ‘debo’ hacer”.

El proceso de construir al protagonista del montaje traducido a más de 12 idiomas y presentado Off-Broadway en 2018, ha requerido que Arrieta, de la mano del director Adrián Vázquez, trabaje no sólo en las palabras, sino en su corporalidad, por lo que tomó lecciones de danza.

“Fue a petición del señor director, porque hay ciertas cosas corporales del entrenamiento de ballet que funcionan para el personaje, y para el trazo. También tiene que ver el peso, este es un personaje que, por las circunstancias que estamos construyendo, le venía viene estar más delgado de lo que yo estaba”.

Siendo Vázquez un veterano de los unipersonales luego de crear Los días de Carlitos, Anécdotas de un hombre indecente y El hijo de mi padre, además de haber dirigido a Verónica Bravo en el monólogo Visceral, el creativo resultaba idóneo para acompañar a Arrieta en este reto.

“Es un director muy exigente; me tiene siempre alerta. Todo el tiempo estoy ‘a las vivas’, porque además es un director al que le gusta mucho probar; que no permite que el actor se acomode y se vuelva flojo. Todo el tiempo te está exigiendo cosas distintas; eso ha sido duro”, admite.

 

Además de Vázquez, el histrión cuenta con el respaldo de varios productores: Once Once Producciones, Los Güeros Films y Filmadora Nacional, representada por Marco Polo Constandse, y con quien Arrieta colaboró en Los inadaptados.

“Creo que estamos viviendo un momento increíble donde las fronteras entre teatro, cine y televisión se mezclan”, declaró  Constandse, “Conozco a Luis desde hace bastante, hemos trabajado juntos; me emociona mucho cuando un actor se crea sus propios retos e idea estas oportunidades. Esa para mí es la emoción más grande”.

Al reflexionar sobre qué escribiría en el monólogo de su propia vida, Arrieta confiesa que se enfocaría en las decisiones que lo han marcado.

“Creo que intentaría plantear qué pasaría con esas decisiones que hacen que tu vida se vaya por un camino. Explorar qué hubiera pasado si, por ejemplo, hubiera sido actuario; o qué hubiera pasado si a la niña que me gustaba, se le hubiera dicho. Me gustaría explorar eso porque no soy de esas personas que digan que haría mi vida igualita; yo buscaría otros caminos”, concluyó el actor.

Arrieta, también productor de Detrás de la Montaña (cinta que recibió el premio Guerrero de la Prensa en el pasado Festival Internacional de Cine en Guadalajara) espera que, a partir del 1 de mayo, el público conecte con este montaje que se presentará en La Teatrería los miércoles a las 20:30 horas.

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