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EL PERRO DEL HORTELANO: Una época del cine viva en el teatro clásico



Por Luis Santillán/La Compañía Nacional de Teatro presenta El perro del hortelano bajo la dirección de Angélica Rogel; ella misma hace la adaptación –y la adecuación- para explorar el texto de Lope de Vega desde una visión enmarcada por el México de los años 50.

La propuesta de Rogel es interesante en principio por dos particularidades: la primera de ella está en lo limpio y fluido que se da la ambientación con la década referenciada, el texto fluye sin exponer de modo alguno las costuras de la puesta en escena; lo segundo se da por la impresión de que la línea anecdótica central bien puede imaginarse concebida por un guionista del cine mexicano de esa época, tanto por la estructura como por el uso de los elementos de género dramático, vuelve exponencial lo tintes melodramáticos del texto original.

Llama la atención que el lenguaje de Lope es respetado, el empleo de figuras retoricas y métrica, Rogel no emplea un léxico agregado de manera impositiva, sino que recurre a las herramientas que tiene como directora para lograr la transformación completa del texto y alcanzar de manera cabal su propósito.

No queda claro si Carlos Matus –música original y arreglos- o la directora tomaron las decisiones sobre la selección de canciones, lo cierto es que funcionan tanto como un elemento narrativo como un marco emotivo.

El trabajo de Rogel siempre es de gran calidad, en esta ocasión crea imágenes de con belleza nostálgica, logra que de la mano de Patricia Gutiérrez –diseño de escenografía e iluminación- exista un espacio íntimo, cálido, donde los estados emotivos se proyectan por medio de la música y la voz, y otro expuesto, mutable, público donde la acción desarrolla el drama.

En el elenco destaca Fernando Bueno. Su actuación conjuga en totalidad la propuesta de Rogel, a la vez, proyecta las aportaciones que imprime en el personaje; se siente un estudio profundo sobre los referentes para que su personaje mantenga la textura que emana el texto original, pero a la vez los detalles de contexto lo redimensionan. La fusión del pasado y la época seleccionada conjugan lo mejor de ambas para tener un personaje grato, festivo, embustero y totalmente orgánico.

La apropiación del texto por parte de Rogel es tan contundente que su equipo de actores logra lo mismo, todo el trabajo de escena es limpio, sin elementos fuera de tono o actuaciones desequilibradas. La producción de la CNT tiene la calidad que le caracteriza.

Es difícil decir si la puesta en escena está diseñada para un nicho específico, dado que la recepción de la propuesta requiere que el público contextualice la época, pero sobre todo los universos generados por el cine al que apela. Los guiños de la puesta están muy bien hechos, mas queda la duda sobre la lectura que puede tener alguien que llegue a alguna de las funciones sin el imaginario colectivo generado por el melodramático cine mexicano de los 50’s.

Las funciones son en el Teatro de las Artes, hasta el 9 de junio, consulta precios y horarios, aquí.

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