Por Ro Tierno, Fotos por Federico Lozano/ Hablamos con la creadora de esta compañía mexicana que hoy muestra su trabajo en diferentes lugares de Argentina.

“El clown es una técnica que para mí, todos los actores debemos pasar por ella, porque te abre otras puertas, corporal y mentalmente te da otras oportunidades”, comenta Verónica Jazmín, actriz y creadora escénica egresada de la Universidad Veracruzana de Xalapa, que actualmente reside en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, mientras cursa una maestría en la Universidad Nacional de las Artes (UNA).

Su última presentación fue en el Festival Itinerante Latinoamericano Ambar (FITLA), con su trabajo Narices frágiles, travesía al encuentro del ser, que enfatiza en la búsqueda de la infancia, qué nos diríamos y qué haríamos si tuviéramos la posibilidad de encontrarnos con nuestra niña o niño. “Narices frágiles trata de acercarse a la gente y hablar de una parte muy íntima. En el espectáculo en Río Negro (Argentina), hubo muchas personas que se me acercaron y me dijeron que la habían pasado bien y mal, que los había hecho reír y llorar, que había tocado fibras sensibles, se acercaban a abrazarme y contarme cómo vieron la obra y hasta cosas personales. Me gusta acercarme a la comunidad, que la gente que está ahí viendo me diga cuáles son sus experiencias desde lo humano”, comparte Verónica.

Clowneando, descubre tu payaso interior, surge en el 2014 como un proyecto para dar talleres de clown y títeres a comunidades situadas en la periferia, iniciando en Xalapa, Veracruz, para luego formalizarse en la Ciudad de México, donde Verónica Jazmin impartió talleres desde cultura comunitaria, en la delegación de Tlalpan.

“En Xalapa estuve como 9 años, luego me fui para Ciudad de México. Es un gran cambio, la experiencia en Veracruz fue muy buena, trabajé con el grupo Merequetengue Artes Vivas, fundado por Lorenzo Portillo y David Estrada, y ya tiene 18 años y un espacio que se llama El Rincón de los títeres. Ciudad de México es la ciudad de la furia, realmente tienes que tener contactos y conocer gente, y de eso depende del nivel que tengas y el acceso que tienes a las cosas. Allí estuve trabajando con Marisol Castillo en algunos proyectos, de teatro de títeres y teatro de papel. El último trabajo que hice fue en el Teatro Helénico presentando Pípí, de Jaime Chabaud, dirigida por Marisol. Narices frágiles depende de mí, es también yo crearme mis propias posibilidades y ver qué pasa, y a partir de este trabajo escénico hablar con la gente”, cuenta la creadora.

¿Por qué elegiste el clown?

Cuando estamos estudiando teatro nos dicen que las cosas tienen que ser de una u otra manera, y algunas personas no entramos en estos parámetros, entonces siento que el clown te abre como estas posibilidades, la libertad de estar en el escenario no desde la actuación ni de un personaje, que no significa que no haya un trabajo como creador, pero te abre otras puertas. Para mí el clown es eso, abordar el teatro desde ti mismo, abordar la escena desde la exaltación de lo que tú eres, y también con la posibilidad del juego y la interacción del público todo el tiempo. El clown es más una filosofía, algunos te dicen que solo puedes tener un clown en tu vida, otros te dicen que es un estado. La experiencia que he tenido en México y otras partes es poder ver la perspectiva del juego, y no tanto de las reglas de algo.

También encontré en el clown y en los títeres la forma de acercamiento de las personas, rompen las barreras para que tú te puedas comunicar con ellos, y ellos también le pueden entrar de una forma más sencilla al teatro. Desde el ‘no actuar’, no tienes que demostrarle nada a nadie, es ser tú, quitarte esas barreras para mostrarte desde tu esencia y originalidad.

Todo lo que me ha tocado ver de clown, además de ser siempre hombres, me parecía que la dinámica y los temas que se tocan tienen una perspectiva patriarcal ¿crees que esto es así? ¿Cómo ha sido tu experiencia como mujer en el clown?

Es un tema lo que dices, no he tenido compañeros clown, pero sí maestros, y desde donde yo lo puedo hablar me doy cuenta que todas las dinámicas, los juegos, está visto desde la perspectiva del hombre.  Ahora están surgiendo proyectos femeninos, como el Vabieka Fest y el trabajo de Nohemí Espinosa, es necesario que las mujeres tengamos un lenguaje propio y se nos reconozca como eso. Los clown más reconocidos son hombres, a las mujeres nos cuesta más trabajo meternos, si nos metemos desde sus parámetros no lo vamos a lograr, porque nuestra sensibilidad es distinta, nosotras vemos las cosas desde otra perspectiva. El clown femenino debería empezar a entrar por ahí, hablar de eso, y que no nos quedemos solo en eso, en ‘temas de mujeres’, creo que nos podemos expandir y hablar de temas universales desde nuestra perspectiva. En escena se traduce de una manera distinta.

Dentro del medio y dentro de los talleres me he sentido limitada. Nos toca hacer este registro desde lo femenino, se está haciendo, pero no hay que limitarse. El clown te abre no ser hombre ni mujer, no ser nada en específico, ni desde ningún parámetro de comportamiento. El clown te abre todas esas posibilidades de creación.

El festival al que se refiere Verónica es el Vabieka, Festival internacional de Payasas, que a partir del 23 de mayo y hasta el 26 del mismo mes tendrá su segunda edición en Puebla, México, con la participación de artistas de varias partes del mundo, entre ellas Brasil, Argentina y España.

¿Crees que es una época difícil para el teatro?

El teatro definitivamente es une trinchera. Pero creo que todo a lo que nos dedicamos debería ser una trinchera, una oportunidad y un lugar poder decir lo que queramos como artistas. El papel que tenemos los artistas en general es ese, poder hablar de temas y cosas que otros no hablan. Creo que el teatro siempre ha estado en crisis y ha sido un reto, las nuevas tecnologías lo están transformando en otra cosa, y nosotros debemos integrar estas cualidades nuevas que nos da el contexto en el que estamos.

Nuestra tarea es conservar toda esta parte esencial del teatro, que es una experiencia viva en el momento, que otras artes no lo tienen. Hay una parte que es ir hacia al futuro, hacia adelante, pero también ya tiene rato surgiendo esto de regresar al origen, y tiene que ver con este quehacer teatral, no es lo mismo llevar a tu hijo a un videojuego que llevarlo a una obra de teatro. Como creativos siempre tenemos que estar cambiando de estrategias.

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