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Por Ro Tierno, Fotos Cortesía / La artista mexicana, radicada en California, se presenta en Argentina antes de participar en México del encuentro El mundo al revés: Humor, ruido y performance. Hablamos con ella de su arte, el feminismo y el efecto antinmigrantes que emana del poder.

Radicada en California, Estados Unidos, la actriz mexicana Violeta Luna forma parte del Proyecto Magdalena: Red Internacional de Mujeres en Teatro Contemporáneo, que en sus múltiples desprendimientos, del 1 al 12 de mayo estará realizándose el VI Encuentro Festival Magdalena 2ª Generación, con sede en Argentina, y la participación de artistas de varios países del mundo bajo el concepto Mujer, Teatro y Banquete.

“Magdalena 2da generación es parte de esta red pero fue una iniciativa de Ana Woolf (actriz argentina) para crear otro espacio donde un grupo de mujeres más jóvenes, de otra generación, tuvieran un encuentro, sobre todo en la parte sur del continente. A mí me parece un esfuerzo importante, crear un espacio de mujeres ya implica varios esfuerzos, porque hay pocos espacios, y también en cuestión de las temáticas que se hablan, de las búsquedas, el encuentro como posibilidad de diálogo, de amistad, para seguir estrechando lazos”, explica la actriz para Cartelera de Teatro.

En este marco, la actriz de performance presenta su obra NK 603: Acción para performer & e-Maiz, que trata el tema de la monopolización de las semillas en México, y Para aquellas que no están más, junto a las artistas brasileras Stela Fisher y Leticia Oliveras, que aborda la temática del femicidio. Dos obras que marcan el acento de Luna, comprometida desde su arte con las causas sociales de su país natal y del mundo.

Formada en actuación en la Ciudad de México, Luna es artista asociada de los colectivos de performance con sede en San Francisco La Pocha Nostra y Secos & Mojados. Es miembro de la Asociación Nacional de Artes y Culturas Latinas (NALAC), y entre sus obras más importantes se destacan Frida, Apuntes sobre la Frontera y Réquiem por una tierra perdida, que será presentada en junio en la Ciudad de México en el marco del encuentro El mundo al revés: Humor, ruido y performance, donde también brindará una charla junto a dos académicas abordando temas de narcopolítica.

Es interesante pensar el proceso de Luna desde su migración, ya que si bien lleva muchos años radicada en California, la actualidad y las nuevas políticas han atravesado su arte y resignificado su presencia en el país extranjero.

¿Cómo ha influido en tu proceso artístico el hecho de ser una mujer extranjera en Estados Unidos?

Mi trabajo se politizó. Si bien anteriormente mis temas eran de justicia social, el hecho de ser inmigrante, y ahora mexicana, con estas narrativas que vienen desde los políticos antinmigrantes, cargadas de xenofobia y racismo, en donde ser inmigrante implica ser criminal, ser ilegal, una no puede vivir separada de esas narrativas. Se dice que nosotros no cruzamos la frontera, la frontera nos cruzó, porque las familias se dividieron, femicidio, narcotráfico, migración, son temas que involucran a las dos naciones, este es el lugar desde donde me interesa hablar, porque soy un ser dividido por estas dos naciones, porque quizá me reconozco menos en el México que dejé, pero tampoco me puedo asumir acá como americana, porque a mí se me sigue viendo como una inmigrante, no voy a pertenecer, entonces desde ese estado intermedio yo articulo mi trabajo, y siempre me interesa complejizarlo desde cómo las políticas que se articulan desde Estados Unidos, impactan a las políticas y formas no solo de México, sino de toda Latinoamérica.

Los femicidios en Juárez, pues fue en torno a las maquilas que surgieron con ese tratado de libre comercio donde de pronto, Ciudad Juárez fue un laboratorio económico, y esa maquila abría la posibilidad de que las mujeres que iban a migrar desde Centroamérica a Estados Unidos decidieran quedarse en México en ese trabajo esclavo, vendido como un trabajo donde iban a ganar y a dar casitas, y ahí se empieza a generar una violencia estructural social tremenda. Como creadora no puedo dejar eso desapercibido, me interesa hablar de los puntos que nos hermanan, de los puntos de desencuentro, y en cómo afectan.

¿Cómo crees que impacta el performance en el público? Es un arte muy politizado…

Mi lenguaje es el teatro performativo, este teatro más expandido, que se vincula más con las artes vivas. El performance trata de compartir diálogos mucho más horizontales, el público es también actor dentro del performance, tiene una responsabilidad, un papel activo, hay momentos en que se abre ese espacio de interactividad, donde el público ya no es un ente pasivo, y cualquier decisión que toma de participar y cómo participa es también la obra, puede intervenir. El performance siempre ha emergido como un espacio de resistencia, si bien ahora se ha institucionalizado, hasta dan becas, antes no formaba parte del mainstream, creo que es una práctica muy potente, sobre todo porque también esta utilizada dentro del activismo.

¿Cuál es la importancia de este festival, donde se teje una red de mujeres?

No es tanto un festival, siempre lo denominan como encuentro, porque tiene más profundidad en el sentido de que no solo vas y presentas tu trabajo, sino es esta posibilidad de intercambio, de feedback, y el contexto enriquece mucho estos encuentros porque está la posibilidad de conocerse con las artistas locales, y de alguna manera eso es el espejo para mí de ver qué es el país, a través de las obras de las mujeres del lugar, desde los diálogos que una establece con las artistas locales.

¿A qué te remite la consigna del encuentro, Mujer, Teatro y Banquete?

La palabra banquete siempre me remite a algo delicioso que se va a probar, el hecho mismo de que ese banquete va a estar contenido por la presencia femenina y el lenguaje va a ser el teatro, pues es algo en lo que me veo reflejada. El banquete te da la noción de una gran variedad y la posibilidad de apetitos creativos, me estimula mucho el nombre por los tiempos tan convulsionados que estamos viviendo donde es importante festejar ciertas cosas que han ido como respuestas a problemas, en este caso problemas que enfrentamos nosotras como mujeres. Darle este toque festivo me da el sentido de esperanza, como mujeres siempre tenemos esa posibilidad de tejer y de que la alegría no nos la van a quitar, la posibilidad de reunión y de festejar es posible.

¿Cuáles son las obras que presentarás?

Yo llevo una pieza que está relacionada con la comida, con el maíz transgénico, cómo ha afectado a nuestros pueblos estas políticas voraces de las corporaciones, de querer implantarse no solo en términos de expropiación de recursos naturales, sino inclusive en cosas que afectan culturalmente. En México decimos que somos mujeres y pueblos del maíz, tratan de patentizar una semilla que fue una ingeniería de nuestros pueblos para alimentarnos, no solo el cuerpo, sino también el alma.

Otra obra que vamos a compartir es Para aquellas que no están más, un proyecto que hice con el Colectivo Rubro Obsceno de Brasil, que son Stela Fitcher y Leticia Olivares, y esta pieza fue una colaboración que surgió en el 2005 y que ha tenido encarnaciones, pero el tema central son los feminicidios, que para mí es el estado ultimo del que deriva esta violencia hacia las mujeres, esta violencia que se vive en parejas, doméstica, porque la mayor de las veces los femicidas son familia cercana a la víctima.

Las mujeres hemos tenido diferentes expresiones de lucha, hace poco en México explotó el #metoo, y muchos artistas de renombre fueron señalados, ¿Qué opinas de este movimiento?

Yo creo que cualquier movimiento que hable de un abuso de poder es importantísimo, y sobre todo en el contexto de las mujeres. Si bien se han logrado muchos espacios, por todas las luchas que han hecho nuestras compañeras anteriormente, hay mucho trabajo por hacer, creo que el movimiento #metoo ha tenido un impacto grandísimo porque las mujeres nos hemos quitado el miedo de decir. Yo me formé en México en el teatro, y era constante el acoso, porque sabemos que en México la mayoría del poder está en manos de hombres, porque son dramaturgos, directores… el actor o las actrices son vistas como objetos, instrumentos de trabajo, y por lo tanto se las trataba de esa manera. Creo que es importante el haber conseguido ese espacio, en donde compañeras, compañeres, trans, homosexuales, pueden decir que eso está sucediendo, y no porque tú tengas el poder y seas un creativo con fama tienes el derecho sobre mi cuerpo. Yo sé que ha causado grandes polémicas, gente que conozco ha estado involucrada, pero es importante que haya una repercusión, que se les señale, porque eso tiene que parar, no es posible que la mujer no pueda tener espacios seguros, es constante el acoso desde que sale de la casa, caminar a la estación del bus, y luego llegar a un espacio que tiene que ser seguro, como la escuela, el trabajo, tener que seguir con ese temor no puede ser. Me parece genial y sobre todo que haya surgido en teatro porque era un espacio donde todo estaba permisible, y era muy difícil denunciar porque estaba en juego tu integridad, los proyectos, el miedo ha sido un instrumento de control fuertísimo. Me parecen muy fuertes las mujeres que hicieron su reclamo, y las redes sociales son herramientas muy útiles.

Violeta ¿crees que en los tiempos que vivimos hoy, acelerados, donde todo parece efímero, ha cambiado el papel del arte? ¿Qué función tiene hoy en día?

Siempre he considerado al arte como una herramienta de transformación social y de sanación, y creo que ahora desde el activismo por ejemplo, estamos hablando ya del artevismo, porque llega de otra manera, toca de forma más sensible a la gente, que percibe muchas más referencias cuando se encuentra a través de un poema, una obra de teatro, una pieza musical, allí hay más posibilidades de llegar a la gente. Son esfuerzos continuos, una cuando está creando, a veces es la posibilidad de poder restituir o resarcir algunas cosas, pero también hay otras que no podemos cambiar como artistas, quizá nosotras como personas hablamos de micro políticas, pero en un entorno mayor se genera un cambio. Es una herramienta fuerte, accesible, es necesario seguir apostando para que el arte esté en las escuelas, en la formación de las niñas y niños, para que sea más integral la formación y sea un medio importante desde el que se pueda hablar, sin duda el arte nos acerca de una forma más profunda.

Violeta Luna se estará presentando hasta el 12 de mayo en Argentina y luego estará en México del 9 al 15 de junio en el encuentro El mundo al revés: Humor, ruido y performance, organizado por el Instituto Hemisférico de Performance y Política de la Universidad de Nueva York, en colaboración con dependencias de la Universidad Autónoma de México UNAM y el Instituto Nacional de Bellas Artes INBA.

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