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DIOS. O NO SER: ¿Existe el Dios todo poderoso y omnipresente?



Fotos: Roberto Sosa

Por Roberto Sosa/Ella vio a Dios haciendo algo horrible, y se quiere morir, se quiere suicidar ¿Qué país tiene el más alto índice de suicidios en el mundo…? Japón. Allá va. La relación con su pareja está rota. Él toma un avión para estar con ella, un viaje que dura diez años, nunca llega… se pierde en el tiempo, en otra dimensión. Una cabina telefónica enlaza la comunicación entre el cielo y la tierra. En Tokio ella busca quitarse la vida.

Un devoto piensa que ella es Él: “eres Dios porque viste a Dios…”; la sigue a todos lados, al Polo Norte, por un desierto, en la cumbre de una montaña o en las aguas de un río. Lo mueve la Fe, la secular necesidad de creer. Su dogma lo fundamenta en lo que ella expresa y hace. “Vi a Dios, no exagero…”, repite la mujer. “Huir de Dios, es huir del mundo….”

En 2014 el vuelo 370 de Malaysia Airlines desapareció, nadie sabe a dónde se fue, en dónde está, se desvaneció sin dejar rastro cuando cruzaba el Océano Índico. ¿Sabrá Dios en dónde está la aeronave? A partir de este suceso, David Gaitán escribe el texto que cuestiona la existencia del Creador, un Dios –para él- cruel, injusto, retrógrado… que se quiere morir. La dramaturgia de Gaitán deja fuera doctrina, religión y dogmas.

¿El avión seguirá viajando, sigue su curso quizá en otra dimensión, en otro tiempo? ¿Hay una realidad paralela a la nuestra? ¿Existe el Dios todo poderoso y omnipresente? Cuando veo el cielo azul y siento la lluvia; si estoy frente al mar y veo su inmensidad; el sol que nos da la vida y contemplo montañas, ríos, valles, desiertos y selvas. Sí creo.

La obra no habla del génesis o el apocalipsis; nos arrastra por distintos puntos del planeta siguiendo a una profeta y a un devoto. El trazo divide al escenario en dos con un cable de acero; podría ser una línea que divide la realidad con la ficción y de esta forma convergen mundos paralelos. O quizá Gaitán juega y lo pone ahí para que cada quien piense y deduzca según su perspectiva.

La dramaturgia de David Gaitán le hace guiños al expresionismo, agnosticismo y existencialismo; sin estereotipos, sus personajes los construye desde una óptica distinta, no convencional. Su texto apela y requiere de toda atención del espectador. Su cómplice es Martín Acosta, director de la obra -no es la primera vez que trabajan juntos-, el resultado es portentoso, la afinidad de Acosta y Gaitán se refleja sobre el escenario.

El conocimiento científico es la antítesis sobre la existencia del Creador. La ideología está separada por una línea. Ella vió a Dios, quiere decir lo que vio y se quiere esconder de Él; Dios quiere morir, en tanto alguien tenga fe, no podrá.

Dios. O no ser es la tercera parte de una trilogía –datos del boletín de prensa- integrada por La velocidad del zoom del horizonte (2013) y Paradise by Design (2015). El elenco lo integran David Gaitán, Diana Sedano, Mariana Gajá y Mario Eduardo de León.

Las funciones son en el Teatro Benito Juárez hasta el 24 de febrero, consulta precios y horarios, aquí.

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