Por Mariana Mijares, Foto: Cortesía OCESA/ En 2002, Ernesto D’Alessio cumplió una de sus metas profesionales: ser parte de Los Miserables, uno de los musicales más importantes de la historia del teatro musical, y donde interpretó a “Marius”. Este 2019, con más experiencia y madurez, el actor cumple un gran sueño, dar vida a “Jean Valjean”, el protagonista de la historia.

Actualmente D’Alessio se encuentra como invitado especial del montaje y ofrece funciones los viernes en el Teatro Telcel. Platicamos en exclusiva con el actor sobre la obra que es, y seguirá siendo, una hermosa oportunidad para reflexionar sobre la libertad, la compasión y el amor en el siglo XIX y en la actualidad.

La última vez que platicamos, en El hombre de La Mancha, me decías que regresar a Los Miserables en el papel de Valjean sería un sueño, ¿lo ha sido?

Ernesto: Sí, totalmente, ha sido un sueño combinado con un reto tremendo, físico, emocional y vocal. El otro día estaba leyendo, hay un ranking -por llamarlo de alguna manera- en Broadway, de los personajes más complicados y “Jean Valjean” está dentro del top 3. Hoy te puedo decir, después de algunas funciones, que sí, es lo más exigente a lo que me he enfrentado en el teatro musical. Es sumamente complejo y una gran responsabilidad, porque eres el hilo conductor de las casi tres horas de la obra.

¿Qué te resulta lo más complejo?

Todo el principio de la obra; cuando Valjean es un reo, un preso. Él sale de la cárcel y comienza a darse cuenta que es catalogado por un número, que es señalado, discriminado. Hasta que se topa con el obispo, quien por primera vez le muestra bondad, amor, perdón y una nueva oportunidad en la vida. Entonces viene el momento del soliloquio, que son muchas preguntas existenciales que como seres humanos seguramente todos nos hemos hecho. Por eso nos identificamos, creo, y lloramos con Valjean el resto de la obra. En esos primeros 15 o 16 minutos, lo complicado es que como todo está centrado en él, cuando se termina el soliloquio este personaje es quien va a poner, digamos, ‘la vara’ sobre la cual se va a medir el resto de la obra.

En el nivel en donde dejes esos primeros 15 minutos, es lo que la gente va a esperar para adelante. Esto es sumamente complicado, en la interpretación de esos primeros instantes, eres quien sienta las bases para lo que sigue.

Habías hecho esta obra cientos de veces, después de haber hecho a Marius, ¿Cómo cambió tu perspectiva del musical al verlo desde el punto de vista de Valjean?

Bueno, obviamente son distintas perspectivas. Marius es un joven revolucionario, un idealista que se topa con el amor. Él vive los ideales que tienen como estudiantes; esa pasión y ese sueño que tienen los jóvenes de cambiar al mundo y de luchar contra su sistema de gobierno. Y cuando se encuentra con Cossete, se da cuenta que ese amor que está sintiendo, quizá es una causa mucha más elevada por la cual luchar. El amor es mucho muy poderoso.

En el primer acto, Marius termina decidiendo ir a la guerra, a la revolución que se está gestando con sus compañeros, y esa sería la causa, el conflicto de Marius. Vocalmente es complicado, no te voy a decir que es fácil interpretarlo,  tiene partes muy complejas, pero definitivamente en nada se acerca a lo que canta Jean Valjean. Ése sí es sumamente complicado toda la obra, las dos horas. Es un enorme reto y emocionalmente es mucho más cansado, porque Valjean todo el tiempo está luchando. En sí la obra es la lucha de un hombre, y la lucha de un pueblo, que anhela libertad.

Justamente ése es uno de los valores, de los ideales de este texto de Víctor Hugo: la libertad.

Sí. Lo que es muy hermoso de Valjean es que a pesar de que queda libre al principio de la obra, se da cuenta de que aunque quedó liberado de la prisión, y de que obtuvo su libertad condicional, afuera lo siguen etiquetando.

Quizá es como el día de hoy. Imagínate, si te acusaran por un crimen y estuvieras 20 años en la cárcel y sales, sería sumamente complejo encontrar un empleo. De hecho, eso se ve en la obra. Como se sabe que Valjean que es un ex convicto, lo tachan y lo discriminan. Aunque él quiere pagar para pasar la noche en una posada, lo ven no como un ser humano, sino como un número, un ex convicto, le niegan el acceso a un techo, a una cama y eso es sumamente triste de interpretar. Te diría que es triste porque es una realidad que todavía el día de hoy seguimos viviendo y no nada más en México, sino en muchos otros países.

¿Te ha sido difícil integrarte a esta compañía que ya llevaba un año reunida?

No, fíjate que me fue muy sencillo, porque afortunadamente, no con todos, pero más o menos con la mitad del elenco que está en Los Miserables, ya había trabajado en otras producciones. Eso me facilito muchísimo las cosas.

Ese primer encuentro, cuando llegas dos meses después de iniciado el ciclo escolar, y te cuesta trabajo comenzar a adaptarte y hacer amigos, no fue lo mismo aquí porque con varios de ellos ya había trabajo en José El soñador, Bésame mucho, Si nos dejan, o en El hombre de la mancha. Hubo varios compañeros, compañeras, que incluso se pasaron a Los Miserables antes de que acabáramos en el San Rafael, entonces me fue muy fácil, llegar y ‘enrolarme’ con ellos.

¿Por qué crees que Los Miserables sigue siendo una obra tan vigente?

Pienso que Los Miserables es y seguirá siendo una obra vigente hasta que los seres humanos encontremos la verdadera libertad que anhelamos. Por ejemplo, nosotros vivimos en un país en donde 5 de cada 10 niños comen una vez al día, eso, desde mi punto de vista, es inadmisible. No podemos vivir en un país en donde haya niños que no tengan qué comer, y si te das cuenta, eso está ligado a la libertad, ligado con el dinero.

En Los Miserables también se habla de las trabajadoras, los trabajadores, y sus derechos sociales. De hecho, Valjean es dueño de una fábrica, y luego se convierte en alcalde, y en esos tiempos pues no había seguridad social, no tenían absolutamente ningún derecho; podías ser despedido en el momento en que una persona lo decidiera, y es algo que todavía hoy continua.

Hoy tenemos trabajadores que no tienen derechos, seguridad social, que viven injusticias, que trabajan más de 7 u 8 horas al día, que se parten el lomo todos los días y tienen un salario que no corresponde a las horas de trabajo que están ofreciendo a cierta empresa.  Eso de alguna manera sigue siendo algún tipo de esclavitud, disfrazado de otra forma y quizá ya no como se interpreta aquí, pero es esclavitud; no tienes libertad.

Eso por un lado, y por otro, Valjean vive un conflicto tremendo: él y Javert, los dos viven dos momentos muy interesantes y muy similares. Al salir de la cárcel, Valjean se cuestiona la ley del mundo, la ley de la justicia humana, dice: “¿Es libertad vivir así?, un carcelero atrás de mí, así es la ley. No tengo gracia por un pedazo de papel, así es la ley”. O sea, esa ley que supuestamente debería de proteger a un ciudadano, resulta que es la que lo está esclavizando, hasta que se topa con el obispo, quien vive bajo la ley ‘divina’.

Valjean le roba y observa que ese obispo rompe a ley divina para poder liberarlo y ese es el momento en que él empieza a cuestionarse: “¿Qué hice de mí, Dios mío?, Soy un maldito ladrón que sólo sabe correr”. Él logra salir adelante de ese conflicto existencial, pero en el caso de Javert, no lo logra. Javert no se topa al obispo, pero se topa con Valjean en las barricadas, y éste aun cuando tiene la oportunidad de matarlo, de asesinarlo, contrario a eso, lo deja libre.

Javert lo cuestiona y Valjean le responde: “No has hecho absolutamente nada, más que tu trabajo. Lo único que hiciste durante todos estos años fue hacer tu trabajo y querer hacer que la ley se cumpla. No tengo rencores, te dejo ir, te dejo libre”. Y Javert, comienza su soliloquio, y lo que hace después, es suicidarse… Él no logra salir adelante.

Además de complejo, como mencionabas, Valjean es un personaje lleno de valores…

Sí. Otra de las cosas hermosas que tiene este personaje es que él, durante todo el trayecto del musical, y también en el libro, en la novela de Víctor Hugo, es un personaje que nunca está viendo por su propio beneficio; siempre está luchando porque se haga justicia con otra persona. Valjean no vive para él, constantemente está viviendo para otras personas. Su misión en la vida, su razón de ser, la encuentra cuando se topa con Fantine, y le hace la promesa -un juramento por su propio honor-, de que él se hará cargo de su hija y que su hija va a estar bien. Desde ese momento hasta la muerte de Valjean, lo único que hace es luchar por ella, y también por el bienestar de Marius.

Cuando se da cuenta de que este joven va a ir a una lucha, que él sabe que es una causa perdida porque el ejército francés, en ese tiempo, era uno de los ejércitos más poderosos del mundo. Valjean estaba consciente que Marius iba a morir, y sabía que la felicidad de su hija dependía de la vida de ese joven, por eso va a la barricada. Valjean no va a la barricada a luchar por la causa de esos estudiantes, va para salvar a Marius que representa la felicidad, que es parte de la felicidad de niña que él adoptó, y a su vez, es parte de la promesa que él le hizo a Fantine.

Es una belleza de obra. Cuando estamos dando las gracias, o estamos interpretando alguna canción, podemos ver de reojo las lágrimas del público porque se identifican; porque está llena de valores, de virtudes y de principios elementales del ser humano.

Y finalmente, justo para la gente que quizá está consciente de los valores de esta obra, ¿por qué te gustaría que se dieran la oportunidad de volver y verte en el papel de Valjean?

Yo les diría que es un acierto de OCESA volver a traer Los Miserables después de 17 años, porque yo creo que toda generación tiene el derecho, y la obligación, de poder ver una obra como esta.

En este caso, por supuesto, es otra versión, una distinta a la que yo interpreté. Es una versión más ágil, y con actores más jóvenes. Antes quienes interpretaban a Valjean tenían de 45 a 55 años, era el requisito en edad; en esta ocasión los actores tenían desde los 30 hasta a los 40 años. Somos más jóvenes quienes ahora interpretamos a Valjean, y también más jóvenes los que ahora interpretan a los revolucionarios.

Es una obra muy renovada en cuanto a todo lo visual; la otra era una obra más oscura, esta es una obra mucho más iluminada, con más tecnología, incluso tiene multimedia -en el caso de las alcantarillas- y precisamente todo esto se hace porque Cameron Mackintosh entiende que el musical se tiene que renovar porque las generaciones se van renovando también.

Desafortunadamente el gusto por el teatro música ha bajado, ha bajado y yo creo que está en los papás -y eso te lo digo como padre de familia-, los papás seremos los responsables de que en un futuro, las salas de teatro continúan llenas. Temporadas como esta, no deberían de irse, deberían de durar muchos, muchos años. Al rato van a durar meses, nada más…

Definitivamente es una pena que Los Miserables ya va a acabar, porque imagínate si de la primera puesta a esta tardó 17 años, yo no sé cuánto tiempo pueda pasar para que vuelva a venir este musical a México. O quizás nunca más vuelva a venir a México una obra como Los Miserables; eso sería una verdadera pena…

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