Por Arantxa Castillo y Fotos Marco D’Lara/ Hiram Molina, junto con Haruki Teatro, une el universo de los videojuegos y la literatura de Lovecraft para contar una historia que invita a los niños y a sus padres a practicar la inteligencia emocional para poder afrontar sus pérdidas. 16 bits o Viaje al Puente de Cristal ofrece sus dos últimas funciones este 25 de mayo y el 1 de junio en La Títería.
En la trama, Thea, una niña que de tanto jugar perdió la capacidad para comunicarse con el mundo, permanece conectada a una vieja consola de videojuegos de 16 bits, único recuerdo de su padre, quien se ha ido de la casa. Thea encuentra en los videojuegos un mundo extraordinario lleno de avatares que la ayudarán a regresar a su vida para enfrentar la separación de sus padres.
Al respecto, Hiram comentó: “Suena a una aventura fantástica, pero lo que hago es invocar la inteligencia emocional de los niños, no es una moraleja, ni un mensaje aleccionador sobre dejar los videojuegos porque sean malos, porque el hecho de que los niños se encierren en estos dispositivos, tiene que ver una especie de soledad, de desinterés o falta de la presencia de los padres porque no se les ofrece otra alternativa”.
Abundó: “Esta niña trata de fugarse del mundo real donde sus padres se separaron, pero en su juego encuentra elementos simbólicos y personajes que la incitan a volver a su realidad para enfrentar la perdida, que le recuerdan que la fantasía es hermosa, pero que no puede vivir ahí ,sino vivir en la realidad sin la necesidad renunciar a la fantasía porque es parte de la vida”.
Para Hiram esta obra toca un tema muy importante, pues asegura que vivimos en una época donde sin importar que seamos chicos o adultos es fácil apelar a la evasión de nuestros problemas gracias a las nuevas tecnologías.
“La situación de la obra no es muy diferente a lo que pasa nos pasa como adultos, en la obra habla de los videojuegos, pero hablemos de las redes sociales, el tiempo que pasamos viendo las redes sociales, cuánta gente deja de vivir su vida por estar ahí, peleándose con gente con la que nunca se pelearía, enamorándose de personas que no conoce, defendiendo a un candidato político, creando una vida virtual porque están insatisfechos con sus vidas reales”, explicó el dramaturgo Hiram Molina.
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