Fotos: Francisco Bravo
Por Saúl Campos/Charlie recibió una propuesta para hacer una película increíble, algo que podría por fin levantar su carrera al nivel en el que Bob, su viejo amigo (ahora jefe de producción), se encuentra. Charlie pudo haberse llevado el proyecto a otra productora, pero no, ha elegido serle fiel a Bob, para triunfar juntos. Bob sabe lo que tiene que hacer, deben de presentar ese proyecto, deben hacer millones juntos, pero la secretaria sustituta que tiene hoy, Karen, parece tener ciertas ideas en la mente que podrían poner en juego el proyecto y el pensamiento mismo de Bob ¿Qué tan manipulable es la mente humana, cuando la codicia ajena se hace presente?
Bajo la dirección de Daniel Veronese, uno de los textos más icónicos de David Mamet llega a México, Codicia (Speed The Plow), una sátira sobre la toma de decisiones y el manejo laboral en la industria del cine, que abre una conversación sobre la manera en la que los seres humanos son capaces de actuar para lograr un objetivo, con fines de lucro, egoísta, hedonista quizás, pero un objetivo al final.
Mamet propone explorar el deseo exacerbado, ese acto denominado codicia que corroe a los seres humanos para poseer algo, para satisfacerse. Todo esto sin salir de un plano en el que el laboral ejerce una presión constante, la superación, la ansia de un logro que siempre ha sido negado a pesar del esfuerzo. Un ejercicio bastante interesante aplicado a decisiones frías como las que toma cualquier industria: producir aquello que venda, no ideas románticas.
Estamos frente a un ejercicio de análisis que se divide en dos áreas: la definición de bueno y malo, y la perversión de la psique humana. Todo explorado en menos de dos horas, bajo una anécdota tan sencilla y realista que aterra desde el punto más honesto en el que conecta a la audiencia. Mamet nos atrapa y nos enfrenta entre discursos de preguntas directas con respuestas negativas.
Para soportar este mensaje, Veronese opta por destacar cada ápice de ingenuidad que le es posible en sus personajes, contrastándolo con los destellos más perversos en una línea dramática que se sostiene firme, en medio de un humor negro que se torna tan incómodo como necesario para explicar la crueldad del acto más inocente en el contexto equivocado.
Arturo Barba, Adrián Vázquez y Ximena Romo entregan una actuación coral bastante destacable, donde especialmente Romo ofrece una gama actoral que permea bastante en su audiencia. El elenco se entrega a un texto que demanda explorar, en ellos, un cierto grado de degradación que no es sencillo y que puede pasar desapercibido, pero ahí está y provoca.
Si bien no es la obra de David Mamet que va a cambiar las vidas de quienes se dejen llevar en sus palabras (eso se lo dejamos a Glengary Glenn Rose), Codicia es un montaje con todos los elementos necesarios para disfrutarla y remover ciertas emociones que como espectador quizás buscamos ocultar en la vida diaria, a sabiendas de que somos capaces y culpables de ejecutarlas.
Las funciones son el Telón de Asfalto hasta el 20 de octubre, consulta precios y horarios, aquí.
