Fotos: Roberto Sosa
Por Roberto Sosa/Uma y Ray se conocieron quince años atrás, se amaron, no obstante la suya fue una relación social y legalmente incorrecta, su amor habito la clandestinidad. Ya pasó más de una década, sin embargo lo que vivieron juntos sigue latente, en su léxico el olvido no existe. Uma sigue amando a Ray, nunca lo olvidó, fue el primer hombre en su vida; para ella esta historia no ha concluido.
La oficina es un sitio oscuro y sucio, él intenta aparentar que es el jefe; ella desea que nadie los interrumpa. Evocar el pasado es abrir las heridas; ella fue atraída y seducida, la pasión los desbordó y acorraló: “me dejaste sangrando, me dejaste… enamorada”. Continuaron por caminos distintos, recomenzaron otra vida o es lo que ambos intentan creer. Un tercer personaje detona un final inesperado.
El autor es David Harrower, la historia aborda un tema delicado y trasgresor. El eje dramático lo constituye la relación de una pareja cuyo amor traspasa las barreras de lo moral y legal. Harrower define con precisión la sicología de cada personaje, desentraña los motivos e impulsos que los atrae y destruye. Es un texto poderoso que indaga las entrañas de los protagonistas; se trata de un relato que subvierte al espectador, lo sacude y lo deja sin réplica, con un nudo en la garganta.
David Harrower nació en 1966 en Edimburgo, Escocia. Escrita en 2005, Black Bird fue producida ese año por el Festival Internacional de Edimburgo, en febrero de 2006 se estrenó en Albery Theatre en el West End de Londres. El autor se inspiró en parte en los crímenes del delincuente Toby Studebaker, un caso verídico. En México se presentó en el Teatro Libanés en 2008 con las actuaciones de Humberto Zurita y Kate del Castillo.
Hoy se presenta bajo la dirección de Katina Medina Mora, el tema para ella tiene resonancias en su vida personal –así lo expresó en conferencia de prensa-, un proceso doloroso que entiende y deduce; realiza su trabajo consciente y sensible ante los casos de mujeres que vivieron lo mismo que la protagonista de esta historia. El texto en sus manos toma relevancia, Medina logra reflejar sobre el escenario lo que la pareja verdaderamente siente y piensa.
Las actuaciones son de Alejandro Calva, Cassandra Ciangherotti y Zoe Cassandra Iturralde / Luna Anaya. Sin duda es un trabajo sobresaliente y bien equilibrado; ambos están en su personaje. Sus interpretaciones nos dan certeza del drama que viven los protagonistas. Cabe señalar la actuación de Cassandra, es intensa y vehemente, desde sus adentros nos transmite la carga emocional que vive Uma. Al finalizar la función vi lágrimas entre algunos asistentes.
Black Bird nos perturba y confronta. ¿Qué justifica una acción así? No obstante ¿Qué pasa por la cabeza de una persona que lo desea, lo consiente y defiende…? Y con el paso del tiempo no sabe cómo y en dónde se acomodan todo ese cúmulo de sensaciones, culpas y… deseos. La psique humana y sus recónditos senderos, se exponen en esta dramática, patética y conmovedora puesta en escena.
Escenografía, Adrián Martínez Frausto; iluminación, Ingrid Sac; vestuario, Valentina Muñoz; diseño sonoro y musical, Alejandro Castaños. La producción es de Berenice González.
Las funciones son en el Foro La Gruta del Helénico hasta el 29 de septiembre, consulta precios y horarios, aquí.
