Por Arantxa Castillo y Fotos Francisco Bravo/ La obra de Alejandro Ricaño que celebra sus 7 años en cartelera nos regala una historia de corazones rotos, luciérnagas, maletas llenas de esperanza y nuevos caminos.

María, viaja a Bergen, Noruega, para darle un giro a su insatisfecha vida. Al llegar a este pueblito frío y poco concurrido, ella se encuentra una máquina de escribir con una maldición: lo que ella escriba se hará realidad y así se encontrará con su doble.

Con esta premisa El amor de las luciérnagas ha logrado conquistar los corazones de los amantes del teatro. Pronto tendrás la oportunidad de verla ahora en el Teatro Rafael Solana donde estrenarán temporada el próximo 29 de octubre, anunció el elenco en el marco de su festejo llevado a cabo en el Teatro de Ciudad, Esperanza Iris.

¡Aprovecha esta nueva oportunidad! mientras tanto te enlistamos las 3 lecciones que nos dejó esta entrañable obra.

1) Dejar ir es lo mejor: Es probable que el gran éxito de El amor de las luciérnagas se deba no solo al entrañable texto de Ricaño, sino a que toca un tema tan común y mundano, pero no menos trascendente: el duelo afectivo por terminar una relación. Rómulo puso punto final a su relación con María y ella perdida y confusa emprenderá un emocionante viaje que la ayudará a entender que para seguir adelante y dejar de sufrir es necesario soltar.

2) Acéptate tal y como eres: Durante la obra podemos ver a una María insatisfecha con su vida, se siente fracasada porque las obras de teatro para niños que escribe no tienen mayor repercusión que el de una simple mención, no tiene dinero, su autoestima está por los suelos, al grado de sentir celos porque su doble es la versión mejorada de sí misma: una a la que aún ella no puede acceder. Durante este viaje escénico plagado de metáforas, María logra aceptarse como es. Lista para reinventarse cuando quiera, renunciando a las expectativas de lo que cree que los otros esperarían de ella.

3) Vive el presente: El amor de las luciérnagas nos regala una tremenda lección al demostrarnos que se puede volver a creer en el amor, ilusionarse y amar una vez más, sin más expectativas que las que disfrutar el momento presente, sin preocuparnos por sí, ese nuevo amor, será el indicado, o el que nos dure toda la vida, nadie puede predecir el futuro y qué más da, vendrán los días buenos como las luciérnagas intermitentes y eso bastará”

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