Foto Roberto Sosa
Por Roberto Sosa/ Es la que comparten los hermanos Irina, Olga y Andrés; Masha es la otra hermana que todos los días los visita, está infelizmente casada. La herencia que les dejaron sus padres se ha terminado, ahora deben pensar en su futuro. Olga es directora de una escuela local, soltera, anhela casarse con un dentista; es quien lleva dinero a la casa. Irina es la más joven, desde su infancia sus padres le crearon el hábito de la lectura; desprecia a los pobres. Andréi es un frustrado intelectual que se enamora de una prostituta.
En tres actos, vemos una familia que se reúne tres veces para celebrar el cumpleaños de la hermana menor; cada acto es un festejo donde algo sucede, toda celebración termina siendo un “cumpleaños de puta mierda…” Cada aniversario los hermanos convierten el festejo en un cenáculo donde converge la miseria emocional, los vacíos existenciales y la soledad. A la fiesta siempre llega Georg -amigo de Andréi-, está enamorado de Masha, pero está casado, su esposa cada que puede intenta suicidarse.
La escenografía se despliega en un reducido escenario, el diseño representa una estancia con lámparas muebles y antiguos, hay incluso un antiguo tocadiscos que reproduce la música de los viejos discos de vinil. Los muros comprimen el espacio que el texto ensancha y dimensiona. La extensión del escenario es corta, sin embargo la dramaturgia fluye, no se congestiona.
De Rebekka Kricheldorf, Villa Dolorosa. Tres cumpleaños frustrados es una versión libre de Las tres hermanas de Anton Chéjov. La mirada femenina de las tres protagonistas, la traslada oportunamente a nuestro tiempo, sin dejar de lado al personaje masculino; el hastió, la soledad y la esperanza de una vida mejor son elementos centrales en la obra de Chéjov, con la adaptación de Kricheldorf siguen más que vigentes.
La dirección es de Silvia Ortega Vettoretti, desde su perspectiva la obra pertenece al teatro naturalista (en teatro el Naturalismo corresponde a un tipo de puesta en escena que reproduce con precisión la naturaleza humana), es decir, la forma de interpretar lo más entendible posible en sólo espacio –en este caso una estancia-, los conflictos de los personajes con mucha relevancia en situaciones simples. El tono es la comedia, bien logrado, sin duda.
Las actuaciones son de Renta Wimer (Irina), Daniela Zavala / Paula Watson (Olga), Mahalat Sánchez (Masha), José Carriedo (Andréi), Sheila Flores (Janine) y Salvador Hurtado (Georg). Detrás de su fatua apariencia, los personajes esconden una compleja sicología; de buena forma cada uno es descifrado e interpretado. En la definición hay equilibrio, balance. El texto construye la complejidad de los personajes, los actores la concretan.
Villa Dolorosa. Tres cumpleaños frustrados es un texto que expone las carencias y las negaciones de los protagonistas; sin embargo esta versión respeta los atributos y las particularidades de los originales que Chéjov creó. El hastío, el desaliento y un futuro incierto es lo que sienten los personajes en Las tres hermanas, en Villa Dolorosa sigue sucediendo. Y esto tiene resonancias con el presente; hoy la gente que habitamos este planeta, en algún momento en nuestra vida, sentimos y transitamos momentos así, de hartazgo, desánimo e impotencia.
La escenografía, iluminación y vestuario son diseños de Carolina Jiménez; el diseño sonoro es de Pablo Mondragón. En la producción se conjuntaron Perra Justa, Caja Negra, Alquimia Arte y Cultura y Teatro del Mundo. Las funciones son en la Sala B de La Teatrería, los días martes y miércoles a las 20:00 horas, hasta el 20 de junio.
Para más información sobre esta obra aquí
