Por Ro Tierno/ Escrita y dirigida por Mariana Gándara, será presentada por la compañía Macramé a partir del 16 de julio en el Teatro El Galeón.

Lo primero que recordé cuando comenzó a rodar Nada siempre, todo nunca, es una novela que leí en la adolescencia, Momo, de Michael Ende, que quizá fue la primera toma de consciencia acerca del concepto del tiempo, cómo se va de nuestras manos, y cómo el sistema nos encapsula en esa burbuja. En aquel libro, Momo, junto a la tortuga Casiopea, intentará devolver a la humanidad el tiempo que los Hombres Grises le han robado a los humanos. En este montaje, algo parecido intenta mostrarnos Mariana Gándara junto al colectivo Macramé.

“Habitamos una sociedad donde el tiempo dejó de pertenecernos, todos sentimos que estamos corriendo de un lado a otro, que se nos va la vida, que no nos alcanza. La idea es reflexionar eso desde la colectividad que permite el teatro. En ese sentido es una obra que trabaja mucho con el convivio, con esa seguridad que tiene el hecho escénico de que estamos todos aquí y ahora”, expresó la autora de la obra.

La obra pretende involucrar al público en la secuencia, logrando que se olviden del paso del tiempo. Como el proyecto ya tiene dos años, han tenido la oportunidad de ver qué genera en el espectador, y en este sentido las experiencias han sido múltiples. Una de las herramientas para que esto se dé, es una libreta que el elenco entrega antes de comenzar la función, con varios ejercicios, y que comienza así: ” Imaginé que sería más divertido estar en el fin del mundo”.

“Este proyecto empezó en el 2016, en ese momento queríamos indagar sobre la precariedad, el cansancio y el desgaste. Trabajamos juntas con Regina Flores Ribot y encontramos un hilo conductor, un eje temático: el tiempo. A partir de eso fuimos hilvanando una serie de reflexiones, imágenes, acciones que reconstruyeran las escenas y a la par íbamos abriendo eso al público”, expresó Gándara sobre los inicios de la pieza.

Por otro lado, vale la pena rescatar que el colectivo Macramé está integrado por mujeres, no por una perspectiva de género, sino porque así se fue dando. Sin embargo, esto dio una forma de organización y de pensar las temáticas ya sí desde una postura femenina. “Eso le dio otra textura a lo que estaba pasando, otra forma de organización, de ponernos de acuerdo entre nosotras, hay algo del poder de lo femenino, eso permea la obra, tanto en las imágenes, como en la manera que se relaciona con el público, esa posibilidad de enponderarse desde un lugar generoso”, expresó.

El colectivo está integrado por Ana Valeria Becerril, Alma Gutiérrez, Aura Arreola, Regina Flores Ribot, Mariana Villegas, Abril Pinedo y Miriam Romero. “Cuando iniciamos el proceso de la obra no teníamos súper claro que íbamos a hablar del tiempo, todas nos sentíamos muy cansadas, sentíamos que todo el tiempo estábamos trabajando. Reflexionar a partir de eso, del desgaste, de una sociedad que solo te mide por tu productividad”, comentó la actriz Aura Arreola.

“Esto culmina siendo una fiesta, y eso es algo a lo que también llegamos, pensar ¿dónde está la posibilidad de la ternura en la protesta? Pensamos que la celebración es una forma de reclamar el cuerpo, de estar gozosos, juntos, y que eso también es una forma de protesta”, concluyó Mariana.

Nada siempre, todo nunca estará a partir del 16 de julio, lunes y martes en el Teatro El Galeón. Para más información aquí. 

 

 

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