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UNA CABRA: Donde el sinsentido toma relevancia



Fotos: Roberto Sosa

Por Roberto Sosa/Rumiante, absorta y reflexiva. Trepada en una “loma”, piensa que puede tapar al sol con una pata; pero no sabe contar los huesos de la otra pata. ¿He sido una cabra, dos, tres…? Su sombra y el viento la escuchan, ellos no tienen cara, pero sabe que están allí. Los números, es uno de los temas que debaten. ¿Quieres contar los huesos de tu pata…? Calentarse bajo el sol se siente rico…pero ¿el sol es una causa o consecuencia…? , ¿El viento apareció o se inventó…?

Con más preguntas que respuestas una cabra, su sombra y el viento, bajo el sol cavilan sobre el origen de las cosas y el de ellos mismos; los números, las causas y las consecuencias. En la ficción teatral, del montículo suben y bajan, lo mueven de un lado a otro, hacia arriba o hacia abajo. La cabra y la sombra son masculinos, el viento femenino. En la dualidad de géneros confluyen las ideologías.

De Luis Eduardo Yee, Una cabra es un texto en cual se divierte con temas en apariencia vacuos, sin embargo detrás de esta aparente sosería subyace la reflexión. Con tres entes simboliza lo material y lo intangible; el viento y el sol como elementos de la naturaleza y un cuadrúpedo que cuestiona desde su pobre entendimiento. El color es la comedia y el absurdo.

La dirección de escena es de David Jiménez Sánchez, su reto fue lograr que lo intangible tomara forma y presencia. Representar una obra donde tiene voz el viento, una cabra y su sombra, sin caer en lo irracional, tiene su mérito. Bajo su mirada la puesta en escena tiene ritmo y movimiento, nivela el trabajo actoral y aprovecha al máximo el dispositivo escénico logrando un espectáculo visualmente atractivo.

Las actuaciones son de Hamlet Ramírez, Florencia Ríos y Luis Eduardo Yee, sobre el escenario están tres profesionales de la actuación, congenian talento y experiencia. No destaca uno más que otro, se percibe afinidad y empatía sobre las tablas. Florencia posee una hermosa voz que modula y proyecta; su presencia contrarresta el género. Hamlet y Luis Eduardo demuestran una vez más su capacidad histriónica.

Una cabra es una obra divertida donde el sinsentido toma relevancia. Un dispositivo hidráulico soporta una escalera y a quienes la trepan, con ideas y pensamientos. El espectáculo está nivelado: dramaturgia, actuaciones y producción convergen de forma apropiada sobre un espacio semivacío. Desde la irrealidad, al espectador le toca armar lo que ve y escucha; reír o no, y deducir a su libre albedrío si le gustó.

El diseño de escenografía e iluminación son de Tenzing Ortega; vestuario, Fernanda García; diseño sonoro, Xicotencatl Reyes. Las funciones son en el Teatro Sergio Magaña de jueves a domingo, consulta precios y horarios, aquí.

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