Por Mariana Mijares, Fotos Cortesía Pop Comunicación/Jesús Morales/ Muy probablemente hayas participado, voluntaria o involuntariamente, en una reunión de vecinos; esas juntas que se prolongan horas y en las que suele discutirse cómo separar la basura, el ruido que hacen los demás, o cuándo hay que cambiar los tinacos.

Teniendo como premisa lo que ocurre en una junta de vecinos, un grupo de actores presentó hace cuatro años una propuesta en Microteatro, que ahora ha evolucionado en Edificio San Miguel, divertido montaje en el que, incluso, ¡podría tocarte ser un vecino más!

Platicamos con Montserrat Marañón, Mario Alberto Monroy y Alfonso Borbolla sobre este hilarante proyecto que se presenta los lunes y martes en la Sala Novo.

Seguramente han tenido que participar en alguna junta vecinal, ¿recuerdan la anécdota?

Alfonso Borbolla: Me ha tocado no sólo ir a juntas, sino ser de los de los comités que organizan, revisan cuentas y hacen todo, lo tengo muy cercano. No era tan desastroso como en esta obra, pero sí más frustrante porque era en serio.

Es curiosa la relación con los vecinos; vives con ellos, no son ni tus amigos ni tu familia, no sabes lo que hacen en la vida pero compartes el día a día.

Montserrat Marañón: Sí, es un tema por el que todos hemos pasado y que de alguna manera a mí me recuerda mucho a las elecciones. Siento que en cada edificio, en cada comunidad, se reproduce esa dinámica de las elecciones: el querer imponer intereses, y de jalar para nuestro molino para que las cosas se resuelvan a nuestro favor.
Mario Alberto Monroy: Tristemente nunca he ido a una porque soy algo apático. Además con esta chamba los tiempos nunca coinciden; yo siempre estoy ocupado, y es un poco una desgracia porque no puedo ser socialmente más activo.

De alguna manera una junta vecinal es un microcosmos de la sociedad, un espacio en donde se contraponen las posturas…

Montserrat: Exactamente, las posturas se reflejan y se repiten porque son casi los mismos temas: las mascotas, la basura, las áreas comunes. Ahora sí que todo el tiempo lidiamos con y recordamos que ‘el respeto al derecho ajeno es la paz’. Dependiendo cómo hayamos sido educados, vamos a poder convivir, o no, y aquí ese es el punto.

Mario: Yo me voy mucho hacia el individuo. Este texto cobró otra dimensión cuando pasaron las elecciones; hasta parecería que estamos en contra del cambio. Como individuos siempre tendemos a anular al otro, a pensar que nuestras necesidades son más importantes que las de los demás; a nivel pareja, familiar y en sociedad ni se diga. Por eso la gente habla en el cine, porque no está consciente de que hay que considerar a otros; muy en el fondo todos nos creemos el centro del universo.

Alfonso: Claro, la obra pretende ser un microcosmos de la sociedad; y los vecinos experimentan los mismos problemas que tiene la sociedad cuando alguien ve sólo por sus problemas y no por los del piso de arriba, o el de abajo. Todos quieren solucionar solo sus problemas y el administrador tiene que mediar, pero no tiene la capacidad, como ocurre con algunos gobernantes…

¿Qué los motivó a sumarse al proyecto?

Montserrat: Yo vi la obra en Microteatro y me acuerdo que casi me muero de risa. Me pareció una obra muy fresca y que la dirección de Angélica, a pesar de ser un proyecto hilarante, tenía mucho realismo, una costura muy fina para hilar a todos los personajes. Cuando me dijeron que se había extendido el texto yo quería participar además por este equipo; ha sido como mi regalo del año estar aquí. Además, construir al lado de Angélica es muy interesante, te da piezas claves de un rompecabezas que te ayudan a armar a tu personaje.

Mario: Yo estuve en el proyecto de Microteatro y nunca solté la cadenita. Lo que más me llamó en un inicio fue poder jugar con Poncho, Gaby y Carmen y ahora que se sumaron con Alex y Montserrat. Además de volver a trabajar con Angélica, que ya soy como su actor cliché.

Alfonso: Estuve en la obra de Microteatro, pero como duraba 15 minutos y esta más de una hora, hay mucha información nueva que enriquece a los personajes. Ahora hay más con lo que podemos jugar. Además, la suma de Montse y Alejandro, dos super actores de comedia, le suma mucho y nos pone como principal reto en cada función ¡no reírnos!

¿Por qué les gustaría que el público vaya a ver Edificio San Miguel?

Alfonso: Porque se van a reír muchísimo, pero además porque es una comedia que busca hacer reflexionar, ponernos en nuestro lugar y tomar en cuenta a los demás.

Montserrat: Se la van a pasar muy bien porque es un texto muy divertido. En México hay una vastísima cartelera teatral, pero esta obra aporta algo diferente; es un espectáculo que te incluye, pero no de manera intimidante sino gentil y cordial y que te la hace pasar muy bien. Además es como venirnos a reír de cómo nos comportamos en las pasadas elecciones; la mayoría nos portamos mal, fuimos intolerantes, invasivos, categóricos. Para fluir como sociedad, y como comunidad, es importante vernos en el otro.

Mario: Porque es una obra que te permite estar dentro, y eso es un fenómeno interesante. En segunda instancia por el equipo que hay, y en tercera porque te cae el veinte de qué tanto estás anulando al otro, qué tanto puedes priorizarte sin meterle el pie al de al lado…

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