Fotos: Cortesía INBA
Por Luis Santillán/Sabina Berman plantea que escribe Testosterona para hacer una revisión de Casa de muñecas de Ibsen, y muestra los elementos que colocan a su personaje femenino en una reinterpretación de Nora, centrando todo en la dinámica de poder.
La pertinencia de su propuesta es alta, en estos tiempos donde se cuestiona la carencia de equidad, las situaciones con las que la autora construye el drama permiten reflexionar sobre comportamientos y conductas.
Es innegable la calidad de la pluma de Berman, usa los componentes de su estructura para crear un universo donde la confrontación no solo es entre personajes sino que ellos mismos se convierten en sus opositores. El universo donde desarrolla las situaciones son una parte de la macro escala, la solvencia de la estructura coloca la anécdota y le da material a los actores para crear personajes complejos.
Ana Francis Mor tiene la habilidad para que, en el universo que propone, diversos temas converjan sin caer en lo panfletario o superficial. Trabaja la escena con un ritmo donde lo cotidiano sucede y la capacidad de ver en sus imágenes el contexto que existe fuera le da una profundidad particular al planteamiento que hace como directora.
Cecilia Suárez es una actriz forjada en las tablas, si bien algunos ponen en duda su capacidad, basta la escena para poder ver que las herramientas que posee le dan la valía como una buena actriz. Enrique Arreola está a la altura de las circunstancias, trabaja de manera pulcra, convierte a su personaje en un ser complejo donde sus decisiones tienen una gran repercusión.
Testosterona de Sabina Berman bajo la dirección de Ana Francis Mor reúne las características de un tipo de teatro que podría estar en circuitos más comerciales, pero de ninguna manera merma la calidad y profundidad de los planteamientos con los que trabaja. Esta propuesta es una opción para reflexionar sobre temas tan complejos como la equidad, el abuso del poder y lo que se puede hacer para obtenerlo.
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